Versos en la red
La revolución de los poetas ‘millennials’
En los últimos años, el ecosistema literario español se ha visto alterado profundamente por una erupción poética que ha expulsado desde las entrañas de internet un magma de nuevos creadores. Además de modificar el panorama editorial, la explosión ocasionada por los poetas nativos digitales también ha colapsado con su lava creativa las listas de los libros más vendidos.
Esta espectacular irrupción revolucionaria tiene nombres tan populares como Defreds, Rayden, Marwan, Diego Ojeda, César Brandon, Miguel Gane, Srtabebi, Loreto Sesma, Irene X o Elvira Sastre. Instagram, YouTube y Twitter almacenan miles de sus textos, actuaciones, recitales, lecturas, citas, agradecimientos, caritas sonrientes, pulgares hacia arriba… y, sobre todo, un desaforado catálogo de formas de extimidad (exhibición de la intimidad). Analizamos el alcance de este fenómeno con la ayuda de Defreds, Rayden y de varios críticos literarios.
Defreds es el indiscutible número uno en ventas. Su última publicación, Recordar contraseña, ha superado en número de ejemplares a nombres mayores de la poesía internacional como Alejandra Pizarnik, Anne Carson o Raymond Carver. Su verdadero nombre es José A. Gómez Iglesias, y al igual que otros de sus compañeros de éxito no se considera parte de ninguna generación. “Desde luego que no. Yo no escribo poesía. Escribo, disfruto y alguna gente disfruta con lo que hago. Con eso es suficiente para mí. Ni tengo nivel ni quiero pertenecer a ninguna generación”. Comparte su opinión Rayden (David Martínez Álvarez), músico y autor de bestsellers poéticos como El mundo es un gato jugando con Australia. “Yo estaré en mi vida siempre de parte de Marwan y Elvira Sastre, aunque sea al otro lado del disparadero, pero no me siento parte de una generación. Me resulta soberbio y pomposo”.
A pesar del enorme éxito en redes sociales y en la venta de libros, estos poetas que arrasan entre el público adolescente se muestran humildes y, en cierto modo, indignos de la atención que han suscitado dentro del mundo literario. Defreds confiesa que nunca pensó “que ocurriría algo así” y que todo ha sucedido “poco a poco y sin pretensiones”. A Rayden el éxito le parece algo secundario: “Me quedo con que detrás de cada número hay una persona que ha llegado a mi trabajo. Lo que a veces parece un hito, para mí no pasa de anécdota. Éxito fue para mí conseguir escribir un primer libro y que a día de hoy me siga gustando”.
Un género en el punto de mira
El trabajo de estos creadores no ha estado exento de críticas, aunque hasta sus mayores detractores reconocen que ha propiciado que los jóvenes se vuelquen masivamente en la lectura de libros de poesía. Rayden cree que la principal virtud de su carrera es no hacer demasiado caso a lo que otros escriben sobre él. “Hagas lo que hagas, incluso sin leer tu obra, la van a criticar por lo que les han dicho de ti, porque te ven firmando en la feria del libro, por ejemplo”. A Defreds, que ha vendido más de 500.000 ejemplares de sus poemarios y que en noviembre publicará Incondicional (Espasa) —probablemente otro número uno instantáneo—, le dan igual las críticas: “Me limito a pasarlo bien y a no meterme en lo que hace nadie. Hay mucha variedad en las librerías y ningún libro le quita espacio a otro”.
Al preguntarles cuáles son sus referentes literarios o las lecturas que más les han marcado, Rayden menciona a poetas como Rosalía de Castro, Benjamín Prado, Luis García Montero y Gloria Fuertes. Por su parte, Defreds asegura ser más de “ir a librerías a curiosear libros y llevarlos a casa sin importar el autor”.
A la hora de enfrentarnos a la posible valoración de la anomalía editorial que ha significado la entrada de este numeroso grupo de jóvenes creadores en el panorama cultural, también recabamos la opinión de varios expertos. El escritor José Luis García Martín, director de la revista Clarín y profesor de la Universidad de Oviedo, es probablemente el mejor conocedor de la poesía española de los últimos cien años y también una de las voces más independientes y temidas dentro de la crítica literaria española. Contrariamente a lo que podría esperarse, el autor de Treinta años de poesía española rompe una lanza en favor de estos bardos urbanos. “A los poetas hay que juzgarlos por su obra y no por si publican de esta o de aquella manera, o por si venden mucho o poco. Y para juzgarlos hay que leerlos sin prejuicios, cosa que poca gente hace entre los que critican a estos nuevos poetas, por lo general, poetas de escasa repercusión y críticos anclados en sus prejuicios”.
También en el lado de las opiniones más tolerantes con el fenómeno se sitúa Nuria Azancot, redactora jefe de la revista El Cultural, de El Mundo, quien valora el hecho de que estos escritores hayan servido de catalizadores para generar nuevos lectores. “Debemos acercarnos a estos poetas con respeto y sin prejuicios, porque autores como Marwan, Elvira Sastre, Loreto Sesma o Miguel Gane están llevando la poesía a miles de jóvenes que se habían alejado de la lectura, seducidos por las redes y el mundo audiovisual, y que se reconocen en muchos de sus versos”.
Sergio C. Fanjul, periodista cultural de El País, astrofísico y poeta, es una voz relevante dentro de la literatura surgida en las entrañas del universo digital. Su libro Pertinaz freelance (Visor), ha marcado un punto de inflexión en la poesía contemporánea al abordar con originalidad la incertidumbre de la vida del trabajador autónomo y la adicción a las redes sociales. Aunque por rango de edad estaría conectado generacionalmente con los nuevos poetas que se han dado a conocer gracias a Internet, Fanjul se desmarca de ellos “por la superficialidad y el sentimentalismo” que según él afloran en estos textos, aunque reconoce que los llamados parapoetas (en expresión de Luis Alberto de Cuenca) “tienen una gran capacidad de atracción de nuevos públicos, lo que ha dado un empujón general al interés por la poesía, y ha conseguido que se multipliquen los eventos, los medios y las ventas, no solo de los propios parapoetas, sino de la poesía en general”.
El fenómeno, sin embargo, no es nuevo. “Creo que esto debería ayudarnos a recordar que hay poetas muy buenos que llevan mucho tiempo explotando las tecnologías y plataformas digitales de la e-poetry como, por ejemplo, Miriam Reyes, María Mencía o Eugenio Tiselli”, dice Domingo Sánchez-Mesa, catedrático en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Granada. La polémica está sobre la mesa. O, mejor dicho, en la pantalla.