Elvira Sastre
Versos a la nueva usanza
Charlamos con la poetisa y escritora Elvira Sastre sobre el panorama literario actual y sobre cómo ha hecho de las letras su modo de vida. También de su último proyecto, el espectáculo ‘Desordenados’, con el que devuelve a los escenarios la poesía y la canción protesta.
Su perfil artístico conjuga juventud y tradición con la misma soltura con la que escribe líneas y versos que han encandilado a diferentes generaciones de lectores. Elvira Sastre (Segovia, 1992), filóloga de formación y autora de la premiada novela Días sin ti y de otros cinco poemarios, se ha consagrado como una de los referentes de ese grupo de escritores que han vuelto a poner en boga la poesía entre el público más joven. Buena culpa de ello la tienen Internet y las redes sociales, que se han convertido en las nuevas librerías de esta hornada de poetas millennials y, donde Sastre, recientemente galardonada con el Premio Biblioteca Breve 2019, acumula una legión de seguidores.
Hace unos días presentaste en el marco del Festival Eñe el recital musicopoético Desordenados, en el que te acompaña el cantautor Andrés Suárez. ¿Cómo se fraguó el proyecto?
Desordenados surge de la admiración que nos tenemos el uno al otro, lo cual ya nos llevó a compartir escenario anteriormente; yo le invité a él en Argentina, y él a mí en Madrid. Un día, Andrés cogió un libro mío (Aquella orilla nuestra) y vio que había frases que, si las desordenabas, cobraban un nuevo sentido. Con ello creó una canción que se llama “Desordenada Elvira”. Después, yo escribí “Desordenado Andrés”, que no es más que un poema con frases suyas también desordenadas. Entonces empezamos a pensar en hacer algo juntos, y se nos ocurrió la locura de hacerlo a lo grande.
“Estamos llevando la poesía a lugares donde suena reguetón, rock, pop y no se escucha jamás un poema recitado”
¿Hay un mayor interés por la poesía y la literatura entre el público joven?
Sí. A lo largo de estos años me he dado cuenta de que la cultura es maravillosa, pero hay que ser realistas y conscientes de que hay muchas personas a las que hay que acercársela porque, o la desconocen, o no han dado con algo que les guste dentro de ella. Sería bastante hipócrita dedicarse a la cultura y pretender llegar a la gente sin mover un dedo. Por eso apostamos por el proyecto Desordenados, con el que estamos llevando la poesía a lugares donde suena reguetón, rock, pop y no se escucha jamás un poema recitado. No podemos pretender que a la gente le guste algo si no se lo hacemos fácil, accesible y atractivo. Creo que estos últimos años había muchas personas que no sabían que les gustaba la poesía y, de repente, gracias a Internet les ha llegado sin buscarla.
¿La poesía es mejor leída o escuchada?
Depende de los gustos de cada uno. Yo prefiero leerla, aunque es cierto que en los recitales se crea algo precioso y especial entre el público y quien recita, y que es como el punto final del poema. Desde luego, no son formas incompatibles.
Actualmente hay una hornada de jóvenes escritores que estáis alcanzando mucha fama, como Loreto Sesma, Marwan, Defreds, Rayden, tú… Aunque tenéis estilos diferentes, ¿hablarías de una generación?
Personalmente, el término “generación” me chirría un poco ¡porque seguimos vivos! (risas). Pienso que de los movimientos solo se puede hablar cuando ha pasado el tiempo; todavía es pronto para catalogarnos como generación. Es cierto que en algunos programas de institutos ya se están incluyendo nuestros nombres —lo cual es maravilloso—, pero prefiero ser precavida. Lo que sí tenemos en común es que hemos coincidido en un mismo espacio y tiempo, en el que internet se ha convertido en una herramienta de expresión artística en todos los ámbitos. Esto hace que haya mucha más variedad a día de hoy y más opciones para todo tipo de lectores.
“De los movimientos [literarios] solo se puede hablar cuando ha pasado el tiempo; todavía es pronto para catalogarnos como generación”
Cuentas al día de esta entrevista con casi 380 mil seguidores en Instagram. Sin embargo, huyes de términos como “poeta millennial” o “poeta de las redes”. ¿Por qué?
Porque son etiquetas y creo que las etiquetas limitan. Entiendo que son necesarias y efectivas como herramientas periodísticas, al igual que ocurre con el término “movimiento”, pero a mi no me gustan. La poesía ya tiene suficientes prejuicios como para añadirle más. Estas etiquetas lo único que hacen es que la gente que no ha podido conocer la poesía o la cultura la rechace, porque si yo leo “poeta millennial” y no formo parte de esa generación, seguramente no me acerque al libro de ese autor. La poesía y la literatura no tienen edad ni género y pueden llegar tanto a los niños como a las personas mayores.
¿Cómo ha evolucionado Elvira Sastre desde Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo?
Mucho, o, por lo menos en términos de escritura, así lo he pretendido. Soy muy reacia a publicar algo porque sí. Quiero ofrecer libros muy distintos entre ellos y que muestren una evolución, ya que de lo contrario estaría timando a los lectores. La lectura siempre ayuda. Yo siempre digo que aprendí a escribir leyendo, e intento leer cada vez más, indagar en otros géneros, conocer poetas nuevos para aprender de ellos y que toda esa influencia desemboque en una mejor escritura.
Al tratarse de una novela, ¿es muy diferente Días sin ti al resto de tu obra?
Días sin ti no tiene nada que ver con otros libros que he escrito y trabajé mucho para que así fuera. La novela es un género diferente que me permite contar cosas que la poesía no. Me lo planteé como un desafío y, al final, tras mucho esfuerzo y tiempo, lo conseguí.
Hasta ahora te ha inspirado mucho el amor y todo lo que le rodea. ¿Consideras que es un tema suficiente para toda una vida como escritora?
El amor engloba todas las emociones y por eso me gusta decir que yo escribo sobre las emociones, ya que cuando estás enamorada puedes sentir rabia, tristeza, nostalgia, pasión…. El amor te da todo esto y a la vista está que es un tema que no pasa de moda.
Hay críticos que te han tachado de tener un estilo cursi o demasiado adolescente. ¿Qué les responderías?
Creo que hay hueco para todo. Se puede escribir de cualquier manera y es a la gente a la que le tiene que gustar. Si a alguien le parece cursi, bienvenido lo cursi. Al final, si consigues emocionar al lector, lo estás consiguiendo todo.
“Si a alguien le parece cursi lo que escribo, bienvenido lo cursi. Al final, si consigues emocionar al lector, lo estás consiguiendo todo”
A estas alturas, ¿consideras que escribir es un trabajo o un desahogo?
Depende. Para mí el acto de escribir es un desahogo puro, aunque ahora sí que todo lo que implica lo ha convertido en un trabajo: viajes, promociones, entrevistas, firmas… Por eso digo que los artistas trabajan las 24 horas del día, la cabeza nunca para. En mi caso es una suerte, ya que escribir es una necesidad que tengo y, si me puedo dedicar a ello, mejor.
Segoviana, pero afincada en Madrid desde hace años. ¿Qué te inspira de esta ciudad?
De Madrid me inspira todo. Además, como llevo aquí siete años y he vivido en cinco pisos distintos, he conocido zonas y barrios diferentes que me han inspirado muchísimo. De no haber vivido en Madrid pienso que no me dedicaría a lo que me dedico simplemente por las vivencias que esta ciudad me ha aportado, más allá de las oportunidades laborales. Aquí me siento muy independiente: dar un paseo sola o ir al cine sola y que nadie me mire raro, tomar un café conmigo misma y que nadie me diga nada… Son cosas que me ayudan muchísimo a la hora de escribir y de lo que me nutro cada día.