Albert Espinosa

Afirma el guionista y escritor Albert Espinosa (Barcelona, 1973) que ver algunas de sus frases inmortalizadas en la piel de sus lectores le deja sin habla. Expresiones como “Ama tu caos”, “Creer es crear” o “Vivir es aprender a perder lo que ganaste”. Su filosofía de vida, además, le ha convertido en un autor superventas, con más de dos millones y medio de libros vendidos y traducido a 56 idiomas.

Hace tres años anunciaste que te retirabas de la vida pública… Afortunadamente, has vuelto.
Cuando lo anuncié necesitaba desconectar de hacer entrevistas. Y me fue muy bien porque quería probar otras cosas, más compatibles con no tener presencia pública. Pero la gente pensó que me moría... Mi médico me dijo que a cierta edad se acabaría mi vida y no ha pasado. Sigo vivo. Estoy muy feliz y quiero compartirlo con el público. Mi regreso también tiene que ver con la pandemia: quería contar otro tipo de historias y cerrar el círculo.

Superaste un cáncer en la adolescencia y has sobrevivido con un pulmón, una pierna y un trozo de hígado. ¿Qué te ha enseñado más en la vida?
Yo creo que estar vivo y luchar, superar el día a día. Creo que al final todo es una cuestión de adelantarse a los acontecimientos. Hace poco me adelanté a un posible acontecimiento, mi propia muerte, para disfrutar esos tres últimos años de mi familia y de mis amigos, pero mi plan se vio truncado por la pandemia. Saber que tendría que haber muerto hace algunos años me ha hecho ver la vida de otra manera.

“Mi médico me dijo que a cierta edad se acabaría mi vida y no ha pasado. Estoy muy feliz y quiero compartirlo con el público”

Te han descrito como un "autor del optimismo", ¿crees que encajas en esa definición?
Es curioso porque no me considero optimista, sino realista: yo veo los pros y los contras. Sí creo que a la vida hay que extraerle todo el jugo. Lo que pasa es que ahora hay una tendencia al pesimismo y ser optimista te convierte en un blanco fácil. Yo veo la vida amarilla, creo en la luz. Ser alguien feliz o irradiar felicidad te genera mucho hater, pero si tantos buscan esa luz será por algo, ¿no?

Eres un autor superventas. ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere dedicarse a la escritura?
Tener un buen final y no dejar de intentarlo. En las últimas firmas de libros he observado más afluencia de gente joven —creo que la pandemia ha atraído a muchos que han empezado a leerme— y vienen buscando consejos para escribir. Yo siempre recomiendo que empiecen su novela, o su guion, por el final. Que escriban un final que merezca una historia y se aferren a él. Y que encuentren un mundo propio, yo tengo el mío, el amarillo, y creo en él.

Albert Espinosa ha vendido más de dos millones y medio de libros en 56 idiomas. © Imagen cedida por Albert Espinosa

Si el éxito está relacionado con el talento, ¿cómo lo definirías?
Durante siete años impartí un curso intensivo de guion y ya se veía, desde el primer momento, quien tenía o no ese talento, que tiene mucho que ver con la forma de ver el mundo y de trasladarlo a un papel. Siempre aconsejo que se abran e indaguen en aquello que no les gusta. Tener curiosidad por cosas que no te interesan e intentar comprenderlas es fuente de talento y la base para poder escribir.

¿La pandemia cambió tu forma de escribir?
No. Tengo la sensación de que, en los últimos años, si la maldad protagoniza tu obra parece que es de mejor calidad que si lo hacen los buenos sentimientos. Por eso me parece necesario hablar de sentimientos que ahora parecen denostados. Al final, de la pandemia dudo que salgamos mejores, pero salimos con unos ojos nuevos para detectar a las personas menos empáticas. Ha sido una criba interesante. Falta mucha empatía y es la gran lucha que debemos tener en el futuro.

“Ahora hay una tendencia al pesimismo y ser optimista te convierte en un blanco fácil”

Tu película más reciente, Live is life, es precisamente una historia sobre emociones y empatía. ¿Por qué crees que ha funcionado?
La película habla de una cosa que ocurría en los 80 y que hoy no se da por las redes sociales: si querías saber algo de alguien, necesitabas pasar tiempo con él. Ahora va todo tan rápido —basta con dar un like o deslizar un dedo— que la película ha conectado con volver a aquello, a lo esencial, y quizá por eso la gente se ha sentido identificada.

¿Las redes sociales nos han hecho perder todo eso?
A mí me gustan las redes sociales y las utilizo mucho, pero pienso que quizá nos han hecho olvidar que somos mamíferos sociales. Necesitamos socializar. De todas formas, creo que la vida es un péndulo y llegará un momento en que la comunicación por redes sociales se agotará.

Y, entonces, ¿cómo funcionará?
Volverá a tener importancia hablar cara a cara y escuchar la voz de la otra persona. Nos daremos cuenta de que eso es más intenso que un emoticono. La gente se cansará de las redes sociales. Llegará junto a una nueva generación a la que todas estas cosas digitales les parecerán de gente mayor. En unas décadas habrá personas de 80 años que habrán usado mucho Instagram o TikTok, pero sus nietos ya no querrán esa comunicación porque echarán de menos el contacto.

“Tener curiosidad por cosas que no te interesan e intentar comprenderlas es fuente de talento y la base para poder escribir”

Tus libros oscilan entre el pasado y el futuro: desde niños en un verano de los 80 a robots humanoides en 2071. ¿Cómo imaginas la próxima década?
Tengo la sensación de que pasará algo que, como seres humanos, nos unirá porque no nos quedará más remedio para sobrevivir. No creo que pasen más de diez años hasta que suceda un cambio en la civilización que nos pondrá frente a un espejo. Llevamos muchos años mirándonos al ombligo como civilización y creo que esto cambiará.

Después del éxito de tus últimos libros, series y películas, ¿cuáles son tus próximos retos?
Me pasaré al otro lado de las entrevistas en un programa televisivo que empezaremos a rodar en septiembre. Es un programa que tenía en mente desde hace 10 años. También preparo el pódcast Salva heridas, que me ha llevado a autodirigirme. Y una serie sobre la Masía del Barça: soy muy futbolero y me ha parecido muy interesante conocer a esos chicos que entrenan desde jóvenes. Y preparo dos libros más, proyectos muy diferentes que me hacen ilusión, para lanzar próximamente. Creo que tras una pandemia hay que volver a vivir intensamente.