David Romero
Por una economía circular
La vida de David Romero no se entendería sin la I+D+i. Respirarla es, según sus propias palabras, la clave para progresar. Una de esas inspiraciones terminó en una espiración llamada Reciclalia. Su compañía halló la forma de reciclar materiales compuestos y desde entonces apuesta por la economía circular como el único modelo que puede asegurar una sostenibilidad real.
Hace una década a David Romero se le planteó una duda: qué hacer con aquellos residuos que, en ese momento, sólo podían ser enviados a un vertedero porque no había ninguna tecnología que permitiese su reciclado. Estos residuos eran materiales compuestos, básicamente fibra de vidrio y fibra de carbono, con los que se fabrican grandes estructuras —palas de aerogeneradores, por ejemplo—. Para dar solución a ese problema, junto a dos socios más, creó una compañía que se ha convertido en referente y su discurso nos invita a respirar I+D+i para progresar y construir un modelo de economía circular que vaya en beneficio del planeta.
¿En qué situación se encuentra España en cuanto al reciclaje?
Ahora toca ser más ambiciosos porque el modelo de reciclaje se ha quedado corto. Hay que empezar a pensar, a vivir y a trabajar según un modelo de economía circular en el que todos los residuos puedan ser recursos para otros procesos. Debemos imitar a la naturaleza. Los ecosistemas son procesos perfectos en los que no hay residuos porque estos son aprovechados por el siguiente eslabón de la cadena. Solo mediante este modelo circular podremos asegurar una sostenibilidad real que nos permita seguir desarrollándonos de una forma empática con nuestro entorno. Ese es el reto que tenemos que abordar como individuos y como sociedad.
¿Los españoles estamos realmente concienciados de la importancia del reciclaje?
Desde hace unos años en la industria sí estoy notando una mayor concienciación e implicación de las empresas. En mi día a día puedo comprobar cómo determinadas posiciones relacionadas con la sostenibilidad y el medio ambiente están empezando a ganar peso dentro de las organizaciones. Obviamente todo está relacionado entre sí y creo que la presión social en temas relacionados con el medio ambiente está empujando este cambio de concepto a nivel corporativo.
“Hay que empezar a pensar, a vivir y a trabajar según un modelo de economía circular”
¿Y qué ocurre con las nuevas generaciones?
Déjame que te cuente una pequeña anécdota. En el instituto donde estudia mi hija hacen todos los años la Semana de la Ciencia y me han invitado en varias ocasiones para dar una charla sobre cómo la ciencia y la I+D+i pueden ayudar a la sostenibilidad. La sorpresa vino cuando después de la exposición un nutrido grupo de alumnas y alumnos prefirió continuar el debate, exponiendo sus pensamientos, en lugar de salir al recreo. Para mí, que llevo más de 20 años trabajando en este campo ha sido una de las experiencias más gratificantes y muestra que las generaciones futuras tienen mucho que decir aún en esta materia.
¿Se invierte suficientemente en I+D+i en España?
Nunca se invierte suficiente en I+D+i. La investigación y el desarrollo son la respiración que nos mantiene vivos, es lo que nos hace progresar y ser mejores. Debemos centrarnos en hacer productiva esa I+D+i apoyando la investigación temprana, donde muchos resultados no son explotables comercialmente pero se convierten en la piedra donde se apoyan desarrollos posteriores. La estrategia de I+D+i debe cubrir todas las etapas, desde el concepto o la ideación hasta el escalado o el prototipo industrial. Esto, llevado al terreno ambiental, nos va a permitir desarrollar nuevas tecnologías para ampliar el listado de residuos que pueden reciclarse y reutilizarse.
¿Todo se puede reciclar?
La respuesta es un rotundo sí, y ahí es donde la I+D+i juega un papel crucial para facilitar el desarrollo de nuevas ideas que permitan ampliar cada vez más el listado de materiales reciclables. Hay que trabajar en un gran cambio de paradigma: conseguir la implicación de todos los actores de la cadena de valor y buscar estrategias colaborativas entre sectores que puedan retroalimentarse y cerrar el ciclo de los materiales.
¿Pero algo habrá que no se pueda reciclar?
Si entendemos bien el concepto de economía circular y si dotamos a nuestros centros de investigación, universidades y empresas con recursos suficientes para superar las tradicionales barreras de la industria del reciclado, me atrevería a decir que no hay nada que no se pueda reciclar. Aunque esta afirmación pueda parecer ambiciosa, el tiempo se encargará de hacerla una realidad en un futuro cercano.
¿Cuáles son los peligros del no reciclaje?
Por citar algunos: contaminación de suelos, subsuelos y acuíferos. Capítulo aparte merece la contaminación de ecosistemas marinos con plásticos y microplásticos. Además, estamos perdiendo un suelo muy valioso para otros usos enterrando materiales que, en el caso de los compuestos, pueden permanecer durante miles de años sin descomponerse. Pero esos peligros van más allá de los tradicionales impactos ambientales que vemos a diario en las noticias. No reciclar, no transitar hacia una economía circular, entraña serios riesgos también para la economía.
¿Y cuáles son los beneficios?
La economía circular es la herramienta que tenemos para hacer frente al aumento de demanda de materias primas y, al mismo tiempo, solucionar la escasez de recursos que estamos viviendo últimamente. De esta forma se reduce la dependencia de otros países, se mejora la competitividad y se aumenta la sostenibilidad. También reducimos la presión sobre el medio ambiente y el impacto sobre el clima.
“Nunca se invierte suficiente en I+D+i. La investigación y el desarrollo son la respiración que nos mantiene vivos”
Volcaste tu talento en tu empresa y esta se ha convertido en un referente dentro del sector. ¿Qué os hace diferentes?
La principal diferencia es nuestro desarrollo tecnológico, que nos ha convertido en pioneros en el sector del reciclado de aerogeneradores, pero también una concepción global tanto del problema como de la solución que debemos aportar a nuestros clientes. Bajo esa óptica de economía circular no nos limitamos a solucionar solo una parte del problema, como pueda ser el reciclado de la pala, sino que ofrecemos una solución completa. Esa concepción, esa solución global y circular, es la que nos está permitiendo desarrollar un ecosistema sostenible centrado en el reciclado y reaprovechamiento de los materiales compuestos.
¿Qué gestos podemos hacer, individuos y empresas, para contribuir al reciclaje y hacer de este mundo uno más limpio?
Debemos pensar que formamos parte de un ecosistema perfecto y cerrado o, dicho de otra forma, pensar de forma circular y no lineal. No es difícil, se trata de volver a poner en valor la forma de actuar de nuestros padres o abuelos. Ellos no conocían el término sostenibilidad, pero, sin saberlo, actuaban de forma sostenible. Nosotros ahora tenemos mucha más información sobre los riesgos de no actuar de forma sostenible y tenemos los medios para revertir esa situación. Lo único que deberíamos mandar para siempre al vertedero es ese concepto obsoleto de usar y tirar.