Aleixandri Studio
Moda con mensaje

Marc Aleixandri, al frente de Aleixandri Studio, concibe la moda como un medio de expresión. Una visión que recibió el respaldo de la MBFWMadrid, en forma de galardón al talento emergente, durante su última edición. Con ‘Violetas’, una colección dedicada a las travestis madrileñas que actuaban en clubes clandestinos durante el franquismo, reivindicó la luminosa diversidad frente a la oscura intolerancia.
Un día, tras recibir una llamada de su hermano anunciándole que iba a ser tío, Marc Aleixandri (La Ràpita, Tarragona, 1996) decidió abandonar el trabajo de sus sueños como patronista en Palomo Spain para retornar a sus raíces. El final de ese sueño, aquel que le permitió participar en la creación de vestuarios tan icónicos como el de Chanel para Eurovisión o el de Rosalía para su gira de El mal querer, se convirtió en el principio de otro, el de Aleixandri Studio. Con su primera colección, Violetas —un homenaje a las travestis madrileñas de principios de los años 70—, se presentó el pasado febrero en la MBFWMadrid —evento patrocinado por Iberia— y se alzó con el galardón que reconoce al talento emergente. Allí estuvo su abuela, la persona que le introdujo en el mundo de los hilos y las telas siendo un niño. “Mi abuela llevaba un montón de años sin ir a Madrid. Creo que desde que hizo su viaje de novios, así que me acompañó. Cuando me dieron el premio estaba pletórica. ¡Estaba más feliz ella que yo!”, recuerda Marc. Un reconocimiento que le ha servido para dejar atrás el síndrome del impostor y reafirmarse en su visión de la moda, una intrínsecamente ligada a su identidad y sus ideales. Actualmente, trabaja en una nueva colección —la cual presentará próximamente en la 080 Barcelona Fashion— mientras piensa en cómo entretejer diversas disciplinas artísticas para llevar su proyecto un paso más allá.
Tu abuela Rosa te enseñó a hacer punto siendo pequeño, ¿crees que tu pasión por la moda despertó en ese momento?
No sé si mi pasión por la moda, pero sí mi pasión por hacer cosas con hilos y telas. Mi abuela tenía en su casa un montón de cuadros de medio punto y un día le dije que me enseñara a hacerlos. Lo hizo junto a mi tía. Me pasaba los veranos haciendo punto con mi primo. También jugaba con las típicas muñecas recortables. Lo que un día fueron juegos hoy es mi profesión.
Comenzaste a estudiar Diseño Gráfico. ¿Cómo te recondujiste hacia la moda?
Me gustaba dibujar, pero no sabía lo que implicaba estudiar Diseño Gráfico. Tenía dudas y no era una apuesta segura. Lo que tenía que ver con la ilustración me interesaba, otras cosas no tanto. La moda siempre me había gustado, pero nunca lo vi como una posibilidad hasta que comencé a coger algunas optativas. Me di cuenta de que englobaba todo lo que me gustaba: la parte artística, la parte creativa, la ilustración... Cuando pasaba por delante del taller de moda veía a mis compañeras y pensaba: “Quiero estar ahí”. En tercero, cuando me tocó escoger especialidad, decidí que mi camino era la moda.
Tu primera experiencia profesional fue como patronista en Palomo Spain, donde permaneciste cinco años. ¿Cuáles fueron los principales aprendizajes?
Todo fueron aprendizajes. Cuando uno sale de la universidad se planta en el mundo real. Siempre digo que esos cinco años fueron como sacarse otra carrera. Pasé de estar en la universidad en junio a trabajar con Palomo en septiembre y fue un golpe de realidad. Aprendí a trabajar de formas muy diversas y eso me ayudó a encontrar mi propia metodología. También aprendí a trabajar para otros. En la universidad haces lo que te apetece y como te apetece, no tienes que pensar en nada más. En el mundo real descubres que no todo es tan fácil.
“Me identifico como persona no binaria y no puedo dejar eso a un lado a la hora de crear. Mis diseños no dejan de ser una extensión de mí”
¿Qué motivaciones te llevaron a abandonar Palomo Spain y lanzar tu propia marca, Aleixandri Studio?
La motivación principal fue el deseo de volver a casa para estar cerca de mi familia y mi entorno. Pasé cinco años fuera y fueron preciosos —estoy superagradecido—, pero sentía que me estaba perdiendo cosas. Llevaba tiempo planteándomelo, pero no era una decisión sencilla porque era como decir que no al trabajo de mis sueños. Cuando mi hermano me dijo que iba a tener una niña, pensé: “No me lo quiero perder”. Dejé el trabajo, volví a casa y me tomé un pequeño descanso. Ahí empecé a pensar en arrancar mi propio proyecto, que era lo que siempre había querido hacer. Perdí el miedo y me dije: “Vamos a intentarlo”. Todavía tengo tiempo de equivocarme.
Al frente de Aleixandri Studio recibiste el premio al talento emergente en la MBFWMadrid por tu colección Violetas. ¿Qué significó para ti?
No me lo esperaba. Mi motivación no era ganar el premio porque mi premio ya era poder presentar una colección propia. A nivel personal me ha servido para despojarme del síndrome del impostor y dejar a un lado esas inseguridades que te llevan a pensar que lo que haces no es lo suficientemente bueno. Fue un espaldarazo.
Cuéntame qué es el talento para ti.
El talento es la capacidad de poder hacer de forma natural lo que otros no pueden. También creo que el talento es algo que suele ceñirse a lo artístico, pero es más amplio. A mí me parece supertalentosa gente procedente de otras disciplinas, como la ciencia, que hace cosas maravillosas y que yo no sabría ni por donde empezar. Todo el mundo, se dedique a lo que se dedique, puede tener talento.
Violetas tenía un storytelling muy poderoso relacionado con la libertad, la memoria y la identidad. ¿Se pueden contar historias a través de la ropa?
Yo es que no sé trabajar de otra forma. Para mí, la moda es un arte más. La ropa es algo que utilizamos en nuestro día a día y es una plataforma muy potente para expresarnos. No tengo la capacidad de diseñar una colección sin ese trasfondo, sin compartir un mensaje. Me parece que no hacerlo sería vaciarla de contenido.
“Me gustaría que Aleixandri Studio se concibiera no como una marca de moda, sino como un proyecto artístico que aunara diversas disciplinas”
Tus ideales tienen un gran peso en tu proceso creativo. ¿De ahí viene tu apuesta por la moda sin género?
Me identifico como persona no binaria y no puedo dejar eso a un lado a la hora de crear. Mis diseños no dejan de ser una extensión de mí. Una prenda concreta en un contexto concreto puede lanzar un mensaje muy potente. No sé si la moda tiene el poder de cambiar las cosas, pero sí puede aportar su granito de arena a la hora de visibilizar o apoyar causas en las que crees.
Siguiendo con los ideales, ¿qué papel debéis asumir los diseñadores jóvenes en lo relativo a la fast fashion?
La fast fashion no va a extinguirse de un día para otro. Es utópico pensarlo. Todos la usamos. Yo el primero cuando necesito una camiseta básica, no voy a ser hipócrita. Sí que intento buscar ropa de segunda mano en tiendas o aplicaciones. La fast fashion democratizó el acceso a la ropa, pero hemos llegado a un punto tétrico con una producción masiva que es innecesaria, inhumana y destructiva. La moda es una de las industrias más contaminantes a nivel mundial y los nuevos diseñadores, como personas que vienen a aportar algo, tenemos que hacer reflexionar a la gente, hacerles ver la importancia de los procesos lentos, de la artesanía y el saber hacer. No hay necesidad de comprarse tres camisetas a la semana o de hacer pedidos de ropa una vez al mes.
Siempre has afirmado que te gustaría que Aleixandri Studio fuera algo más que una marca de moda. ¿En qué te gustaría que se convirtiera?
Me gustaría que Aleixandri Studio se concibiera no como una marca de moda, sino como un proyecto artístico que aunara diversas disciplinas, ya sea por sí mismo o a través de colaboraciones. El trabajo colaborativo puede aportar muchísimo y llevar al proyecto un pasito más allá. Su eje central sería la moda, que es la disciplina que he elegido, pero me interesan otras artes plásticas, como la performance. Aún estoy pensando en la forma de mezclar todo lo que me gusta.