Almudena Heredero

Gestión cultural, música e igualdad

6 Marzo 2020 Por Rafa Cervera
Almudena Heredero
Almudena Heredero, directora de Primavera Pro y miembro fundadora de la asociación MIM (Mujeres en la Industria de la Música. © Pablo Paniagua

Por su experiencia, visión del mercado y conocimientos, Almudena Heredero ya forma parte de la necesaria renovación que ha sufrido la industria musical en España durante el último decenio. Cambios entre los que, por supuesto, figura la lucha por la visibilidad y la igualdad de la mujer. Hablamos con ella.

“Todo fue una cuestión de priorizar talentos”, explica la empresaria, gestora cultural y docente Almudena Heredero (Madrid, 1971) cuando habla de sus comienzos en el mundo de la música. “Entre los 20 y 24 años tuve un grupo de electrónica con mi hermano que se llamaba Ballet Mecánico”, comenta. También fui bailarina de Fangoria en los primeros años del grupo. Pero soy muy consciente de mis propias limitaciones y me di cuenta a tiempo de que mi futuro no iba por ese lado. Mi talento es coordinar y organizar y gestionar, y me encanta hacerlo”. 

Fruto de esa decisión es que Heredero sea una de las mujeres con mayor presencia y peso en la industria musical española. En 2010 fundó Ulalume, empresa desde la cual ha desempeñado trabajos como la coordinación del pabellón de España en la  Cuatrienal de Praga de Escenografía y Espacio escénico, o las Jornadas de Inclusión Social en las Artes Escénicas, además de promover eventos como Primavera Pro y de ejercer, desde otoño de 2019, como vicepresidenta de la asociación Mujeres en la Industria de la Música (MIM).

Te formaste como criminóloga, pero desde hace años trabajas como gestora cultural y docente especializada en esa materia. ¿Cómo ha sido el camino?

En el momento de decidir qué iba a estudiar no tenía ninguna vocación clara. Me incliné por Derecho, que no me gustó nada en absoluto, y en tercero me cambié a Criminología. Tengo los títulos de Investigación privada y de Criminología, lo que pasa es que nunca he ejercido nunca como tal. Entonces ya trabajaba en un sello discográfico para pagarme la carrera y al final me quedé en este sector. Estando en el sello me llamaron de la Fundación Autor para trabajar en los Premios de la Música. Allí estuve hasta 2010.

“Nadie se fija en cómo van vestidos un grupo de chicos, pero cualquier rasgo físico de una mujer en un escenario se cuestiona y se juzga”

Al marcharte fundaste tu propia empresa, Ulalume. ¿Cuál es vuestra labor?

No quería volver a trabajar por cuenta ajena y creé mi propia empresa para gestionar diversos proyectos. El primero fue Primavera Pro, con el que llevo ya once ediciones, o el festival Jazz Madrid. En el equipo de Ulalume me acompañan otras mujeres, pero no porque me impusiera que tuvieran que ser mujeres las que me acompañaran en el proyecto. Creo que existe una forma común de entender el trabajo que tiene mucho que ver con el cuidado y con la forma de abordar las relaciones. 

¿Se puede hablar entonces de una capacidad de trabajo esencialmente femenina?

Sí que existe una manera determinada de trabajar por parte de las mujeres, igual que existen determinadas dinámicas, sobre todo en el sector de la música, que son muy masculinas y que en la mayoría de los casos las mujeres no compartimos o que compartimos casi a la fuerza porque no son nuestras —esas comidas de trabajo, esas reuniones que se perpetúan, las copas…—. Y también hay una mirada femenina más amplia, más profunda de las cosas que hacemos en el día a día. Los hombres pueden ser menos reflexivos, quizá se saben vender mucho mejor, tienen una mayor capacidad para establecer vínculos entre ellos. Aunque no me gusta generalizar porque hay gente que actúa de una forma o de otra según su personalidad. 

Como docente, ¿a qué nivel ves la asistencia de mujeres a estas actividades?

En la mayoría de los programas formativos de máster en los que doy clase sobre de gestión cultural o sobre la industria de la música hay una clara mayoría de mujeres. Probablemente en el futuro habrá más mujeres profesionales de la industria musical, pero en lo relativo a la parte artística todavía hay una mayoría masculina. Para las mujeres, plantearse la profesionalización como artistas musicales es más complicado. En el momento de pasar de ser aficionada a la música a plantearse hacerlo profesionalmente existen barreras de todo tipo, educativas o de falta de referentes. En ese ámbito más artístico todavía no hay igualdad.

“Probablemente en el futuro habrá más mujeres profesionales de la industria musical, pero en lo relativo a la parte artística todavía hay una mayoría masculina”

¿Por qué motivos?

Existe un doble rasero en cuanto las posibilidades que tiene una mujer para dedicarse a la música. Todavía hay una cuestión vinculada no solo a tu capacidad técnica de cantar o tocar un instrumento, también a tu imagen y a otras cuestiones. Tampoco los padres lo ven como un sector serio para una mujer. Nadie se fija en cómo salen vestidos un grupo de chicos, pero cualquier rasgo físico de una mujer en un escenario se cuestiona y se juzga, tal y como vemos a diario en los medios. Y esa es una presión muy importante. Desarrollar tu carrera en este entorno no es fácil, supongo que no lo es en ninguna, pero en esta no es fácil. Pero si, además, a las dificultades propias del sector se añade el cuestionamiento en redes sociales, puede ser muy demoledor.

Eres vicepresidenta de la asociación MIM. ¿Cuáles son vuestros objetivos?

De momento tenemos un empeño bastante importante en trata de fomentar cambios en lo relacionado con la elección de cargos en las instituciones públicas y favorecer que estos se produzcan en situación de igualdad. Estamos trabajando también en un estudio sobre la situación de las mujeres en la industria de la música. Hasta hace poco existía esa percepción de que no había condiciones de igualdad, pero no había datos concretos. Nuestro objetivo en última instancia es desaparecer. Ojalá llegue el día en que no hagamos falta.