Rozalén
Mucho por contar y cantar

Rozalén, la mejor artista del año según los premios de la Academia de la Música, visitó Espacio Iberia, como lo hizo en 2024. La cantautora albaceteña revela una clave de su profunda conexión con el público: "En mí no ven ni trampa ni cartón". Con su habitual tono llano y cálido cuenta por qué le sorprendió el premio, cómo se relaciona con sus propias canciones, su experiencia con los clásicos de Chavela Vargas...
Rozalén, nacida en Albacete en 1986 y criada en el pequeño municipio de Letur, es conocida por su compromiso social y el amor por sus raíces. En sus conciertos, la autora de La puerta violeta —convertida en himno contra la violencia de género— llega directo al corazón del público y lo conduce de la risa al llanto, de la introspección a la euforia. Así lo hizo recientemente —siempre en compañía de su intérprete en lengua de signos— en las Noches del Botánico, un festival patrocinado por Iberia del que se considera fan. Y siempre con su característico talante natural, de “tía muy normal”, algo que pudieron comprobar en directo quienes se encontraron con ella en Espacio Iberia.
Con el tour de El abrazo, su último álbum, ascendió al top 5 de las giras más exitosas de 2024 en España. Este año, la Academia de la Música de España le entregó tres premios: a la mejor artista, mejor álbum de pop y mejor álbum de cantautor.
Recientemente recibiste el premio a la artista del año de la Academia de la Música en España y dijiste: “No sé por qué, pero no siento que me lo merezca”. ¿Qué piensas ahora, una vez pasada la sorpresa del momento?
No me lo esperaba, ¡estaba segura de que no me lo iban a dar! Pensaba que se lo llevaría Amaia o Dani Fernández. Sentí que no tenía que estar ahí, que no era mi momento, que otros artistas estaban en el foco… Sin embargo, después de reflexionar y hablar con los compañeros me dije: ¿por qué no va a ser mi momento? Me he tomado este premio como un toque de atención, para valorarme más y para ser consciente del trabajo que llevo detrás. Por ejemplo, el año pasado fuimos de las giras que más gente convocó, fui la primera mujer en cuanto a número de asistentes. Entonces, ¿por qué tengo ese concepto de mí?
“Yo me he tomado este premio como un toque de atención, para valorarme más y para ser consciente del trabajo que llevo detrás”
También vienes de vivir dos noches inolvidables en Noches del Botánico…
Llevo dos semanas de mucha emoción… Después del premio de la Academia de la Música, un concierto en los Jardines de Viveros, Valencia, y luego dos noches seguidas en el Botánico. Yo soy fan del festival, voy mucho allí a ver otros artistas. El entorno es maravilloso, se lo curran muchísimo, han recibido premios... Para mí tocar allí es siempre muy especial. Y en Madrid, el lugar en el que he elegido vivir… Es jugar en casa, con la emoción, los nervios y la presión que eso conlleva. Además, vinieron a cantar conmigo mis amigos María Ruiz, Mr. Kilombo, Pedro Pastor y El Kanka. Sentí felicidad y euforia. ¡Encima mi cumpleaños fue a los pocos días!
Cuando compartes tus canciones con el público, ¿aparecen en ellas nuevos sentidos?
Sí, como con Vivir, una canción que trabajé con mujeres que estaban en tratamiento contra el cáncer. Una vez conocí a María Belón, superviviente del tsunami, y me dijo que esa canción hablaba de ella. Justamente, la primera estrofa dice: “Ha pasado algo importante, puse el contador a cero, fue como una ola gigante, arrasó con todo y me dejó desnuda frente al mar”. ¡Era su historia literal! Es lo bueno y lo fuerte de las canciones: cada uno se las lleva a su terreno. Y, para mí, que las escribo, a veces también van cambiando conforme pasa el tiempo y la vida.
Con tus canciones has expresado un gran catálogo de sentimientos y emocionado a miles de personas. ¿Hay algo que todavía no has logrado expresar a través de la música?
Hay muchísimas cosas a las que aún no sé ponerle nombre ni palabras… Y también están, por supuesto, las experiencias que no he vivido aún. Ya vendrán… Todavía hay mucho que contar y que cantar.

En Espacio Iberia, Rozalén emocionó a los asistentes con la canción 'Entonces' en la que habla de su infancia.
El público siempre pide a los artistas sus ‘clásicos’. ¿Qué sientes al volver a habitar canciones compuestas en etapas anteriores de tu vida?
Sí, cuantos más discos y más canciones tienes, más difícil es escoger las canciones para el setlist de un concierto. De hecho, nosotros tenemos una parte en la que mezclamos muchas canciones que sabemos que la gente pide: para darles, aunque sea, un caramelico y cumplir sus deseos. A todas les tengo cariño, aunque algunas te cansen más… Sé que hay canciones que cantaré toda mi vida: son mis hijas, las quiero, me recuerdan el momento en que las hice y sé que son importantes para la gente. Entonces las canto con mucha alegría.
“Sé que hay canciones que cantaré toda mi vida: son mis hijas, las quiero, me recuerdan el momento en que las hice y sé que son importantes para la gente”
El año pasado en Espacio Iberia comentaste que tardaste cinco años en encajar las piezas de El abrazo. ¿Te cuesta más componer ahora, con tantas distracciones y estímulos, que al principio de tu carrera?
No. Tiene que ver más con la autoexigencia o con la cantidad de cosas que quiero decir. Hay una canción en El abrazo, que se llama Entonces, que sí tardé mucho en escribir porque hablaba de mi infancia en Letur: quería decir tantas cosas que me costaba elegir las más idóneas para hacer el puzle perfecto. Soy perfeccionista, quiero dedicarle más tiempo a la poesía, a hacerlo mejor. Pero hay canciones que siguen saliendo muy rápidas.
Este año publicaste un EP titulado Rozalén por Chavela. ¿Cómo ha sido acercarse a la figura de la cantante mexicana?
Fue a raíz de la obra de teatro Chavela [dirigida por Carolina Román], en la que hice por primera vez de actriz. Fue un reto increíble, con mucho trabajo y mucho aprendizaje. La discográfica dijo que era el momento perfecto para dejar inmortalizados algunos de los clásicos que ella cantaba, con los arreglos de Los Macorinos, y hacerle un homenaje. Chavela es inimitable. Me he acercado a estos clásicos, intentando buscar mucho más la interpretación, la emoción en los graves de ella.
“Creo que de las cosas que más nos conectan con la gente es que nos ven como personas muy normales, a mí me ven como una tía muy normal”
Durante el proceso, ¿descubriste nuevas conexiones con la música latinoamericana?
Creo que las conexiones con la música latinoamericana están en cada cosa que hacemos, no solo en el disco de Chavela. En El abrazo hay muchos guiños a Venezuela, Colombia… Y en el anterior álbum, a México, incluso había un son cubano. Al ir compartiendo tantas cosas con tantos países del otro lado del charco, vas conociendo nuevos ritmos, te vas mezclando… Eso siempre es riqueza.
¿Cómo surgió la idea de incluir a Beatriz Romero, tu intérprete de lengua de signos, en tus conciertos?
Ya todo el mundo sabe que si viene a vernos nuestra intérprete va a estar allí, compartiendo el protagonismo conmigo. Creo que eso ha sido lo más innovador: Beatriz está todo el tiempo en el escenario y es parte del espectáculo, no está relegada a un lateral. Y esto es así desde hace años. Conectamos en cuanto nos conocimos, en Bolivia. En esa época yo estudiaba Psicología Social y ella trabajaba con personas sordas en un instituto de Albacete.
En alguna ocasión has definido el talento como hacer algo que se te da bien de forma natural y que, a la vez, consigue provocar algo en los demás. ¿Qué crees que provoca Rozalén?
Creo que de las cosas que más nos conectan con la gente es que nos ven como personas muy normales, a mí me ven como una tía muy normal. Muchos me dicen que les hago llorar con facilidad y, a la vez, reír. Quizás notan cercanía y naturalidad en cómo transmito las emociones o hablo de muchas cosas que todos sentimos. Como dicen que la verdad siempre triunfa, quizás es eso: que en mí no ven trampa ni cartón.