Juan Gómez-Jurado

Intrigando al lector

27 Febrero 2023 Por Beatriz Portinari
El madrileño Juan Gómez-Jurado es uno de los autores más vendidos de España
El madrileño Juan Gómez-Jurado es uno de los autores más vendidos de España. © Cortesía de Juan Gómez-Jurado

Desde que debutó como novelista en 2006 con ‘Espía de Dios’, Juan Gómez-Jurado ha tejido un universo propio donde, capítulo tras capítulo, la intriga deja sin respiración al lector. Y sus lectores le adoran por ello. De hecho, se ha convertido en uno de los escritores más vendidos del país. Ahora regresa con ‘Todo Arde’, una novela protagonizada por tres mujeres —Aura, Mari Paz y Sere— sin miedo a nada.

Tres mujeres se dan cuenta de que la única forma de sobrevivir es cometiendo una locura. “Son mujeres que lo han perdido todo, incluso el miedo. Por eso son tan peligrosas”. Con este punto de partida, el periodista y escritor Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977) ha vuelto a superar todas las expectativas con la trepidante Todo Arde. Títulos como La leyenda del ladrón, El paciente o Cicatriz se convirtieron en el preludio de lo que sería uno de los grandes éxitos editoriales de los últimos años: la trilogía Reina Roja. Su adaptación a la pequeña pantalla, de la mano del director Koldo Serra, promete ser uno de los fenómenos televisivos del año. Los números de Gómez-Jurado, al que podemos calificar de autor bestseller, abruman: más de diez millones de libros vendidos en todo el mundo. La prueba de que aunar talento y olfato comercial es posible.

¿Un escritor de éxito nace o se hace? ¿Cómo recuerdas tu infancia?
No era un niño especial, pero sí es cierto que conmigo lo que intentaban era que me relacionara con otras cosas más allá de los libros. A los que nos gusta leer hemos tenido experiencias similares. Es algo que tengo en común con otros compañeros que me he ido encontrando por el camino. Me enamoré de la lectura y, cuando te entregas a ella, se convierte en el único camino.

¿La literatura era un refugio?
Los espacios de ficción, como pueden ser la Tierra Media o Hogwarts —donde hay orcos o magos—, tienen sentido. Además han sido creados para que la vida allí sea más peligrosa y, también, más atractiva. En cambio, no siempre podemos hallarle ese sentido a la vida real. Por ello, paradójicamente, refugiarse en la fantasía es hacerlo en el sentido frente al despropósito y el caos absoluto de la vida real.

“Cuando escribo no hallo un refugio, sino una condena. Pero el hecho de que odie escribir me ha hecho mejor escritor”

¿Qué sientes ahora cuando un niño te dice que quiere ser escritor gracias a tus libros?
Lo que da sentido a los seres humanos es nuestra capacidad para contar historias, encontrar un propósito a través de las palabras. Así que, cuando un chaval se acerca a mí y me dice: “Quiero hacer lo mismo que tú el día de mañana”, a mí me da la sensación de que no está todo perdido. Al final, nuestros esfuerzos son heredados por los que vienen.

¿Cómo se escribe un bestseller? ¿Es una cuestión de talento?
Llegué a la escritura por mi gusto por la lectura, pero para mí escribir es un castigo. ¡Querría que la historia que está en mi cabeza saliera sola! Lo que visualizas y lo que eres capaz de escribir son cosas distintas, y eso es lo que más me cuesta. En realidad, cuando escribo no hallo un refugio, sino una condena. Pero el hecho de que odie escribir me ha hecho mejor escritor. La necesidad de no aburrirme me lleva a contar historias distintas entre sí y por eso nunca escribo dos veces el mismo libro.

¿Y qué es, entonces, lo más difícil de escribir?
Cuando me siento a escribir una novela me planteo muchas cosas. Pero, sobre todo, ¿cuál es la historia y cómo la cuento? Me encuentro con la necesidad de reflexionar sobre la forma. Un thriller es, básicamente, una carrera adrenalínica para resolver un problema. Y, según los caminos por los que transite esa resolución, puedes tener un thriller de aventuras o uno psicológico. Mi trabajo consiste en encontrar esos caminos y muchas veces he tenido que usar fórmulas, códigos o técnicas que no suelen incluirse en un thriller común. Ni siquiera las novelas que componen la trilogía Reina Roja [se completa con Loba Negra y Rey Blanco] tienen la misma estructura, cada una tiene una distinta cuando lo normal habría sido hacerlas de forma más procedimental.

En tu última novela, Todo Arde, rompes repentinamente la narración escribiendo un capítulo como si fuera un guion de cine.
El otro día, alguien a quien no le había gustado ese capítulo, me decía: “Juan, cada vez estás más obsesionado con el cine. Lo has hecho para que te hagan una película o una serie de televisión”. Sonreí, no me molestó. Tengo muy buena relación con mis lectores y una crítica mala de vez en cuando viene bien. Lo que pensé en ese momento fue en lo sencillo que es hacer esa comparación y lo complejísimo que es realmente convertir una narración en un guion de cine.

Ahora que Reina Roja va a dar el salto a la televisión, cuéntanos cómo ha influido el cine en tu forma de escribir.
Soy hijo de mi tiempo y es inevitable que escriba con ciertos códigos ligados al cine. Por ejemplo, yo leo el principio de Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós, y lo decodifico como un travelling cinematográfico porque hay 130 años de diferencia.

“Escribir es, sobre todo, hacer memoria: recordar historias y devolverlas de alguna forma”

¿Tu forma de escribir hizo que los guionistas tuvieran más fácil adaptar Reina Roja al formato audiovisual?
En su día lo comenté con los guionistas de Reina Roja. “Si yo escribo muy visual, para vosotros tiene que ser fácil convertir esto en un guion”, les dije. Se me quedaron mirando y respondieron: “No, precisamente por eso es muy difícil. Si ya has creado unas imágenes, o nos ceñimos a ellas a la perfección o la gente no va a reconocer la novela”. En realidad les estaba poniendo todo más difícil. He aprendido mucho con la serie, donde he tenido los mejores maestros. Ahora pasamos a la siguiente fase: convertir todo lo rodado, con mucha posproducción por delante, en una historia a la altura de la protagonista de la saga, Antonia Scott.

¿Cómo creas los personajes de tus novelas? ¿Tienen algo de realidad?
Todos los personajes de mis libros tienen que ver conmigo y surgen de la realidad. A veces he tenido que describir mi relación con ellos diciendo: “Todos mis personajes son yo, y yo soy todos mis personajes”. Un día, en la Puerta del Sol, me encontré a un veterano legionario en tacataca, del cual colgaba una radio y una bolsa con tres manzanas y una patata. De ese encuentro casual nacieron cuatro hermosos personajes de Todo Arde. Si no lo hubiera tenido, ¿hubiesen existido? Escribir es, sobre todo, hacer memoria: recordar historias y devolverlas de alguna forma.