Carlos Zanón

Canciones como novelas

18 Octubre 2022 Por Rafa Cervera
‘Love Song’ es la última novela del escritor barcelonés Carlos Zanón
‘Love Song’ es la última novela del escritor barcelonés Carlos Zanón. © Felipe Huertas

Carlos Zanón es novelista, periodista, columnista, poeta y comisario del festival literario Barcelona Negra. Juntar letras es su vida, una que cambia al compás de esas canciones que son como novelas. En 'Love Song', su última obra, explora precisamente una amistad a tres bandas entre personajes electrificados afectiva y profesionalmente por la música.

Hace unos años aceptó el reto de revivir el personaje de Pepe Carvalho y salió victorioso. Problemas de identidad (2019) le dio a Carlos Zanón (Barcelona, 1966) la oportunidad de hacer suya la creación de Vázquez Montalbán “sin perderlo y sin hacer una mera imitación”. Para su última novela, Love song, Zanón se ha sumergido en la música rock, un mundo que conoce bien y que ya estaba presente en obras como Taxi (2017). El próximo año publicará la versión en cómic de Taxi, ilustrada por Pep Brocal, y recopilará un centenar de artículos en un libro, pero ya anda inmerso, confiesa, en la escritura de una nueva ficción, “rompiéndome los cascos, tratando de no escribir sobre mí”.

Con Love Song te apartas de la novela negra, el género con el que tu talento alcanzó mayor reconocimiento. ¿Ha sido una necesidad creativa?
Ha sido por probarme a mí mismo, por buscar otro tipo de lector y ver adónde podía ir, y por buscar cosas nuevas que sabía que podían funcionar para no repetirme. Esa era un poco la idea y ha sido el libro que más me ha costado. Pretendía que fuese una especie de fin de la adolescencia, ese momento en el que tienes que enfrentarte a quién eres. En cuanto a la recepción por parte de los lectores, no ha habido deserciones entre los que ya me seguían como autor de novela negra porque el tono y la manera de contar las cosas no dista mucho de las anteriores.

¿Se puede decir que la amistad es el tema central de la novela?
La amistad desde varios prismas es uno de los temas, el otro sería la enfermedad. Por ejemplo, esa lealtad inquebrantable de cuando éramos chavales, cuando la música vertebraba muchas cosas y formabas parte de una logia sin decirlo. Esa amistad que es un poco como la de Jagger y Richards, fascinaciones que hacen que uno quiera estar a la altura del otro hasta desdibujarse. En la Edad Media los caballeros podían vender su fidelidad, pero no su lealtad. Ser fiel y ser leal puede parecer el mismo concepto, pero son cosas distintas; la lealtad es algo más profundo.

¿Cómo es tu relación con tus personajes? ¿Te cuesta despedirte de ellos?
Los personajes son siempre uno mismo, al menos esa es mi manera de trabajar. Para que sean verosímiles tienes que preguntarte qué harías tú en su situación. Hay alguno que está en ti porque eres tú en otras circunstancias. Son tus fantasmas. Una novela no deja de ser una casa llena de fantasmas. Te sirven para tratar de entenderte a ti mismo, quién eres y qué haces aquí.

“Una novela no deja de ser una casa llena de fantasmas. Te sirven para tratar de entenderte a ti mismo, quién eres y qué haces aquí”

Hace años estuviste en un grupo y también has escrito sobre música. ¿Tenías ganas de analizar la música desde la ficción?
Sí, quería preguntarme de dónde vienen las canciones, acercarme a esos seres que aparentemente son como nosotros pero que en realidad no lo son porque son capaces de crear canciones que nos cambian la vida. En Love Song quería explicar por qué cuando eres compositor tratas de lanzar belleza al mundo. Y el agradecimiento a los músicos es diferente al que damos a otros artistas. Aunque pasen años, si una canción te marcó siempre estarás agradecido porque te ha dado algo que no puedes devolver.

Una canción tiene una gran ventaja sobre un libro o una película. Solamente necesita tres minutos de tu tiempo para cambiarte la vida.
La música tiene algo de locura, proviene de situaciones imprevistas y nos transforma de manera diferente, nos contagia de alegría o de melancolía. Escuchas determinadas canciones y descubres lo que necesitas para cambiar tu vida. La música popular es muy poderosa, pero no la hacen superdotados, es gente que te demuestra que tú también puedes explicar tus cosas y cantarlas. Luego está la vehemencia... Cuando escuchabas canciones en inglés y no sabías qué decían, pero por su vehemencia sabías que aquello era importante y que tenías que prestar atención.

Has escrito letras para Loquillo, Pájaro, Brighton 64... ¿Hay alguien a quien te gustaría escribirle una letra o hacerlo a medias?
Con Nacho Vegas me encantaría, pero él escribe tan bien... Mira, me encantaría escribir una letra para Los Enemigos con Josele Santiago, por ejemplo. Me haría mucha ilusión.

La literatura es música, pero ¿cuándo podemos decir que la música es literatura?
A mí no me gusta la música cuando se acerca a la literatura de una forma excesivamente respetuosa. Me gusta cuando al intérprete la literatura le cae encima, no la busca. Por ejemplo: Morir o matar, de Nacho Vegas, me parece una barbaridad de canción, es como una novela. Te cuenta la historia de una manera cotidiana, como si te la estuviera contando en un bar. Cuando el compositor usa palabras que se alejan del ámbito de lo popular, también la canción lo hace. Creo que en la música hay literatura cuando hace que se corra un velo que tenías delante. Hay una canción de Camarón que dice: “Cuando naces, Dios te condena a muerte”. Bueno, pues eso es literatura.

“Que me publicaran una novela me costó 20 años. Cuando salió la primera, tenía tres más en un cajón”

¿Te costó mucho debutar como narrador? ¿Entran en juego otros factores además del talento?
Yo empecé publicando poesía, pero desde el principio quise publicar prosa. Que me publicaran una novela me costó 20 años. Cuando salió la primera, tenía tres más en un cajón. Creo que en ese momento mi estilo, la mirada poética que tenía, no encajaba. Hasta que en un momento determinado encajó. Me ayudó encontrar una historia lejana a mí y también tuve la suerte del boom de la novela negra. A veces suceden cosas que tienen que ver con la fortuna. Soy un autor que viene de muy abajo: mis padres no conocían ni a editores, ni a libreros, ni a críticos y yo no conocía a nadie del sector, conocía al del taller que te arregla el coche y a la cajera del supermercado. Así, las posibilidades de llegar son mínimas.

¿Qué es lo que te atrae de la novela negra?
Me permite abandonar mi ensimismamiento. En la novela negra tienes que explicar, que tener ritmo y que crear una tensión, da igual cómo lo decores. Del género también me gusta el hecho de que haya buenísimos escritores que no van de prima donnas, que se consideran más artesanos que artistas.

¿Y qué le aporta a tu faceta como novelista ejercer como periodista y columnista?
Es como ir al gimnasio. Te ayuda a estar atento a la actualidad y a buscar temas, a explicar las cosas usando un número determinado de palabras. Te permite eso y también llegar a fin de mes.