Avelino Sala

Arte con discurso

11 Octubre 2022 Por Teresa Morales
El artista asturiano Avelino Sala cree que el arte debe trascender lo puramente estético
El artista asturiano Avelino Sala cree que el arte debe trascender lo puramente estético. © Cortesía de Avelino Sala

El entorno social le sirve como inspiración y, a partir de ahí, concreta artísticamente sus propias reflexiones. Su versatilidad le permite, además, dar a su obra aspectos radicalmente distintos entre exposiciones. El talento del artista conceptual Avelino Sala vuelve a manifestarse en Estampa 2022, que acoge algunas de sus piezas, y en la Bienal de Arte de Lanzarote, donde presenta su ‘Museo Arqueológico de la Revuelta’.

Avelino Sala (Gijón, 1972) asegura que su Asturias natal ha forjado el 100% de su personalidad. Puede que la montaña le haya concedido un saber estar firme y afable, aunque crítico hacia lo que socialmente no funciona; y que el mar le haya regalado, desde pequeño, esa sensación de libertad que hoy proyecta en su obra artística. Una libertad que también experimenta en lo personal cuando practica una de sus grandes pasiones: el surf. “Es mi forma de reiniciar el disco duro mental. Un momento de felicidad máxima: se segregan más endorfinas y tengo la sensación de que todo va bien”, confiesa.

A Sala también le va fenomenal sobre tierra, en concreto, en las galerías y los festivales de arte. De hecho, ahora expone en la Bienal de Arte de Lanzarote (hasta el 2 de noviembre) o en Estampa 2022 (del 13 al 16 de octubre en Madrid), y antes de que acabe el año sus piezas con tintes reivindicativos se podrán ver en la Swab Barcelona Contemporary Art Fair, en Pinta MIAMI y en la Abu Dhabi Art Fair. Un último trimestre que se le presenta cargado de trabajo con uno de sus proyectos más anhelados: En busca del Milagro, una instalación inédita con la que ganó el Premio Museo Barjola 2022 de Gijón y que fue diseñada expresamente para la Capilla de la Trinidad del propio edificio.

Diferentes episodios sociales conforman el motor de tu obra. ¿Por qué ese interés por lo político?
No es tanto interés por la política en sí, sino por la actualidad social y el contexto histórico que permiten analizar nuestro entorno como seres con capacidades para lo mejor y para lo peor. Y, en ese sentido, el arte es una herramienta para la reflexión que tiene la capacidad de fomentar el pensamiento y de generar masa crítica, haciendo que podamos mirar las cosas desde otros puntos de vista. Porque hay otras narrativas, además de las oficiales, otras historias y otras maneras de entender nuestro pasado y nuestro presente.

¿El arte como resistencia al poder?
Al menos como una herramienta esencial para hacernos pensar. En tiempos tan globalizados, acelerados y desinformados, el arte es un espacio fundamental para conocer y conocernos desde una perspectiva diferente, quizás más calmada. Que eso pueda ser una palanca para resistir a los poderes fácticos es ya decisión de cada artista y de cada espectador.

“El arte es una herramienta para la reflexión que tiene la capacidad de fomentar el pensamiento y de generar masa crítica”

Las piedras de tu instalación escultórica Museo Arqueológico de la Revuelta que expones en la Bienal de Lanzarote también son símbolo de resistencia. ¿Qué nos cuentan?
Es una crónica del ahora —de las crisis de nuestro tiempo, del fracaso de los relatos oficiales— y un mapeo de resistencias. Un catalizador de momentos importantes que en forma de piedras pasan a formar parte del Museo. Si la arqueología estudia las civilizaciones a través de utensilios e instrumentos del pasado, en este caso se hace a través de esas piedras recogidas en revueltas actuales. Es una revisión arqueológica de la actualidad, algo paradójico.

De todas esas piedras, ¿cuál es la más significativa para ti?
Por ser el origen del proyecto, podría ser un sampietrini [adoquín] de Roma que recogí después de una manifestación en 2010, cuando vivía allí becado por la Real Academia de España. Aunque más que la piedra en sí, lo que importa es la idea que hay detrás, ese resumen de problemáticas sociales y políticas. Salen de momentos históricos muy diversos vinculados a movimientos de indignados, a crímenes raciales o a luchas sociales, también a protestas feministas, contra la desigualdad o contra el cambio climático. La particularidad de esta obra es que, lamentablemente, sigue creciendo ya que cada año se suman más piedras.

¿Por qué los términos “distopía”, “utopía” o “colapso” son tan importantes en tu discurso artístico?
Porque marcan nuestro tiempo, y creo que los artistas tenemos la responsabilidad de involucrarnos en el contexto temporal en el que vivimos y hablar de lo que nos rodea e inquieta. No me interesa para nada la búsqueda de la belleza en sí, o esa mirada más decimonónica del arte. Creo que el artista ha de hallar el equilibrio entre discurso y estética porque se puede hablar de lo más duro o de lo más abyecto utilizando herramientas poéticas y bellas. En ese equilibrio está la obra de arte.

¿Inevitablemente han de ir de la mano?
Sí. La armonía entre discurso y estética es el equilibrio puro; si se pierde, falla la obra. El arte es un ejercicio de funambulismo.

Tú dejas que los procesos artísticos fluyan sin obsesionarte ni por la técnica ni por los resultados de la obra. Pero, al menos, ¿hay un proceso mental previo?
Es verdad que el formato final no me importa tanto y que los procesos muchas veces difieren unos de otros según el lugar y el tipo de trabajo. Hay procesos más lentos, de mayor investigación, y otros más directos, de primer impacto. Mentalmente, sí, hay procesos muy rigurosos, aunque también intuitivos porque la creación es algo que tiene mucho que ver con la intuición.

“El artista ha de hallar el equilibrio entre discurso y estética porque se puede hablar de lo más abyecto utilizando herramientas poéticas”

En Distopía/Utopía, presentaste acuarelas; en Rebelión en Asturias, maquetas y fotografías impresas en plumas; en Tradición vs Historia, libros junto a pequeñas esculturas, en Naturalezas Muertas, tu material fue la propia naturaleza... ¿Qué te lleva a decantarte por una formalización concreta?
Las formalizaciones brotan de manera natural y, como decíamos, de la intuición. El cómo formalizar una idea surge en relación a muchos factores que condicionan cada proyecto, como el lugar que va a ocupar o si la gente participa o no, entre otros. Hay mil condicionantes que hacen que, por ejemplo, una obra se formalice en la proyección de una entrevista junto a una serie de documentos relacionados con la catástrofe del Prestige [conjunto que formaba parte de Naturalezas Muertas], o en imágenes cargadas de información visual y potencia estética, como en La pluma y el olvido.

Una de tus obsesiones es la interacción con los espectadores. ¿Por qué?
Porque una obra ha de comunicar; si no genera ese ejercicio de transmisión de ideas y reflexiones, es que no funciona. Se suele hablar del arte como algo críptico, poco comprensible para el publico. Si es así, el artista tiene la responsabilidad de intentar hacerlo más inteligible para que llegue de forma clara y comprensible. Si no hay reacción en el espectador, la obra no vale.

Obra de arte, objeto, manifestación, proyecto, denuncia, reflexión... ¿Con qué concepto te quedas para definir lo que haces?
Sin duda, con el primero. Todo lo que hacemos los artistas entra en la clasificación de obra de arte.

Aparte de editar la revista Sublime, realizada por artistas y que funciona como plataforma para el arte y para la crítica social, también ejerces como comisario de arte. ¿Comisariar la obra de otros te obliga a replantearte la tuya propia?
El comisariado es algo muy complejo y requiere de mucha investigación y estudio. Y sí, es un ejercicio muy saludable porque comisariando renuncias a tu trabajo para intentar darle importancia al de otro artista. Al final es un ejercicio de compartir y aprender del otro.

Toda tu obra es seria y comprometida, pero al tiempo está cargada de ironía. ¿Puede un artista como tú vivir sin humor?
No. El sentido del humor es algo importantísimo en la vida. Poder reírse de uno mismo y no tomarse demasiado en serio es algo muy saludable.