Mónica Rouanet
La dama de la novela negra
Ver el mundo a través de los ojos de otros, incluso los de un asesino, nos permite revisarnos a nosotros mismos. Este es el viaje que nos propone la escritora Mónica Rouanet en su última obra: ‘Nada importante’. Una historia inquietante guiada por personajes casi reales y escenas de infarto narradas con una delicadeza máxima. Novela negra, sí, pero de otro nivel.
Temas socialmente candentes, alta tensión y personajes tan reales como la vida misma explican parte del éxito de Mónica Rouanet (Alicante, 1970), una de las grandes revelaciones de la literatura española de los últimos años. La autora se encuentra inmersa en la promoción de su última obra, Nada importante (Roca Editorial, 2022), una narración que nos obliga a replantearnos el rol que, a veces sin darnos cuenta, hombres y mujeres adoptamos en la sociedad. ¿Novela negra? ¿Thriller psicológico? En su opinión, lo interesante es que cada lector haga su propia interpretación. En algo coincidimos muchos: su lectura es compulsiva.
Érase una vez... ¿cómo empezó todo?
Escribir es una afición que tengo de toda la vida, según me contó mi madre, pero la de ficcionar vino después. A los 19 años sufrí un accidente de tráfico y, tras despertar del coma, no recordaba absolutamente nada —como Minerva, la protagonista de mi última novela—. Así que tuve que reconstruir por completo mi identidad y recrear todo lo que había sido mi vida hasta entonces. Lo hice a través de fotos, de películas de súper ocho, de conversaciones con amigos y familiares —personas a las que acababa de conocer—. Poco a poco empecé a recordar… Lo que nunca sabré es si esas memorias son las que me han prestado otros o son mis propios recuerdos recuperados.
¿Y cómo diste el salto a publicar una de tus ficciones?
En 2012 terminé de escribir mi primera novela, El camino de las luciérnagas. La envié a varias editoriales y ni me contestaron, así que me animé a autopublicarla en Amazon, que estaba arrancando aquí por entonces. “¿Crees que venderé 100?”, le pregunté a mi marido. De pronto, en una semana se puso entre los 100 libros más vendidos, en la siguiente entre los 20, luego entre los 10... así hasta alcanzar el número uno. Ahí empezaron a llamar las editoriales.
“La empatía no es solo ponerse en el lugar del otro, sino dentro de él y ver el mundo desde su perspectiva”
¿De dónde surgen tus historias?
Yo voy por la calle mirándolo todo: ¡me pego cada tortazo! Me invento la vida y las conversaciones de la gente según lo que me dicen sus gestos. Esas imágenes son como destellos, como disparos que desatan una historia. Por ejemplo, El camino de las luciérnagas surgió de una conversación con mi padre: “¡Ay, me hubiera gustado tanto que hubieras conocido a mi amigo Atanasio Cuervo”, me dijo. Enseguida empecé a imaginar cómo habría sido la infancia de una persona que se llamara así: “Atanasio, no cruces la calle”, “Atanasio, ¿qué notas son estas?”... Escribí un capítulo y meses después rescaté a ese personaje; en esa ocasión, un simple nombre dio pie al resto.
La protagonista de Nada importante guarda alguna relación con tu episodio de amnesia. Pero ¿por qué elegiste la violencia de género como trasfondo?
Durante la pandemia empezamos a ver en casa series antiguas, como Expediente X. En un capítulo, la agente Scully pide información sobre un sospechoso. El policía saca el expediente y le dice: “Cumplió condena en Iowa. Por agresión sexual y drogas. Nada importante”. Y pensé: ¿Ha dicho “agresión sexual” y “nada importante” en la misma frase? Y caí en la cuenta de que si yo misma hubiera visto la serie en el año 94, que es cuando se estrenó en España, igual hubiera pensado lo mismo. Lo triste es que aún hoy se le resta importancia a determinados episodios.
Violencia de género, pornografía infantil, enfermedades mentales... Tus libros abordan temas muy delicados, ¿cómo haces para describir determinadas escenas con tanta delicadeza?
Siempre he dicho que solo escribo lo que me gustaría leer, así que solo describo lo que es realmente necesario para que la historia transcurra y el lector la entienda. ¿Qué necesidad hay de recrearse en detalles escabrosos? Imagino que mis años de trabajo social [durante más de 20, Mónica se ha dedicado a personas en riesgo y dificultad social] me habrán ayudado a desarrollar esta sensibilidad. La empatía no es solo ponerse en el lugar del otro, sino dentro de él y ver el mundo desde su perspectiva.
Uno de tus puntos fuertes son tus personajes, que se convierten en personas totalmente reales.
Cuando estás inmerso en una novela es como si vivieras vidas paralelas: tus personajes te acompañan a todas partes; no es que te hablen, pero sí están constantemente en tu cabeza. Y para el lector son reales porque no les digo cómo son, no los describo… ¿A que no sabes de qué color tiene los ojos Minerva? Yo solo ofrezco información sobre su carga sistémica y algunos datos relevantes —esto es muy de Psicología, lo reconozco [además de ser licenciada en Pedagogía, Mónica ha cursado estudios de Psicología]—, y es el lector el que los hace suyos. Una vez escribo una novela ya no es mía, sino de cada lector o lectora que la ve desde su propia perspectiva.
“Cuando estás inmerso en una novela es como si vivieras vidas paralelas: tus personajes te acompañan a todas partes”
Decía Patricia Highsmith que, para involucrarse con sus libros, muchos escritores de novela negra tenían que sentir alguna clase de simpatía o identificación con los criminales. ¿A ti te sucede también?
Completamente. Con el recurso del narrador omnisciente que uso en Nada importante me obligo a ponerme en la cabeza de todos los personajes y a narrar cada capítulo desde una perspectiva distinta, incluida la del asesino. En esos capítulos espero que el lector desprecie al personaje, aunque por décimas de segundo pueda incluso identificarse con él. Porque hasta a mí me sucede. Y de eso se trata también, de provocar una reflexión sobre por qué nos ocurre esto.
Los escritores trabajáis con las palabras, ¿cuáles son imprescindibles para conformar el talento narrativo?
Cuando escribes, la comunicación no verbal no existe y tienes que mostrar todo con palabras. Dar con las palabras precisas que te permitan mostrar más que contar. Porque contar contamos todos, pero solo unos pocos son capaces de mostrar con palabras. Ahí reside el talento literario.
Y más en general, ¿en qué consiste el talento para ti?
El talento es un don que recibes, sin duda, pero que debes trabajar y entrenar a diario. Lo más importante es saber identificarlo, pero la educación que recibimos muchas veces nos lo impide.
"Lo más importante es saber identificar el talento, pero la educación que recibimos muchas veces nos lo impide"
¿Dónde está puesto tu talento ahora?
A raíz del festival Gata Negra, este verano publiqué en mis redes sociales un relato por entregas coescrito junto a otros autores de novela negra. De ahí surgió la idea de crear, junto a una socia, Book Noir Books, una plataforma online que se lanza en noviembre. Se trata de unos packs que se adquieren en preventa e incluyen la obra de un autor de novela negra, consagrado o emergente, firmada y/o dedicada por él, algo de merchant, recomendaciones literarias y la posibilidad de participar en clubs de lectura y talleres de escritura creativa. El objetivo es incentivar la lectura de este género en España.
Vamos a aprovecharnos un poco del tuyo: regálanos un final de novela (negra, por supuesto).
Salió del local donde había tenido lugar la entrevista con la escritora y su última frase aún le rondaba la cabeza: “Ten cuidado con los autobuses”. Al llegar a un semáforo se detuvo en él y vio cómo un chico con el móvil en la mano empezaba a cruzar en rojo. El Circular le pasó por encima y siguió su camino… [sobra decir que la autora de esta entrevista paró un taxi nada más despedirse de Mónica].