Jorge Martí
Canto a la vida
Un documental sobre su vida en Noruega hizo que Jorge Martí empezara a observar su pasado y su presente de otro modo. Después de 27 años de carrera y 13 álbumes grabados, el líder de La Habitación Roja, una de las bandas más veteranas del rock independiente español, decidió hacer balance y escribir su autobiografía: 'Canción de amor definitiva'.
Jorge Martí es valenciano, pero hace años que se trasladó a vivir a Noruega por amor. Desde entonces, combina su trabajo como músico con su papel de marido y padre: está casado con la antropóloga Ingrid Øverås, la cual sufre encefalomielitis miálgica y tiene dos hijas adolescentes, Frida y Erika. Hace casi tres años recibió una oferta para publicar sus memorias y escribir se convirtió en una terapia, haciéndole enfrentarse a sus incertidumbres durante la larga pausa que impuso la pandemia. Hoy, ese libro (Canción de amor definitiva) ya está en las librerías y coincide con el regreso a los escenarios de La Habitación Roja, que durante los próximos meses interpretarán en directo las canciones de su último álbum, Años luz II.
Ahora que ya lo has escrito y lleva un tiempo en las librerías, ¿cómo definirías Canción de amor definitiva?
Tengo la sensación de que este libro es un viaje que va desde la inocencia hasta el baño de realidad que te da la vida. Cuando eres joven piensas que vas a serlo para siempre y luego llega un momento en el que la vida te pone en tu sitio. Sabes que hay una serie de acontecimientos por los que tarde o temprano vas a tener que pasar, pero no sabes cuándo. Es como si hubiese un francotirador subido a una torre, apuntándote mientras realizas tu trayectoria vital, y si el disparo no te da a ti le da a alguien cercano.
Ya conocíamos tu talento para la música, pero ahora lo has volcado en la literatura, exponiendo sin reparos tu vulnerabilidad. ¿Llegaste a sentir vértigo?
Cuando entregué el manuscrito sentí que mi vida iba en esas páginas, que me estaba deshaciendo de ella y que ya no tenía control sobre lo que había contado. De repente, me surgieron muchas dudas: que quién era yo para escribir un libro, que qué me había creído... Mi psicólogo me dijo que el mundo está lleno de historias que no necesitan ser contadas y, sin embargo, se cuentan, y también me dijo que estaba seguro de que habría gente que se sentiría identificada con la mía.
“Los dos años de escritura me han enseñado que, aunque tengas la historia, si no la sabes contar no sirve de nada”
¿Qué pulsiones hay detrás del talento de Jorge Martí? Es decir, ¿por qué componer canciones o escribir libros?
Soy una persona emocionalmente intensa, por eso compongo canciones y ahora he escrito este libro. Me gusta afrontar los conflictos, quiero arreglarlos, pero eso a veces los empeora. Tengo tendencia a la melancolía, pero a la vez siempre tengo esperanza. Vivo en esa dualidad. Es muy difícil ser completamente coherente.
El documental En medio de la nada (In the middle of Norway) fue como un ensayo para el libro. A través de él empezaste a mostrar tu lado más privado.
A raíz de una entrevista que me hicieron por el documental me llamaron para hacer este libro. Rodarlo hizo que me detuviera y comenzara a mirar atrás y viese cuántas cosas me habían pasado. A mí me agobiaba mucho la idea de escribir un libro, pero Pau [Roca, guitarra en La Habitación Roja] me animaba diciéndome que la historia ya la tenía. Los dos años de escritura me han enseñado que, aunque la tengas, si no la sabes contar no sirve de nada. Al final el documental ha terminado siendo un tráiler de lo que es Canción de amor definitiva.
En 2018 y 2021 sufriste dos tromboembolismos pulmonares que casi te cuestan la vida. ¿Cómo te cambiaron estas experiencias?
Ahí comprendí que no soy tan importante, ni insustituible. Recuerdo estar en el hospital y ver cómo la vida seguía a pesar de que yo estaba allí, detenido en el tiempo. Te das cuenta de que si tú no estás tus hijas y tu mujer se apañarán. Esa situación fue consecuencia de una vorágine que acabó explotando y eso me hizo reflexionar: no se puede llegar a todo, hay cosas que hay que dejar pasar. Me gusta eso que dice [el escritor valenciano] Rafa Lahuerta, que no hay derrotas ni fracasos, que vivir es aprender, que fracasar es pensar que existe el fracaso.
Ahora que has firmado un libro en solitario, ¿nunca te has planteado un disco firmado por Jorge Martí?
Siempre he tenido la sensación de que no podía desatender La Habitación Roja, pero ahora tengo la necesidad de abordar un proyecto más íntimo, más personal. Surge porque decidí crear una especie de banda sonora para el libro y voy haciéndola poco a poco, sin estrés, sin prisas: leo un capítulo y voy escribiendo una canción. Trabajo en ello sin plazos concretos, pero después de haber grabado dos discos muy seguidos con La Habitación Roja me hace ilusión.
Hacia el final del libro dices que de joven querías ser Michael Stipe o Mario Kempes, pero que ahora te gustaría ser tu suegro por todo lo que representa.
Es una persona sin ego, sin afán de protagonismo. Me gusta su discreción y cómo se da a los demás porque hacer cosas por la gente que quiere le da felicidad. Lo recuerdo recogiéndome en mi casa de Noruega a las cinco de la mañana para llevarme al aeropuerto porque me iba de gira, buscando justo lo contrario que él, ser alguien reconocido. Está claro que si te dedicas a la música hay que tener ego, pero, aunque sea contradictorio, también me gustaría ser como mi suegro y que eso me bastara.
Durante tus casi tres décadas de carrera has coincidido con grandes talentos, ¿quién te ha impresionado más?
Hay varios, pero uno de los más recientes es el productor Paco Loco. Me parece una persona fascinante, lo considero un genio. Ha grabado a gente como Hinds o Nacho Vegas, entre muchos otros, y ha producido nuestros últimos discos. Vive entregado a la música, trabajando en ella prácticamente todos los días del año. Admiro esa disposición suya para escucharlo todo e intentar entender al otro.
“Siempre he pensado que si alguien se entrega a algo que ama, quizá en algún momento sea correspondido”
¿Cómo se consigue que un grupo de rock dure 27 años
Hay grupos que quieren vivir de la música, pero nosotros vivimos para la música. Siempre he pensado que si alguien se entrega a algo que ama, quizá en algún momento sea correspondido. Ahora pienso que el acto de amar no tiene por qué ser bidireccional, de hecho, una de las canciones de Años Luz II se titula El amor correspondido está sobrevalorado. El hecho de amar la música o amar a Ingrid, mi mujer, me ha llevado a hacer cosas increíbles. Si ese amor es correspondido mucho mejor, pero todo lo que he hecho por amor no ha sido a cambio de algo. Somos un grupo rentable, pero he hecho las cosas por amor a la música. Es importante no perder el espíritu con el cual empezamos y preservar eso es muy difícil, es el motivo por el cual los grupos se acaban.
¿Tenéis preparado ya el regreso a los escenarios?
Tenemos cerrados varios festivales de verano y seguro que los vamos a disfrutar muchísimo. También hay planeado un concierto por el 10º aniversario de Fue eléctrico, que ha sido nuestro disco más exitoso. Lo tocaremos entero, respetando el tracklist del álbum, en un concierto único que tendrá lugar en Madrid. Y después del verano queremos hacer gira por salas. También vamos a colaborar con el grupo de danza contemporánea Taiat Dansa cuando estén actuando en el Festival 10 Sentidos.
Y para finalizar, ¿cuál dirías que es tu otro gran talento, el que no tiene nada que ver con la música?
Ingrid dice que soy muy bueno conociendo mis propias emociones y expresándolas. Y yo añadiría un talento más: ¡hago unas paellas que te mueres! No me da reparo alguno decirlo.