Niños gratis
Libros honestos con ADN ‘queer’
Paz Olivares y Weldon Penderton son Niños Gratis; la nueva editorial madrileña que tras solo un año de vida ha conseguido ponerse en boca de todos. ¿Su mejor ardid? Publicar libros que entran por los ojos y que tocan el alma.
En menos de un año, las primeras referencias de Niños Gratis —Salvemos La Jarapa, del propio Penderton; y Vivan los hombres cabales, del periodista Guillermo Alonso— se han convertido en dos lecturas indispensables en las estanterías de la joven intelectualidad española y de voraces lectores de distinta calaña. Unen a estos jóvenes editores no solo su amor por las historias bien contadas; también el deseo por visibilizar desde sus libros la cuestión de la diversidad de género. Ellos se definen como queer, probablemente el término más inclusivo cuando se habla de minorías identitarias. Hablamos con ellos en mitad de la promoción de su última publicación, Calypso, del madrileño Rafael de Jaime Juliá. Una novela epistolar que tiene como marco la España del 1967 entre baños en el mar, telegramas, gin fizz y una música que nunca deja de sonar.
¿Cómo se fraguó Niños Gratis?
Estamos rodeados de gente con muchísimo talento y los dos necesitábamos hacer algo con la parte de nuestras vidas que no estaba aún atrapada en la tiranía de la logística y de lo alimenticio. Decidimos aglutinar ese talento y darle un cuerpo digno; invertir nuestro esfuerzo en una misión propia.
Fundar una editorial a la vieja usanza en la era del libro electrónico suena arriesgado. ¿Valorasteis otros formatos?
No. Desde el principio queríamos trabajar con papel. Como lectores nos interesan mucho los nuevos formatos, pero la idea original era fabricar objetos corpóreos, tal vez aprovechar que el libro construido con vocación de resistir y sobrevivir a múltiples lecturas y mudanzas se está convirtiendo en una extravagancia.
Vuestros libros tienen en común la etiqueta LGTBI. Contadnos.
Nos gusta mucho más la etiqueta “queer”. Lo LGBTI puede ser muy normativo e inofensivo, y nos gusta pensar que estamos mucho más interesados en la incomodidad y la disidencia. Siempre que se establecen unas reglas hay alguien que se queda fuera. Todo lo que pone esto en evidencia con su sola presencia es queer. No queremos sonar pretenciosos, no hemos venido a hacer del mundo un lugar mejor, pero Niños Gratis es la reacción de dos personas que a lo largo de los años no han conseguido adaptarse al laberinto profesional, por poner un ejemplo. Hemos sido queer en el colegio y en la oficina, pero también en los bares. Nos gustaría que en Niños Gratis no hubiese reglas.
¿Falta visibilidad explícita en cuestiones de identidad sexual y de género en el sector?
La identidad y el género son asuntos sobre los que se está reflexionando más que nunca en este momento. Aún así, podría ser que no se esté hablando lo suficiente. Está muy bien cuestionarlo todo desde los cimientos. En Calypso, nuestra última publicación, el protagonista dice que nunca ha sido una persona política, que siempre le han interesado más los problemas del individuo que los de los colectivos; pues bien, nos parece que cuando el pensamiento se dirige a algo tan íntimo como la identidad y la cuestiona se acaba convirtiendo en una cuestión política porque nos interpela a todos.
Aprovechando que mencionáis Calypso, de Rafael de Jaime Juliá. ¿Qué os interesó de este texto?
En primer lugar, su prosa deslumbrante y disfrutona. Lo pasamos realmente bien leyendo el manuscrito. Calypso es una casa preciosa a orillas del Mediterráneo; un lugar perfecto para pararse a descansar. Después nos encontramos con unos personajes que se encuentran fuera de lugar y en momentos de tránsito, tratando de averiguar una vez más quiénes son y qué es lo que quieren de la vida. Es imposible no interesarse por ellos.
¿Qué tiene que tener un texto para superar una primera criba de los editores de Niños Gratis?
Somos una empresa pequeñita. Económicamente pendemos de un hilo, así que necesitamos textos que atrapen desde el principio, que desencadenen el boca a boca y nos permitan pagar a la imprenta y al próximo autor. Pero también necesitamos creer en lo que hacemos, así que tienen que estar bien escritos, ser honestos y dejar huella. Queremos textos de los que te acuerdes de vez en cuando y prevalezcan como referencia.
El diseño de vuestros libros corre a cargo de los hermanos Paadín (Mejor Edición en los Premis Junceda d’l·lustració 2018). Con Instragram al acecho, no solo el contenido es clave, también el envoltorio es ahora crucial a la hora de posicionar un título, ¿no creéis?
Los hermanos Paadín son también Niños Gratis. No podemos imaginarnos sin ellos. Les han dado a nuestras historias un cuerpo singular, una identidad y carisma particular. Fuimos a buscarlos porque conocíamos el amor con el que trabajan, y nos regalaron unos libros que se comen la estantería y que se despliegan desde sus páginas como galaxias.
¿Se puede vivir de una editorial independiente en nuestro país?
Ojalá. Nos gustaría mucho averiguarlo, pero apenas tenemos un año de vida. Niños Gratis sobrevive. Pagamos a los autores, a las libreras, a los fabricantes, a los diseñadores, al Estado…, pero me temo que todos necesitamos otras fuentes de ingresos. De momento.
Como sabréis, muchas otras pequeñas editoriales vocacionales como la vuestra han caído en la última década en manos de grandes grupos. ¿Contempláis esto como una opción a largo plazo?
Lo vemos poco probable. Las grandes editoriales son necesarias. Sin embargo, confiamos ciegamente en la labor de las pequeñas. Para que la cultura disidente —esa que amplía horizontes, la que nos salva y da voz a los que no la tienen— pueda avanzar son necesarias las empresas independientes. Sin las pequeñas editoriales que deciden de manera particular y subjetiva publicar lo que les da la gana estamos perdidos.
¿Con qué autor es fácil poneros de acuerdo?
Con los que no nos gustan. Seguimos el consejo de Guillermo Alonso, uno de nuestros fichajes, que dice que hay que desconfiar de los autores que intentan hacerte creer que eres alguien especial. Estos autores son fáciles de identificar, porque trabajan con los sentimientos y la psicología de sus personajes de una manera torpe y coreográfica, como los niños que imitan a los adultos jugando a las casitas.
La verdad es que solemos estar bastante de acuerdo como lectores y no nos gusta encerrarnos en estilos, géneros o momentos. Buscamos la chispa de la emoción y la honestidad; voces verdaderas y poderosas.
“No nos gusta encerrarnos en estilos, géneros o momentos. Buscamos la chispa de la emoción y la honestidad; voces verdaderas y poderosas”
Hasta la fecha contáis con una única colección, Asterisco, donde habéis publicado tres novelas. ¿Hay ideas de aumentar la familia con otros géneros?
Sí. De hecho, la Colección Asterisco está abierta a otros géneros. Es una cuestión de extensión. Los ‘asteriscos’ deben ser libros breves que quepan en los misales desplegables que han diseñado los hermanos Paadín, ya sean narrativa, no ficción o experimentos. Libros que la gente lee inmediatamente cuando los compra, en lugar de ponerlos en la cola.
Lo que sí tenemos en mente es explorar otros formatos fuera de la colección. Libros más grandes que soporten otros pesos.
Además de la labor editorial, Niños Gratis es también un podcast sobre libros e incluso sobre literatura comparada con otras disciplinas como el cine. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?
Al principio pensamos en hacer libros. Entonces surgió la idea de hacer un podcast para ir captando la atención del público y aprovechar esa energía para cuando llegase el primer libro. Haciendo estas tertulias literarias disfrutamos como marranos en un charco, así que esperamos seguir haciéndolas toda la vida. El podcast también nos está sirviendo para conocer lectores, escritores y editores con los que solo teníamos contacto por las redes sociales. Es una herramienta estupenda para hacer comunidad.
¿A quienes, sobre todo, recomendáis leer vuestros libros?
A cualquiera que quiera disfrutar leyendo. Queremos que nos lea todo el mundo y procuramos que quien nos lea lo pase bien. Estaría muy bien que nos leyesen Jorge Javier Vázquez, Úrsula Corberó, Pedro Sánchez, Rafael Nadal o Letizia Ortiz, porque si se lo cuentan a su audiencia podrían hacernos llegar a gente a la que no podemos llegar nosotros solos.