Alba González

Al servicio de las personas

25 Octubre 2024 Por Roberto C. Rascón
Alba González, ingeniera biomédica
La Premio Nacional de Diseño 2022, Alba González, acaba de fundar Xcure Surgical, su propia ‘startup’. © Xcure Surgical

No sabía si estudiar medicina o diseño, pero sí que quería mejorar la vida de los demás. Con el tiempo, la ingeniería biomédica se convirtió en la manera de aunar sus dos pasiones y de poner su talento al servicio de sus pacientes. Ahora, la Premio Nacional de Diseño 2022 en la categoría de Jóvenes Diseñadores ha decidido arriesgar y montar su propia empresa con el objetivo de democratizar el acceso a las prótesis 3D.

“Mi trabajo es apasionante y cada día es un desafío”. Así afronta Alba González (Burgos, 1988), que siempre quiso usar su formación para mejorar la vida de las personas, su labor como ingeniera biomédica. Tras varios años de investigación que le valieron el Premio Nacional de Diseño 2022 en la categoría de Jóvenes Diseñadores por “aportar soluciones en ámbitos tan complejos como el desarrollo de prótesis biomecánicas”, ha decidido emprender y el resultado es Xcure Surgical. Su objetivo es democratizar el acceso a este tipo de prótesis y, aunque sabe que el camino no será fácil, se muestra orgullosa de poder aplicar en España todos los conocimientos que adquirió en Reino Unido, donde pasó varios años. “La fuga de talento puede minimizarse con más inversión en I+D+i y mejores condiciones laborales para las carreras científicas”, asegura. El equipo de Alba necesita entre dos y siete semanas de producción, dependiendo del tipo de implante y de la urgencia de la patología, para crear soluciones personalizadas para los pacientes. Así Alba se ha convertido, sin pretenderlo, en el referente que ella nunca tuvo, lo cual no le impidió estudiar Ingeniería Industrial y Diseño Industrial para luego doctorarse en Ingeniería Biomédica. A escasos días de conocer a las nuevas galardonadas de los Premios Mujeres a Seguir —patrocinados por Iberia—, charlamos con la ganadora del año pasado en la categoría de Tecnología.

Cuéntame en qué consiste la investigación que te valió el Premio Nacional de Diseño 2022 y que se ha convertido en el germen de tu propia empresa.
Mi investigación se enfoca en el desarrollo de implantes personalizados fabricados con tecnología de impresión 3D y el objetivo es mejorar las cirugías óseas complejas. Para seguir avanzando he fundado una startup, Xcure Surgical. Creamos implantes únicos que ofrecen alternativas a pacientes que no tienen otra opción porque sus problemas no pueden ser tratados con los implantes existentes en el mercado, pero sí con una solución terapéutica personalizada.

Actualmente dichas prótesis son muy costosas y, por tanto, menos accesibles ¿El gran reto es abaratar sus costes para democratizar su acceso?
Las prótesis 3D a medida son más caras que las estándar y pueden parecer una inversión elevada inicialmente, pero resultan más rentables a medio y largo plazo porque reducen el tiempo en el quirófano y, sobre todo, facilitan la recuperación del paciente minimizando la aparición de trastornos derivados de la cirugía, la necesidad de reintervenciones futuras y otros costes asociados a la rehabilitación. El reto ahora es mejorar los procesos para que la tecnología vaya madurando y minimizar así los costes.

“La tecnología es una herramienta al servicio de la humanidad y utilizada de forma ética es una aliada, no una adversaria. El caso de las prótesis 3D es clarísimo”

Tu labor debe ser especialmente reconfortante. ¿Recuerdas algún caso con especial emoción?
Es un trabajo muy bonito porque ves, de forma directa, el impacto que tiene en la vida de las personas. Por ejemplo, ahora mismo estoy desarrollando un implante de codo con un diseño muy innovador que va a evitar la amputación de un brazo. Recuerdo una cadera que diseñé hace pocos meses para un cirujano amigo; era un caso muy difícil, pero todo salió bien y seguir de cerca su recuperación fue emocionante. Y, en general, los casos pediátricos siempre son especiales.

¿Alguna vez te has encontrado en los pacientes temor hacia este tipo de prótesis?
En general, no. Entiendo que algunas personas puedan tener reticencias ante estos avances, pero son producto del desconocimiento; por eso creo que tenemos que educar sobre cómo funcionan las nuevas tecnologías y los beneficios que aportan, que son mayores que sus riesgos. La tecnología es una herramienta al servicio de la humanidad y utilizada de forma ética es una aliada, no una adversaria. El caso de las prótesis 3D es clarísimo.

Has trabajado en hospitales, empresas, universidades... ¿Cómo fue tomar la decisión de emprender tu propio proyecto empresarial?
La decisión fue muy complicada porque supone una inversión no solo a nivel económico, también personal. El riesgo de emprender es elevado y me costó lanzarme, pero ahora estoy muy contenta y creo firmemente en mi trabajo, en el equipo y en el proyecto, en el propósito de mejorar las cirugías de hueso y democratizar el acceso a la innovación.

Aunque suene a ciencia ficción, ¿qué avance te gustaría que se produjera en tu campo de aquí a diez años?
No tiene por qué sonar a ciencia ficción… Ahora mismo las principales barreras para el avance no están en el desarrollo científico —aunque puedan producirse mejoras en los biomateriales o en la ingeniería de tejidos—, sino en la forma de hacer llegar estas soluciones a los pacientes. Lo que espero es que en la próxima década los implantes personalizados se conviertan en una opción accesible para todos.

“Nunca me he sentido un referente, pero gracias a la visibilidad que he tenido la gente ha conocido mi trabajo y ahora mentorizo a ingenieras más jóvenes”

En España siguen faltando vocaciones STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), especialmente entre las mujeres. ¿Se te ocurre alguna solución?
La educación en los colegios es fundamental, enseñar a niños, niñas y adolescentes que no hay profesiones de hombres y de mujeres. También es importante visibilizar modelos femeninos en estos campos para ofrecer ejemplos inspiradores. A su vez, se pueden implementar actividades como talleres de impresión 3D, de robótica o de programación para que los más pequeños vean que estas materias tienen un impacto muy directo en el progreso de un mundo cada vez más tecnológico.

En tu caso particular, ¿cómo nació esa pasión por la medicina y el diseño, y cómo conseguiste aunar ambos mundos?
Cuando tuve que plantearme qué carrera estudiar, barajé medicina o ingeniería. Por aquel entonces en España no existía la ingeniería biomédica y era impensable dedicarse a ella, así que terminé decantándome por la ingeniería industrial, pero tenía claro que quería utilizar esa formación para mejorar la vida de las personas. Cuando acabé la carrera descubrí la ingeniería biomédica en Reino Unido y por eso pasé varios años allí. Me enorgullece haber traído ese conocimiento a España y haber montado mi propia empresa aquí es un sueño hecho realidad.

“Todos tenemos un talento, pero su desarrollo requiere dedicación, constancia y pasión. Y esto implica enfrentarse a desafíos, cometer errores, aprender de ellos y continuar”

Alguna vez has confesado que no tuviste ningún referente femenino en el que fijarte. De cara a las nuevas generaciones, ¿hasta qué punto es importante dar visibilidad a mujeres STEM?
Tener referentes es muy importante, encontrar personas a las que te quieras parecer y que te inspiren. Yo no los tuve en el pasado, pero ahora sí; en los últimos años he conocido a mujeres, como Elena García Armada o Ana Cabrero, que me han ayudado a entender que quería emprender y que podía hacerlo. Nunca me he sentido un referente, pero gracias a la visibilidad que he tenido la gente ha conocido mi trabajo y ahora mentorizo a ingenieras más jóvenes que quieren dedicarse a la biomedicina.

Sin talento no hubieras llegado tan lejos, así que dime qué significa esa palabra para ti.
El talento es poseer la habilidad que te permite hacer algo muy bien. Dicha habilidad puede tener un componente innato, pero sobre todo ha de trabajarse. Todos tenemos un talento, pero su desarrollo requiere dedicación, constancia y pasión. Y esto implica enfrentarse a desafíos, cometer errores, aprender de ellos y continuar. Cultivar tu talento y convertirlo en un propósito es la clave para alcanzar tu máximo potencial.