Lucas Vidal

Mucho más que bandas sonoras

14 Octubre 2021 Por Rafa Cervera
El músico y compositor Lucas Vidal
Lucas Vidal es el compositor de las bandas sonoras de reconocidas películas y series © Universal Music

Ha firmado scores para películas tan dispares como 'La isla interior' o 'Fast & Furious 6', y para series tan conocidas como 'Bienvenidos a Edén', 'Los favoritos de Midas', 'Paraíso' o 'Élite', por citar solo algunos de sus últimos trabajos. El madrileño Lucas Vidal, a quien inspiran desde Bach o Wagner hasta Queen o Paco de Lucía, es también autor del 'Himno de Iberoamérica'.

En el estudio de grabación, el compositor Lucas Vidal (Madrid, 1984) se codea con grandes nombres de todas las categorías musicales, de Raphael a Amaia Montero pasando por Pablo Alborán. Ha ganado un premio Emmy por su música para las retransmisiones televisivas de los Juegos Olímpicos de Río, dos Goya —por la banda sonora de la película Nadie quiere la noche, y por la canción Palmeras en la nieve, compuesta para la película homónima—. Recientemente recibía un Premio Iris de la Academia de Televisión Española en reconocimiento a su trabajo para el medio, se encuentra preparando las bandas sonoras para nuevas temporadas de Élite y Paraíso, y ha presentado en directo su primer disco como solista, Karma.

Cuentan que de pequeño bajabas el volumen a las películas para imaginar tu propia banda sonora...
Siempre me sentí atraído por la carga emocional que aporta la música a todo lo relacionado con lo audiovisual. Me gustaba inventarme melodías basándome en algún género musical como el barroco, el clásico. De alguna manera ya tenía muy claro que quería crear y componer. Tuve la suerte de asistir a un curso del Berklee College of Music en Boston a los 16 años y descubrí que este era mi camino. Luego estuve en la Juilliard School de Nueva York continuando mis estudios mientras empezaba a hacer música para películas independientes y cortos.

Es evidente que volar ha sido fundamental en tu vida desde niño.
Eso se debe al hecho de haber estudiado y trabajado fuera de España; por eso tengo grandes amigos entre los pilotos y azafatas de Iberia. Desde siempre mi vida ha estado vinculada a los aviones, mi madre era azafata y la he acompañado muchas veces en vuelos de trabajo.

¿Contaste desde el principio con el apoyo de tu familia para emprender tu camino artístico?
He tenido la suerte de tener unos padres muy abiertos de mente que me apoyaron desde el principio. Mi prima por parte de madre, Zenaida Yanowsky, fue primera bailarina del Royal Ballet de Londres y tuve ocasión de verla actuar en muchas ocasiones. Y si a eso le añadimos que mi abuelo, José Manuel Vidal, fundó la discográfica Hispavox, en la que grabaron artistas tan importantes como Raphael, se puede decir que estaba predestinado a dedicarme al arte.

Con solo 28 años te trasladas a Los Ángeles y te conviertes en el compositor de bandas sonoras más joven de la industria del cine. ¿Cómo recuerdas aquella experiencia?
Se respiraba mucha creatividad. Los Ángeles es un lugar fascinante donde se condensa mucho talento procedente de cualquier parte del mundo. Es un hub donde la gente tiene muy claro lo que quiere y va a por todas, porque quien se muda allí lo hace para estar en el corazón de la industria del cine. Viví aquella etapa con mucha responsabilidad y aprendí mucho.

“Ante todo, creo en el trabajo del día a día. Lo importante es hacer bien tu labor y mantener los pies en la tierra”

Poco después, en 2016, ganaste dos premios Goya. ¿Habías llegado a soñar con algo así?
Fue algo completamente inesperado. Me hizo muchísima ilusión, por supuesto, pero es fundamental que triunfos como estos no se te suban a la cabeza. Ante todo, creo en el trabajo del día a día. Lo importante es hacer bien tu labor y mantener los pies en la tierra.

¿Cuáles son tus influencias?
Aunque mi background es más clásico, tengo un popurrí de artistas cuyo talento me llega mucho. Me gusta un poco de todo. Bach, Wagner, Rachmaninoff y Falla son compositores que me han inspirado mucho. Pero a la vez, también disfruto con la música electrónica, o con Michael Jackson, Queen o Paco de Lucía, cuyo hijo, Francisco [Sánchez Varela, director del documental sobre su padre, La búsqueda, galardonado con un Goya en 2014] es uno de mis mejores amigos. Quién nos iba a decir a nosotros cuando jugábamos juntos de pequeños que acabaríamos dedicándonos a esto.

Como dices, tu background es clásico, pero eso no te impide abrirte a otras posibilidades.
Yo creo que hay que evitar los prejuicios, la música actual es la que es y conmueve a mucha gente. La música es una evolución y hay que entenderla más allá de los gustos musicales de cada uno. Admiro mucho a artistas que pueden hacer trap o hip hop igual que admiro a nombres de la clásica. Esa fue una de las razones por las que quise meterme en el proyecto de Karma y dejar aparcado el cine durante dos años. Quería desarrollar un sonido diferente y unir de una manera orgánica dos músicas muy distintas pero que tienen mucho en común.

“Lo que más disfruto en mi trabajo es continuar mirando hacia delante, aprendiendo de otros artistas con los que he colaborado, seguir investigando continuamente”

¿Da vértigo parar, decir que no a encargos importantes para desarrollar tu propio disco?
Es complicado tomar esa decisión, pero me llamaba hacer un disco como Karma. No quiero quedarme en mi zona de confort, necesito arriesgarme y tratar de crear de una manera diferente. Fue un parón que me sirvió de mucho, creo que el riesgo es importante para un artista. Llevo ya unos meses con los conciertos de Karma, y seguiré dándolos a lo largo del año que viene.

¿Necesitas enfrentarte a nuevos retos?
Estar abierto a nuevas maneras de componer, a nuevos estilos, es fundamental. Lo que más disfruto en mi trabajo es continuar mirando hacia delante, aprendiendo de otros artistas con los que he colaborado, con Antonio Orozco o Pablo Alborán, y no quedarme conforme con mi sonido, seguir investigando continuamente. Esa necesidad es una de las razones por las que hice Karma, mi primer álbum, en el que uno la música orquestal con la electrónica.

Uno de tus trabajos más recientes e importantes ha sido el Himno de Iberoamérica para los Premios PLATINO, que celebran la cohesión y cooperación entre los países iberoamericanos.
Miguel Ángel Benzal, director general de los Premios PLATINO, me llamó para proponerme que plasmara esta propuesta de la SEGIB [Secretaría General de Iberoamérica], que fueron quienes tuvieron la idea de crear un himno para reforzar estos lazos. Me enorgulleció mucho colaborar en la celebración de esta hermandad iberoamericana, porque nos unen muchas más cosas de las que parecen. Queríamos hacer algo memorable, un himno orquestal cuya melodía luego pueda ser interpretada en los diferentes países, adaptándolo a sus tradiciones o a su folclore.

Últimamente has participado en algunas acciones solidarias. ¿Necesitamos la empatía cada vez más?
La solidaridad es muy necesaria y tampoco hace falta mirar muy lejos para proyectarla. Puedes empezar a practicarla en tu propio barrio, en tu propia ciudad. Durante la pandemia tuve ocasión de colaborar con una acción solidaria promovida por unos restaurantes de Madrid que repartieron comida entre gente necesitada. Poder aportar ese pequeño grano de arena hace que tengas presente a los más necesitados que, por desgracia, cada vez son más. Algo así te hace entender que tenemos que arrimar el hombro y no quedar mirándonos el ombligo.

¿Eres optimista? ¿Cómo hemos salido de esta situación de crisis, mejores o peores?
Yo espero que hayamos salido mejores. Ha habido una respuesta mundial sobre la pandemia, nos hemos tenido que unir para luchar con el virus. Creo que prevalece ese mensaje de unidad que demuestra que el ser humano también tiene esa parte hermosa que le lleva a hacer el bien por los demás.