La Bien Querida
Embrujos de amor y música
La Bien Querida regresa a la actualidad musical con ‘Brujería’, un álbum que funciona como un conjuro mágico en más de un sentido. Consolidada como una de las figuras más importantes de la escena alternativa española –ojo, porque hasta se hace un cameo en la 3ª temporada de ‘Paquita Salas’–, la cantante celebra con este disco su primera década en activo.
Han pasado diez años desde que La Bien Querida debutó con un trabajo que automáticamente le valió un puesto de honor en la música alternativa española. Romancero fue el inicio de una carrera única y singular que ya cuenta con seis álbumes. “Cuando lo pienso no me lo creo”, dice Ana Fernández-Villaverde (Bilbao, 1972), la mujer que da vida al personaje artístico de La Bien Querida. Hoy tiene que hablar de Brujería (Elefant Records), su obra más reciente. Un disco en el que las melodías llegan envueltas en una evocadora bruma sonora. “Mi padre tenía la casa llena de libros y revistas de ocultismo”, comenta Ana acerca de las raíces de su relación con lo esotérico. “Iba gente a su casa a hacer imposición de manos y telequinesis. Tenía una amiga médium y hacían sesiones de ouija. Yo le acompañaba pero no entraba en la sesión. A los niños nos dejaban en otra sala. Yo viví todo aquello con total normalidad”, recuerda.
Entonces, ¿podríamos decir que este es un disco sobre la brujería entendida como metáfora del amor?
Exacto. Y además ha salido cargado de romanticismo. Desde el misterio y la magia presentes en el diseño sonoro que ha hecho Carlos René [bajista de Axolotes Mexicanos y productor] para el álbum, que al escucharlo te sientas como hechizado, como si cayeras en una especie de embrujo. Me encajaba perfectamente usar la brujería y lo esotérico como concepto. En realidad todos mis discos son de amor, no hay ninguno que no hable de él. Creo que salvo dos canciones, el resto hablan todas de amor. Es mi tema. Supongo que es algo por lo que tengo que estar batallando. También me parece importantísimo, cualquier tipo de amor lo es, no solo el pasional. Todo el mundo está enamorado de algo, de una persona, del trabajo, del dinero… Las personas necesitamos sentir entrega, empatía hacia algo concreto. El amor tiene muchos rincones, tiene momentos buenos, malos, de todo, como la vida.
¿Cuál sería el ejemplo de hechizo moderno?
Estamos hechizados por las nuevas tecnologías. Eso nos está perdiendo, especialmente el móvil, eso es lo peor, es magia negra. Todo lo que nos trae es malo, pero seguimos enganchados a él. Como el amor, que a veces te enamoras de alguien que en vez de aportarte te resta, pero tú sigues ahí.
¿Hay que reivindicar lo que realmente fueron y significaron las brujas en su momento?
Sí, porque la bruja encarna a la mujer liberada de todas las dominaciones y limitaciones. A cualquier mujer que tuviera un comportamiento incómodo se la tachaba de bruja y era perseguida. Es el momento de reivindicarlas, de reivindicar a la mujer que pensaba y que se negaba a ser un florero. A las mujeres que mataron por ser brujas se las mataba realmente por ser mujeres.
“Es el momento de reivindicar a las brujas, a la mujer que pensaba y que se negaba a ser un florero”
¿Si tuvieras que elegir a un grupo o artista por encima del resto, quién sería?
Supongo que The Cure. También me gustan mucho New Order, Depeche Mode, Lana del Rey, Cigarretes After Sex, Franco Battiato, Rosalía, C. Tangana… No tengo prejuicios con la música. Y si tengo alguno, no lo voy a decir [ríe]. Pero no, en líneas generales no tengo. Cuando estoy componiendo es cuando más música escucho porque es lo que más me inspira.
¿Hay un antes y un después de salir en un capítulo de Paquita Salas? ¿Se ha ampliado de alguna manera tu público?
Yo creo que sí porque me han aumentado las escuchas en Spotify, y concretamente las de las dos canciones que usaron, “Dinamita” y “Los jardines de marzo”, que no eran las más escuchadas de Fuego, el álbum anterior. Para mí eran las mejores del disco, y los Javis también lo vieron así y por eso las eligieron para la serie. Les estoy muy agradecida porque normalmente cuando te piden una canción es para que se escuche un poco o se oiga de fondo en una escena. Pero en este caso ambas suenan enteras, es casi como un videoclip, y además salgo yo.
¿Hay algún hechizo que hayas puesto en marcha y que te haya dado resultado?
Si tú crees en ellos, los hechizos funcionan. Por eso siempre hay que hacerlos de magia blanca, si ejerces la magia negra has de pagar las consecuencias. Brujería también habla de eso. Cualquier manifestación artística es como un microhechizo que se lanza al universo. Una canción es un hechizo. He escrito canciones basadas en fantasías y que luego se han cumplido. Escribir es un acto mágico de transformación. Por eso en alguna ocasión nos dicen que hay que tener cuidado con lo que deseamos. Lo que pasa es que muchas veces no tenemos claro lo que queremos y mandamos mensajes confusos. Si tú lo tienes claro ya está en marcha el hechizo.
Entonces, ¿las canciones funcionan también como embrujos para quien las escucha?
Yo puedo escribir una canción y, aunque mis letras son clarísimas, quizá tú la interpretes de otra forma. La haces tuya, aunque yo la haya escrito pensando en otra cosa. Por eso tampoco me gusta explicar por qué he escrito una canción. Una vez las hago, ya no son mías, y prefiero que cada uno las lleve a su mundo y a su vida y se conviertan en hechizos para el oyente. Si las explico les quito el misterio y la magia.
“He escrito canciones basadas en fantasías y que luego se han cumplido. Escribir es un acto mágico de transformación”
En Brujería vuelves a cantar con Jota, de Los Planetas, ¿Cómo ha sido de importante él en tu carrera?
Cuando empecé a componer sin ninguna pretensión, me dijo que lo hacía muy bien y que valía para esto. Ojo, que se lo dice a todo el mundo, esto ahora lo digo con perspectiva, pero cuando me lo comentó, me lo creí y dije, “Esto es que yo valgo”. Y ese convencimiento me llevó a registrar una maqueta. Ese empujón me ayudó mucho. Antonio Luque [de Sr. Chinarro] también fue de gran ayuda porque Jota no estaba seguro de que yo pudiera cantar, pero Antonio dijo, “Pero ¿cómo que no puede cantar sus canciones?”. Así que él me dio ese segundo empujón y me atreví también a cantar. Pero cuando empecé, quería que la gente me valorara a mí, no quería que pensaran que era la amiguita de nadie, por eso en los primeros discos no invité a Jota a que cantara conmigo.
¿Para ti en qué consiste el talento, Ana?
El talento para mí es trabajo. Hay que trabajar para que brille. Puedes nacer con él, pero si no lo trabajas no sirve para nada. Todos valemos para algo y tenemos algún superpoder. Estoy convencida de ello.