Mina El Hammani

La niña que quería ser actriz

14 Mayo 2025 Por Roberto C. Rascón
Mina El Hammani
La actriz Mina El Hammani, galardonada con el Premio Talía al Joven Talento 2025. © Javier Mantrana

La actriz Mina El Hammani, que este verano regresará al Festival de Teatro Clásico de Mérida para interpretar a Helena de Troya en ‘Las Troyanas’, ha sido galardonada con el Premio Talía al Joven Talento 2025. Aunque la fama le llegó gracias a la televisión, su relación con el teatro, el lugar donde anhelaba estar siendo niña y donde más a gusto —y menos encorsetada— se encuentra ahora, siempre ha sido muy estrecha.

Con solo siete años, Mina El Hammani (Madrid, 1993) comprendió que quería ser actriz: “Entender tan pronto a qué te quieres dedicar es la mayor suerte que puedes tener”. Una especie de revelación, “algo divino” asegura, que le trazó el camino a seguir. Tras participar en series como El Príncipe o Servir y proteger, Mina aterrizó en la que la catapultó a la fama: Élite. “La amo con locura”, reconoce. Su rostro se popularizó en el mundo entero y sus padres, ambos inmigrantes procedentes de Marruecos con una rutina muy alejada del mundo que comenzaba a transitar su hija, la ayudaron a mantener los pies en el suelo. De hecho, su madre —el padre falleció hace cuatro años— aún lo hace: Las conversaciones que tengo con ella en todo lo relativo a mi profesión son siempre muy terrenales”. Como la que ambas mantuvieron —y que nos desvela en esta entrevista— cuando Mina recibió la llamada de Luis Luque para participar en su primera gran producción teatral: Dentro de la Tierra, en el Centro Dramático Nacional. “El teatro siempre ha estado ahí”, confiesa una Mina que admite sentirse más cómoda sobre los escenarios que ante las cámaras, en parte porque los estereotipos son menores. Después debutó en el Festival de Mérida como Yocasta en la obra Edipo (A través de las llamas), tablas a las que regresará este verano para interpretar a Helena de Troya en Las Troyanas (13-17 de agosto). A tan insigne evento acudirá con su reciente Premio Talía al Joven Talento —galardón patrocinado por Iberia—.

Siendo bien pequeña le pediste a tu madre que te apuntara a teatro. ¿De dónde crees que procedía esa pasión tan temprana por la interpretación?
Con siete años me preparé para un casting y lo entendí como un juego en el que podía ser otra persona o vivir otras situaciones. Eso me marcó bastante. Mi madre, por suerte —y lo digo porque no me hubiese gustado trabajar desde tan pequeña— no me llevó al final, así que le pedí que me apuntara a clases de teatro en el colegio. Tampoco lo hizo, supongo que tenía miedo a que me adentrara en ese mundillo. Ahora se lo recuerdo a menudo. Siempre aconsejo a las madres que, si pueden, apunten a sus hijas a teatro, pero no con vistas a una carrera profesional, sino porque te da unas herramientas muy necesarias para la vida.

¿Y cómo llevaron tus padres, con una vida tan lejana a lo que tú estás experimentando, tu ascenso como actriz?
Mi padre falleció hace cuatro años y creo que se marchó muy orgulloso por todo lo que había conseguido. Pero, si te soy honesta, mi madre no es muy consciente y eso es algo maravilloso. Recuerdo la primera vez que me llamó Luis Luque para decirme: “Mina, el personaje de Dentro de la tierra es para ti”. No me lo podía creer y llamé corriendo a mi madre para decirle que iba a actuar en el CDN [Centro Dramático Nacional]; me respondió: “¿Eso qué es, el teatro del barrio?”.

“Siempre aconsejo a las madres que, si pueden, apunten a sus hijas a teatro, pero no con vistas a una carrera profesional, sino porque te da unas herramientas muy necesarias para la vida”

Saltaste a la fama con la serie Élite, que se convirtió en una cantera de talento. Pero ¿qué significa el talento para ti?
Para mí el talento es el compromiso, es la responsabilidad, son las ganas de querer hacer, de querer contar y de querer compartir con el público. Creo que todo el mundo tiene talento, pero es necesario explotarlo. A mí, el hecho de haber entendido con solo siete años que quería ser actriz me facilitó —entre comillas— el camino, ya sabía los pasos que tenía que dar y eso es maravilloso.

Pese a tus éxitos en cine y televisión, nunca has perdido de vista el teatro. ¿Por qué? ¿Qué tiene de especial para ti?
En el teatro puedes estar muchísimo tiempo ensayando, buscando al personaje, y eso es algo muy valioso para mí. También tienes la cercanía con el público, ese aquí y ahora absoluto. Y, sobre todo, el vértigo… La sensación en el cuerpo es distinta y los nervios también porque el fallo no está permitido; eso activa, aunque sea inconscientemente, una especie de tercer ojo. Respeto mucho a la gente que hace teatro y he tenido la suerte de trabajar con grandes de los que he aprendido un montón. Y me gusta la parte artesanal del teatro, ser consciente de ella y acompañar a todo el equipo, porque me parece increíble cómo hacen posible la representación.

Este verano regresarás al Festival de Mérida para participar en Las Troyanas junto a Isabel Ordaz o María Vázquez. ¿Cómo lo afrontas?
Estoy muy ilusionada. Justo ayer me hice las fotos para los carteles y ahora voy a imprimirme el texto [risas]. Me apetece mucho indagar en el personaje de Helena de Troya. Creo que se va a quedar conmigo para siempre. Admiro muchísimo a Carlota Ferrer y voy a aprender mucho de mis compañeros. ¡Soy fan de Isabel Ordaz! Además, este año será muy especial porque la otra vez que estuve en Mérida fue después de la pandemia y había menos localidades. Aun así, tengo un recuerdo increíble: el ruido de los abanicos antes de salir al escenario… Se me puso la piel de gallina.

¿Qué sentiste cuando te comunicaron que ibas a recibir el Premio Talía al Joven Talento?
Mucho agradecimiento. También pensé en lo bonito que era que pensaran en esta nueva generación de hijos de inmigrantes que sueña con ser artista e involucrarse en la cultura española. Yo no tuve referentes con los que identificarme y ahora me enorgullece pensar que hay niñas que puedan hacerlo conmigo y sentir que también pueden convertirse en actrices. Queda mucho camino por recorrer, pero hay que ir dando pasitos y me encanta formar parte de esa evolución.

“Yo no tuve referentes con los que identificarme y ahora me enorgullece pensar que hay niñas que puedan hacerlo conmigo y sentir que también pueden convertirse en actrices”

Por tus raíces, ¿sientes una responsabilidad especial a la hora de representar a la comunidad musulmana o árabe?
Con mi trabajo lo que intento es que no se nos encasille, pero esta es una conversación que me trasciende a mí. Como se llama Mina El Hammani, pues solo va a hacer personajes árabes... No, señores, vayamos más allá porque la realidad ya es otra. La gente tiene que ser consciente de que igual que hay una actriz española que se llama Mina —yo nací en el Hospital de La Paz—, habrá una abogada española que se llame Halima. Me entran ganas de alzar la voz, pero también quiero que el proceso sea natural.

Para una actriz como tú, ¿cómo de difícil resulta huir de los estereotipos? ¿De alguna manera se ha convertido en un reto personal?
Fíjate, siento que mi perfil está más encorsetado en el audiovisual que en el teatro. Ahora voy a interpretar a Helena de Troya en el Festival de Mérida y eso es muy fuerte. He vivido momentos de frustración, de pensar: ¿por qué no me quieren para un personaje que se llame María? Pero no puedo achacarme la culpa. De hecho, está bien que me hagáis este tipo de preguntas, pero también habría que hacérselas a los productores, a los directores, a los guionistas. También quiero decir que si hay un personaje árabe que me permita explorar algo nuevo, lo voy a hacer, pero el problema es cuando te llegan casi siempre los mismos patrones. Por eso monté mi propia productora [Quiet Producciones], para contar otro tipo de historias. Tampoco me voy a quedar esperando a que lleguen esos personajes, ¿no?

¿Y cómo está siendo tu experiencia como productora?
La idea de montar la productora surgió en plena pandemia. Estaba encerrada en casa y mi cabeza no paraba de pensar. Me junté con mi socia [Candela García], que es maravillosa, y le dije: "Quiero contar historias de mujeres reales, de cualquier edad y sin encorsetamientos”. Huir del cliché fue la principal motivación. Las producciones y coproducciones que hemos hecho hasta ahora han seguido esa senda y me han hecho muy feliz.