Pepe Carretero

La vida sin pudor

21 Noviembre 2022 Por Teresa Morales
El pintor Pepe Carretero refresca el panorama cultural de Madrid con la muestra ‘Flores de este mundo’.
El pintor Pepe Carretero refresca el panorama cultural de Madrid con la muestra ‘Flores de este mundo’. © Maribel Bailius

Los temas autobiográficos, lo onírico, el colectivo LGTBI y hasta lo más tradicional del folclore manchego conforman el variadísimo universo artístico de Pepe Carretero. Un pintor singular donde los haya no solo por su estilo, sino porque sabe muy bien cómo interactuar con las verdades de la vida desde una descarada, a la par que delicada, forma de reflejarlas sobre el lienzo.

Cuenta la historia, confirmada por el propio Pepe Carretero (Tomelloso, 1962), que cuando él era muy joven el pintor López Torres —tío del hiperrealista Antonio López— se le acercó en una clase de pintura y, al observar el cuadro que estaba creando, le vaticinó un futuro poco halagüeño. “Yo estaba pintando un bodegón que consistía en un jarro, un plato y una cebolla. Lo pinté a mi modo, con unas manchas negras intensas que debían ser terribles y él me dijo: no vas a llegar muy lejos”. Pero el maestro se equivocó a la hora de evaluar su talento. Hoy, la obra de Carretero forma parte de las colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, del Banco de España, de la Fundación Wellington, del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Real Academia de España en Roma, entre otras instituciones. Pintor y poeta —con tres libros publicados—, siempre ha sido fiel a un discurso muy personal y fuertemente comprometido con la igualdad. Este mes de noviembre, la Biblioteca Iván de Vargas de Madrid reúne buena parte de sus cuadros bajo el título Flores de este mundo.

¿Qué mensaje late detrás de esta muestra?
Que todos tenemos, o deberíamos tener, los mismos derechos y las mismas oportunidades por el mero hecho de estar conviviendo en este mundo. Por ahora es solo una utopía.

¿Cuál es el vínculo entre los cuadros de las flores y los retratos que aparecen en esta exposición?
La idea de no exclusión. Esta exposición la patrocina Transexualia, con quienes colaboro porque creo que hay que buscar la plena integración de todos en la sociedad para hacerla más libre y mejor. Mi aportación es mínima, pero decisiva en tiempos de recortes, no solo económicos sino existenciales.

“Creo que hay que buscar la plena integración de todos en la sociedad para hacerla más libre y mejor”

Pinceladas más pop, pero también un cubismo intenso. ¿Con qué nos quedamos?
Mi trabajo se centra, sobre todo, en la figuración y eso me define. Según los críticos de arte, mis principios tuvieron influencias alemanas y del cómic —un género que, paradójicamente, nunca he leído—. Ahora continúo inmerso en temas LGTBI, autobiográficos y oníricos. Pero cuando me siento a pintar de forma relajada nacen lo que Luis Gordillo llama "dibujos telefónicos", que es pintar sin tener una idea preconcebida. Ahí es cuando me sorprende lo que aparece, a veces con un estilo cubista, pero no siempre.

La temática homoerótica explícita está muy presente en tu obra, como vimos en tu anterior exposición Trans-mitiendo. ¿Esto te ha traído algún problema?
Me han llegado a censurar obras, sí. Con el pretexto de que hay niños en sitios públicos, como en las bibliotecas, he llegado a tener que pegar pequeñas hojas de árbol en los desnudos masculinos. Por eso cuando expongo ciertos temas pongo un cartel en la puerta anunciándolo, y así eximo responsabilidades. Que te censuren en los tiempos en los que estamos es tremendo, aunque cuando el público deja sus comentarios y veo que han entendido la obra es una alegría. Mi aportación a las libertades conquistadas en este país será seguir llevando mi trabajo allí donde me lo soliciten.

¿Cómo te gustaría que un espectador se enfrentara a tus cuadros?
Creo que a todos los pintores nos gustaría que la gente viniera a ver nuestras obras y las viviera con los ojos limpios y sin tabúes, libres y sin ideas preconcebidas. También con un buen estado de ánimo y con la sensibilidad a flor de piel.

¿Abogas por mostrar la vida sin pudor?
Un crítico, Javier García-Luengo, escribió que soy pionero en tocar ciertos temas. Sinceramente, nunca he querido escandalizar a nadie. Yo he actuado en consonancia con las libertades conquistadas en este país tras el franquismo y espero seguir así. Los que me conocen de verdad saben a la perfección que no busco el escándalo gratuito, pienso además que los temas eligen a los artistas, no al revés. Al final llevamos al lienzo nuestras obsesiones y sentimientos.

“Mi aportación a las libertades conquistadas en este país será seguir llevando mi trabajo allí donde me lo soliciten”

A la hora de plasmar tu talento, la familia y la infancia tienen una importancia capital. ¿Por qué?
No sabría decirte, soy de esos pintores que se analizan poco, pero la infancia es el germen de lo que vas a ser de mayor. Todo lo bueno y lo malo vivido en esa época marca para siempre. Y la familia es el primer núcleo de la vida en sociedad, donde nacen sentimientos que serán claves en la vida. Con mi obra solo busco decir la verdad, mi verdad. Pintando a la gente que me rodea plasmo sobre el lienzo momentos que intento salvaguardar, como si fueran mágicos aunque parezcan insignificantes. Porque… ¿qué vivimos de extraordinario en nuestro día a día? Como decía García Márquez, “la vida no es lo que vivimos, sino lo que recordamos”.

Eres un pintor tremendamente prolífico. ¿Cómo lo haces?
Fíjate que yo pienso lo contrario. Creo que pierdo demasiado el tiempo porque me interesan muchas cosas, nunca me pongo horarios y me guio por mis deseos. Necesitaría dos vidas más para poder desarrollar todo lo que quiero hacer en esta. Ahora, por ejemplo, estoy preparando mi inmersión en el cine. No me gustaría morirme sin llevar a cabo una película sobre la relación entre mi vida y mis cuadros, tan estrechamente unidos.

¿Eres de los que pintan más de un cuadro a la vez?
¡Ufff! Muchos a la vez, sí. En estos momentos tendré como 20 en distintos estudios. Como nunca me sale lo que quiero, voy de uno a otro intentando hacerlo lo mejor posible.

Lápiz, acuarelas, óleo, papel, lienzo, cartón… ¿Eliges la técnica y el soporte antes de pintar o te eligen ellos a ti?
El proceso surge sobre la marcha. Lo primero es elegir el formato y según la fuerza de la idea motriz escoges óleo, acrílico o acuarela. Luego hay otros factores inexplicables que hacen que me decante por algo en particular.

“Pienso que los temas eligen a los artistas, no al revés. Al final llevamos al lienzo nuestras obsesiones y sentimientos”

¿Y qué significa tu misteriosa manera de firmar los cuadros?
En realidad tiene poco de misterioso, representa el José Carretero y López. Grafólogos dicen que cuando no se entiende, como es mi caso, revela un complejo de inferioridad; y que la “y” significa delirios de grandeza. Mis amigos dicen que no cuente estas cosas, pero qué voy a decir [risas].

Después de tantos años en los que solo te has dedicado a pintar, ¿sigues enamorado de tu trabajo?
Sí. Cuando el trabajo es vocacional, como es mi caso, no te cuesta hacerlo porque estás desarrollando una necesidad vital que además intenta conectar con los espectadores. A veces retomo ciertos cuadros después de algunos años y veo que la emoción no ha mermado. Esa pasión sigue ahí.