Alberto García Chaparro
El poder de la convicción
La oratoria entró en la vida de Alberto García Chaparro hace siete años. Hoy es campeón del mundo de la especialidad. Durante este intervalo confiesa haberse convertido en una persona radicalmente distinta. Las competiciones organizadas por la Liga Española de Debate Universitario (LEDU) le han dotado de un conocimiento y una seguridad que, pese a su juventud, ya ha trasladado al ámbito profesional.
La victoria de Alberto García Chaparro (Málaga, 2002) en el Mundial de Oratoria en español es una culminación, la de un camino que arranca siete años antes cuando este estudiante de Derecho y Relaciones Internacionales descubrió que las competiciones de debate, aquellas que solo había visto en películas, existían realmente. “Después de todo ese tiempo dedicado a la oratoria, coronarme en una competición tan bonita como el Mundial es una gran alegría. Veo esta victoria casi como un punto final”, asegura. Y es que el mundo profesional llama a las puertas de Alberto, un entorno en el que ya hace gala de todo lo que la oratoria le ha aportado durante estos años: conocimiento, seguridad y elocuencia. Precisamente defiende que la oratoria es fundamental en cualquier ámbito laboral y por eso se dedica también a la formación. En la final del Mundial disputado en la Universidad de Belgrano (Buenos Aires, Argentina) el tema a debate fue: ¿es admisible que los países menos avanzados contaminen en mayor medida hasta alcanzar el nivel de progreso de los más desarrollados? Defendió la postura a favor y el jurado le declaró ganador por un incontestable 7-0. Así que le preguntamos por la clave de su victoria: “El conocimiento suma, pero la convicción multiplica. Es el factor diferencial, el que desnivela la balanza durante un debate”, confiesa.
¿Cómo preparaste una cita tan importante como el Mundial de Oratoria?
La preparación fue un poco especial porque las circunstancias eran distintas, no solo por la relevancia del evento, sino por el lugar donde se celebraba y las personas contra las que competía. Al estar lejos de casa me enfoqué mucho en conocer cómo hablan los argentinos o en cómo podrían ser las personas que me iban a juzgar.
¿Tan importante es en el debate conocer a las personas a las que te vas a dirigir?
El objetivo final en un debate es convencer y para persuadir al auditorio el ejercicio más importante que tienes que hacer previamente es conocerlo. Para mí no es algo accesorio porque la verdadera clave en la oratoria está en ser capaz de adaptar tu mensaje al lugar donde lo estás comunicando y a las personas que te están escuchando. Tienes que preguntarte: ¿cuál es el mensaje particular que quiero transmitir en este sitio?
“La verdadera clave en la oratoria está en ser capaz de adaptar tu mensaje al lugar donde lo estás comunicando y a las personas que te están escuchando”
La formación en oratoria sigue siendo una asignatura pendiente en España, pero la final la disputasteis dos españoles. ¿Tenemos más talento del que creemos?
En general, España tiene más talento del que nos pensamos. Es verdad que la oratoria es una asignatura pendiente, un déficit que arranca en el colegio y arrastramos hasta la universidad. Pese a ello, en los últimos años se ha impulsado gracias a la labor de organizaciones como la LEDU y de empresas que la apoyan, como Iberia. Tenemos que dejar de verlo como una americanada porque es algo que puede cambiarte la vida.
Ya que hablamos de talento, ¿qué significado tiene esa palabra para ti?
Para mí el talento ha de ser integral, con esto lo que quiero decir —y lo voy a trasladar a mi terreno, la oratoria— es que no vale con ser bueno hablando, también tienes que serlo construyendo argumentos o realizando refutaciones. Cuanto más desarrolles las habilidades propias de tu área de actividad, más completo y, por tanto, más talentoso serás.
Cuéntanos qué habilidades ha de tener un gran debatiente.
La curiosidad es uno de los motores más importantes que existen en el mundo y es esencial para ser un buen debatiente. A la hora de preparar los debates marca la diferencia. Otra es la capacidad para trabajar en equipo porque un debate de oratoria no suele ser una actividad individual —aunque el Mundial sí lo sea— y aprendes mucho de compañeros y profesores. En tercer lugar, la gestión del éxito y el fracaso porque uno pierde más que gana. En una competición de debate el criterio es subjetivo, quien gana y quien pierde lo decide un jurado, no son matemáticas, y por eso adquiere especial relevancia la gestión de las emociones.
“La curiosidad es uno de los motores más importantes que existen en el mundo y es esencial para ser un buen debatiente. A la hora de preparar los debates marca la diferencia”
¿Y qué valor otorgas a todo lo que rodea a la palabra durante un debate?
Le doy extrema importancia. Para que te hagas una idea, durante el Mundial modifiqué mi forma de vestir entre la semifinal y la final. ¿Por qué? Porque uno mismo también debe adaptarse al mensaje que quiere transmitir. En la semifinal defendí una postura contraria a que los países menos desarrollados pudieran contaminar más y opté por un atuendo más informal, sin corbata. En la final tuve que defender la postura a favor y elegí un atuendo más formal, con corbata. Además, mi rival en la final fue Óscar Rodríguez de Vivero, un chico más alto que yo, así que tuve elevarme un poco a través del vestuario. También cuidé los colores, que no llamaran la atención, que combinaran con el entorno… Todos esos detalles no son definitorios para ganar un debate, pero sí te pueden ayudar a conquistar casi inconscientemente a los jueces.
¿La oratoria tiene el poder de democratizar la palabra?
Totalmente. Desde que entré en la universidad me dedico a formar en oratoria a otros estudiantes y muchos, al principio, no entienden su utilidad si, por ejemplo, quieren dedicarse a la ingeniería. Yo les explico que un ingeniero también acude a entrevistas de trabajo, también tiene que presentar un proyecto dentro de su empresa o también tiene que convencer a un inversor si quiere lanzarse a emprender. La oratoria no es útil solo para estudiantes de derecho, políticas o comunicación, lo es para cualquiera que vaya a sumergirse en un entorno profesional.
“La oratoria no es útil solo para estudiantes de derecho, políticas o comunicación, lo es para cualquiera que vaya a sumergirse en un entorno profesional”
En la era de la sobreexposición mediática, donde se mide cada palabra que se dice, ¿hay espacio para la improvisación en los discursos?
La improvisación refleja conocimiento sobre lo que uno está diciendo, así que habría que darle más espacio. Ceñirse a lo que pone un papel, por mucho tiempo que hayamos pasado preparándolo, no es atractivo comunicativamente. Además, la gente valora mucho la naturalidad porque transmite cercanía. Los argumentos, las refutaciones, los enfrentamientos dialécticos tienen que salir un poco de dentro, desde el sentimiento.
A modo de despedida, cuéntanos qué te enganchó de la oratoria y cómo animarías a otros a probar.
Siempre había querido dedicarme a la docencia y a la política, y la comunicación es básica en ambos campos. Descubrí que el debate competitivo existía, que no era solo cosa de las películas, y me enganchó. Siete años después soy campeón del mundo. Gracias a la oratoria y el debate ahora soy una persona completamente distinta, he ganado en conocimiento y en seguridad. Me dedique a lo que me dedique en mi futuro profesional, la oratoria y el debate siempre estarán conmigo.