Pol Guasch
La escritura caleidoscópica
El Premio Festival Eñe Talento a bordo, creado en colaboración con Iberia, ha recaído en el escritor catalán Pol Guasch. Con dos poemarios y una novela en su haber, el jurado ha destacado la madurez de su mirada y su osadía experimental. Su escritura, que él mismo define como “deliberadamente compleja y caleidoscópica”, le ha situado como una de las grandes promesas literarias de su generación.
Pol Guasch (Tarragona, 1997) es el primer ganador del Premio Festival Eñe Talento a bordo, el cual busca reconocer a nuevas voces de la literatura en España. Este joven de 25 años, que en 2021 publicó su primera novela, Napalm en el corazón —título que se une a los poemarios Tanta gana y La parte del fuego—, prefiere hablar de trabajo, aquel que le lleva a perseverar, a desesperar y a disfrutar cada vez que se pone a escribir, que de talento, al que de forma tajante califica como “una mentira”. Pero su talento es indiscutible, tal y como señalaron los miembros del jurado: “La escritura de Guasch combina una madurez de mirada y una osadía experimental que no pierde de vista los conflictos generacionales y la ansiedad de un mundo inestable y en mutación, algo que singulariza su trabajo y le sitúa entre las voces literarias más sugerentes del panorama actual". A escasos días de recibir el galardón, lo hará el 19 de noviembre en el Círculo de Bellas Artes, nos atiende.
¿Recuerdas la primera vez que sentiste la pulsión de escribir?
Siempre digo que llegué a la escritura por accidente. Quiero decir: no tengo la sensación de haberla escogido. Creo que llegué como quien llega a un sitio desconocido sabiendo que alguien ahí lo ha estado esperando. Todavía me pregunto quién me espera, si es que hay alguien (o algo) al otro lado de esta indescifrable zona boscosa. Por si acaso, me quedo. Sigo aquí.
¿Quiénes han sido, o continúan siendo, tus referentes en el mundo de la literatura?
Recuerdo leer a John Kennedy Toole sin entender nada pero pensando que yo quería hacer lo mismo: crear un personaje y dibujar su mundo particular. Después llegó la poesía para centrarme (Marina Tsvietáieva y Anna Ajmátova, faros para mi) y el teatro para descentrarme (Wajdi Mouawad, al que debo mi escritura). Luego está lo bastardo, lo inclasificable, y ahí Hélène Cixous y Clarice Lispector marcan el camino, junto a Maggie Nelson y Mercè Rodoreda. Si pudiera conocer a alguien que nunca conoceré, lo tendría claro: Boris Vian. Y los horizontes, que son admiraciones: Gloria Anzaldúa y Fernanda Melchor.
“Creo que llegué a la escritura como quien llega a un sitio desconocido sabiendo que alguien ahí lo ha estado esperando”
Hasta el momento has publicado un par de poemarios y una novela. ¿Qué impulsó tu salto a la prosa con Napalm en el corazón? ¿Supuso un cambio de registro?
No hay cambio de registro, hay una forma compartida de entender el placer del texto y la llegada a la escritura. Cada poema es una novela y esta novela la pienso como un poema muy largo que me acompañó durante muchísimo tiempo.
Has sido galardonado con el Premio Festival Eñe Talento a bordo, que busca reconocer el talento de escritores emergentes. ¿Qué significa para ti?
Una oportunidad para visibilizar una poética periférica, tanto por la lengua en que se narra, el catalán, como por la forma de la escritura en la que quiere militar, deliberadamente compleja y caleidoscópica.
Además de talento, ¿qué más se necesita para escribir?
Trabajar, perseverar, desesperarse, continuar, disfrutar, disfrutar mucho, creerse imbatible, saberse minúsculo, disfrutar más y ser siempre, siempre, amateur.
El jurado ha señalado que eres un autor que “no pierde de vista los conflictos generacionales”, pero tu escritura no lo muestra de forma evidente.
Para hablar del mundo que nos rodea, no hace falta trasladarlo referencialmente a una novela que sea un espejo de lo que ocurre en nuestro entorno. Uno puede escribir el mundo, señalarlo, desde la diferencia, desde lo que no es. Eso es lo que intento hacer. Celebro que el jurado lo destaque como una particularidad de mi escritura.
También ha destacado tu “osadía experimental”. ¿Te gusta jugar con el lenguaje?
Empezar escribiendo lo que la norma considera "poemas" me enseñó que el lenguaje no solo es mi materia de trabajo y mi condición de posibilidad, también es mi objetivo último: el sitio donde quiero llegar y donde nunca llegaré del todo.
“El lenguaje no solo es mi materia de trabajo, es mi objetivo último: el sitio donde quiero llegar y donde nunca llegaré del todo”
Escribes en catalán, una lengua que, junto al vasco, tendrá presencia en el Festival Eñe por primera vez. ¿Qué te parece la iniciativa?
Que llega tarde.
Para ti, que viajas recitando tus poemas, ¿es la literatura un lugar de encuentro?
Totalmente. Recuerdo como en Sudáfrica se aplaudían y se jaleaban los poemas, la sensación de comunidad era increíble. Pero también, afortunadamente, es lugar de discusión y de desencuentro. Pienso, por ejemplo, en las opiniones encontradas que una novela puede generar, tan diferentes entre ellas, y es que el disenso es una forma bonita y dolorosa de encontrarse.
Y, para finalizar, cuando necesitas inspiración, ¿dónde la buscas?
Abro una lectura querida, leo una frase subrayada y pienso que ojalá la hubiera escrito yo. Si sé abrazarla de algún modo, me pongo a escribir. Si no, lo dejo.