Fátima Gálvez

A tiros contra la desigualdad

6 Marzo 2020 Por Iñigo Esteban
Imagen de la tiradora olímpica Fátima Gálvez
La tiradora Fátima Gálvez, figura del deporte femenino nacional, buscará su primera medalla olímpica en Tokio. © Rafael Fabrés

A cinco meses de los Juegos de Tokio Fátima Gálvez afina su puntería para colgarse al cuello su primer metal olímpico. Tras un quinto puesto en Londres y un diploma en Río, la tiradora cordobesa apunta a las medallas en un deporte en el que pelea día a día por destrozar platos y por acabar con barreras como la desigualdad entre hombres y mujeres.

El oro de 2015, dos platas y dos bronces a nivel mundial, además de los dos oros en 2011 y 2019, dos platas y tres bronces continentales conforman el palmarés de Fátima Gálvez (Córdoba, 1987). Sin embargo, al conversar con la tiradora andaluza uno percibe rápidamente que estos no son los únicos logros que le enorgullecen. La reina española del tiro también se ha convertido en una de las abanderadas de la igualdad en el deporte, no solo por romper más platos que nadie, sino por luchar por la equiparación entre hombres y mujeres en una disciplina como la suya que sigue arrastrando la lacra de la desigualdad de género.

Precisamente fue presenciar una final olímpica entre un hombre y una mujer es lo que la enamoró del tiro. Un deporte en el que “los premios masculinos son cuantiosamente superiores a los femeninos, mientras que las condiciones de la competición son idénticas para ambos sexos”, según revela Gálvez desde la propia experiencia. Este año en Tokio, vuelve a apoyar la mejilla sobre la culata de su carabina para seguir dando visibilidad al tiro, ensalzar la figura de la mujer en este deporte y conseguir su primera medalla olímpica.  

Tu flechazo con esta disciplina fue en Barcelona 92. ¿Qué es lo que te atrajo?

Yo tenía solo cinco añitos. Me llamó mucho la atención ver una final olímpica entre un hombre y una mujer, además de que desde entonces ya me atraían las armas. En mi casa siempre hemos tenido porque mi padre es cazador, y creo que también de ahí me viene la afición por el tiro.

¿Cómo ha cambiado el tiro desde esa época hasta hoy?

Mucho, sobre todo a nivel de paridad. Actualmente hay muchas más mujeres compitiendo que antes. En los Juegos de Barcelona 92 solo había una categoría —en la que, por cierto, ganó una mujer que competía con hombres. Ahora existen las categorías masculina y femenina.

Los de Tokio serán tus terceros juegos. En los anteriores lograste un quinto y un cuarto puesto. ¿Qué objetivos te marcas?

Por supuesto, hacerme con una medalla. Tengo muchas ganas de conseguir una en los Juegos de Tokio, aunque hay que ser prudente.

A la hora de competir, según el campeonato, las condiciones pueden variar. Existen dos tipos de cartuchos, distinta munición y diferentes platos en función de la competición, ¿no es así?

Dependiendo de la competición a la que vayamos, utilizamos un modelo u otro de plato. Hay platos que son mucho más frágiles y que se rompen mucho mejor y otros que son más duros. Con la munición sucede lo mismo. Depende de dónde venga el cartucho (si es español, italiano o de otro país), la pólvora y el plomo varían. Normalmente, cuando viajamos a otro país a competir, compramos la munición que se usa en ese campo y los platos son los mismos para todos. Pero si es duro para mí, también lo es para mi rival. En cuanto a los cartuchos, hay gente que viaja con sus propias marcas, como es mi caso.

¿Es posible vivir de un deporte como este?

Sí, es posible, pero a una escala muy básica y sin grandes lujos. Lo poco que ganamos en el tiro lo invertimos en entrenar y mejorar.

“Lo poco que ganamos en este deporte lo invertimos en entrenar y mejorar”

Más que profesión, el tiro es casi un hobbie.

Es mi trabajo, aunque no puedo decir que viva muy bien gracias a ello. Mi caso no es como el de otros deportistas que realmente sí pueden vivir de su deporte porque tienen patrocinadores y gente que les apoya y que les respalda económicamente. Yo vivo de las becas que consigo a nivel mundial.

¿Cómo crees que se podría fomentar este tipo de deporte minoritario?

Habría que darle más visibilidad en los medios de comunicación. El tiro es el gran desconocido en España. Últimamente están saliendo a la palestra otros deportes minoritarios que hasta ahora no se habían visto tanto; el tiro debería ser uno de ellos.

¿Cómo es un día normal en la vida de Fátima Gálvez?

¡Pegando muchos tiros! [ríe]. Entreno mucho y me gusta descansar pasando el tiempo en casa con mi familia. Un día normal consiste en entrenar durante muchas horas, tanto en el gimnasio como en el propio campo de tiro, a donde voy todas las tardes y muchas mañanas.

¿Varía mucho esa preparación de cara a un gran campeonato?

Sí, todo depende del momento de la temporada. En pretemporada hay más descanso y todo se basa más en ir tomando contacto con el tiro para ir cogiéndole el feeling. A medida que se acerca la competición, incremento las horas de entrenamiento, por lo que es normal que aumente la fatiga y el estrés.

¿Cómo desconectas?

Yéndome unos días a casa de mis padres. Paso mucho tiempo sola y lo que necesito para desconectar es estar con mi hermana, mis sobrinos… En definitiva, estar en casa con los míos es lo que más me ayuda a desconectar.

Además de la puntería, ¿qué otras habilidades se necesitan para el tiro?

A nivel técnico, sobre todo, reflejos… También hay que tener ganas de trabajar y sacrificar muchas cosas: la familia, los amigos, los planes sociales, las fiestas…

Puntería, reflejos… y el peso ideal

La tiradora cordobesa, especialista en la modalidad de foso, asegura que, al igual que en cualquier otra disciplina deportiva, es fundamental cuidar al máximo la alimentación y la condición física. Gálvez, cuenta cómo, a pocos días de iniciar un campeonato, engordar ligeramente puede hacer que un tirador pierda una competición, ya que la mejilla, donde se apoya el rifle, ensancha algún milímetro y la mirilla no se ajusta al ojo con la misma precisión que los días previos de entrenamiento y preparación.