Gorka Orive
El científico humanista
La ciencia española atraviesa un gran momento y uno de sus responsables es Gorka Orive, el investigador alavés que ha dado un paso de gigante en la detección precoz del alzhéimer. Con él nos embarcamos en un interesantísimo viaje para conocer los retos en materia de salud a los que nos enfrentamos actualmente y las claves para un futuro más sostenible e innovador.
Llegar a Vitoria es como reencontrarse con un viejo amigo: siempre te preguntas por qué no os veis más y te hace sentir como en casa. Si además te acompaña Gorka Orive (Vitoria-Gasteiz, 1976), esa sensación se multiplica por mil. Orive es doctor en Farmacia, investigador y profesor en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), pero también podría ser comunicador o divulgador científico y, en realidad, también es todas esas cosas. Tras un día con él decido llamarlo El científico humanista porque en su forma de hablar, de relacionarse y por los proyectos que ha puesto en marcha se intuye lo que más tarde nos confirma durante la entrevista: la ciencia debe tener como objetivo mejorar la vida de la gente.
Bajo esta premisa, nos encontramos con él en el Día Mundial del Alzheimer, el tipo de demencia más prevalente y que, actualmente, afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo. Las previsiones tampoco alientan: la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2050 habrá más de 150 millones de personas con esta enfermedad y su coste económico es del 1% del PIB mundial, por no hablar del brutal impacto social que genera.
Según nos cuenta, “además de que actualmente no tiene cura, uno de los grandes problemas de esta patología es su infradiagnóstico: siete de cada diez personas tienen alzhéimer y no lo saben, ya que las técnicas para detectarlo son muy costosas e invasivas y las terapias empiezan a aplicarse cuando la enfermedad está muy avanzada”. Es por ello que la comunidad científica lleva años investigando nuevas formas de diagnóstico precoz y Orive, quizás también movido por su experiencia personal con la enfermedad —su abuela materna y paterna padecieron demencia— dio con un elemento clave: la saliva. “Siempre hemos pensado que la respuesta inmunitaria, la cavidad oral, tiene algo que ver con el cerebro. Nuestra sorpresa vino cuando detectamos que los pacientes de alzhéimer tenían niveles muy bajos de una proteína presente en la saliva, la lactoferrina. Es como si fuera una fiebre, pero al revés: la bajada de estos biomarcadores te indica que hay un alto riesgo de padecer la enfermedad”. Teniendo en cuenta que el alzhéimer se empieza a desarrollar en nuestro cuerpo entre 15 y 20 años antes de que dé síntomas, esta ayuda en el diagnóstico sencilla, económica y muy fácil de universalizar supone un paso de gigante en la detección precoz —y, por tanto, en el tratamiento efectivo— de esta enfermedad.
El científico humanista
Gorka Orive es un entregado a la causa, cree en su oficio y en quienes lo hacen posible: “Lo más importante de la ciencia son las y los científicos”, afirma, al hilo de su labor como profesor y director de tesis doctorales de la Facultad de Farmacia en la UPV/EHU. “Tenemos que formar y orientar a los científicos del futuro, pero también tenemos que darles cierta certidumbre —reivindica—. No les podemos decir que esto es un camino que acaba en un acantilado porque no se den las oportunidades suficientes”.
“Al talento hay que mirarlo de cara, no de espaldas ni con miedo, sino con ganas de asociarse a él”
El futuro de la ciencia está en estas generaciones que abanderan el talento español dentro y fuera de nuestras fronteras: “España es una cuna muy importante de ideas, de talento, de innovación. Personalmente soy un fiel defensor del talento. Al talento hay que mirarlo de cara, no de espaldas ni con miedo, sino con ganas de asociarse a él”, nos cuenta.
De la mano del talento también debe ir el reconocimiento. Cuando le mencionamos el Premio de la Academia Iberoamericana de Farmacia, que le han otorgado este año, Gorka Orive comenta que “es una forma de reconocer el trabajo de todo el equipo, de saber que vas por el camino adecuado y, sobre todo, una responsabilidad para seguir adelante”. Este galardón reconoce su labor investigadora, pero también su perfil divulgador en redes sociales, especialmente al comienzo de la pandemia, cuando había muchas preguntas y muy pocas respuestas. En ese momento se hizo viral por aportar datos fehacientes y contrastados, en contraposición a la corriente negacionista repleta de fake news que circulaba por la red: “Creo que todo aquel que se dedique a la ciencia tiene un compromiso con la sociedad, más en momentos complicados”, afirma convencido.
Un futuro retador, pero también optimista
Precisamente, la sinergia de talentos se ha fraguado entre las paredes de la Facultad de Farmacia de la UPV/EHU, donde charlamos con Gorka Orive. Aquí nació otro de los grandes proyectos que ha impulsado junto al también investigador Unax Lertxundi, esta vez basado en la farmacontaminación de las aguas de la ciudad de Vitoria: “De los 4.000 fármacos o principios activos que se comercializan actualmente, ya se han detectado 1.000 en el ecosistema”, relata. Desde que iniciaron sus investigaciones, ya se han publicado 25 artículos científicos al respecto, el último en la prestigiosa revista especializada Science el pasado mes de julio, y nos ponen frente a una problemática derivada de nuestro consumo de fármacos y su impacto directo en el medioambiente.
“Actualmente existen enormes desafíos en el ámbito de la salud, pero también hay avances para creer en un futuro esperanzador”
El investigador alavés cree que estas líneas de investigación, muy en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), son las que liderarán los avances más importantes de los próximos años: “Entre esta década y la siguiente nuestros esfuerzos se van a focalizar en temas medioambientales, de cuidado de nuestro entorno, para una vida más amigable y sostenible —nos cuenta Orive—. En el futuro existirán grandes desafíos en materia de salud, pero también hay proyectos en marcha que nos hacen creer en un futuro esperanzador. Apenas hace un siglo el ser humano tenía una esperanza de vida de 40 años y ya la duplicamos. Estamos desafiando a la propia biología y esto se debe, en parte, a los avances en materia sanitaria y farmacológica”.
“Un país que quiera progresar debe tener un corazón científico e innovador sólido”
Teniendo en cuenta los nuevos retos que presenta una realidad que no deja de virar constantemente—así nos lo ha enseñado la pandemia—, la innovación juega un papel clave en el progreso científico. Así concluye Orive: “Un país que quiera progresar debe tener un corazón científico e innovador sólido. Conceptos como investigación, desarrollo e innovación hacen una gran sinergia para seguir avanzando y obtener resultados”. Tomemos nota, pues de ello depende nuestro futuro.