Pedro Torrijos
Arquitectura a golpe de tuit
Pedro Torrijos tiene ojos llenos de curiosidad y ganas de contar las historias que le bullen en la mente. Cada jueves, nos da la 'brasa' en Twitter con vívidos relatos sobre arquitectura, territorios improbables y personas que los hacen posibles. Sentarse a charlar con él es embarcarse en un viaje hacia lugares donde, seguro, pasaremos un buen rato. ¡Abróchense los cinturones porque despegamos!
Si estuviéramos en una fiesta, Pedro Torrijos (Madrid, 1975) sería aquel que, sin pretenderlo, acaba creando un gran corrillo y mantiene a todos los allí presentes pendientes de sus palabras. Sus historias —y su forma de contarlas— tienen ese poder, te atrapan de principio a fin.
La fiesta la repite en Twitter cada semana. Este comunicador polifacético —arquitecto y músico de formación; escritor, profesor e incluso tasador inmobiliario de profesión— congrega todos los jueves a casi 200.000 feligreses para leer sus extensos hilos sobre edificios singulares o territorios, como él llama, improbables. Una afición que nació en 2013 bajo el hashtag #LaBrasaTorrijos y que ahora acumula temporadas como si de una serie de televisión se tratara (sus historias ya han sido incluso trasladadas a un libro). También dirige el podcast Cómo suena un edificio, en colaboración con el Museo ICO, por el que acaba de ser nombrado como uno de los 50 Best in Podcasting por la revista Forbes. Parece que no le queda ningún formato comunicativo por abordar.
Este éxito no es casual. Ni habla sólo de arquitectura, ni lo hace sólo para arquitectos. Torrijos quiere atravesar la “niebla impenetrable” que lleva consigo la comunicación arquitectónica: “Hay un problema con la comunicación relacionada con el mundo de la arquitectura: es totalmente autofagocitada. Se habla y se escribe no sólo para arquitectos, sino para arquitectos relacionados con el mundo de la academia”.
Arquitectura al alcance de todos
La manera de comunicar de Pedro Torrijos se aleja mucho del estilo académico. En su timeline conviven, por ejemplo, un auténtico despliegue de datos históricos y técnicos sobre La Pagoda que Miguel Fisac construyó en Madrid con los misterios, símbolos e intrahistorias que la rodearon hasta su desaparición.
La combinación de disciplinas es el leitmotiv de este arquitecto de Villaverde, pues considera que “los dos artefactos más importantes que ha inventado el ser humano son el lenguaje y el urbanismo”. Si algo caracteriza sus relatos es que no solo nos acercan a un lugar especial o distinto, sino que incluyen banda sonora e imágenes. La experiencia completa para conocer, entender y, sobre todo, disfrutar de la arquitectura: “La divulgación siempre me ha parecido algo parecido a estar en un atril y dar una clase magistral. No tengo ningún propósito elevado, mi única intención es, simplemente, que la gente se divierta. Creo que hay un camino hacia el entretenimiento un poco más amable y es lo que intento hacer”. El trayecto —y no el destino— es el objetivo del viaje.
“Los dos artefactos más importantes que ha inventado el ser humano son el lenguaje y el urbanismo”
Historias de mil palabras que escribe en directo y que compara con la creación de una sintonía: “Un relato es música, al fin y al cabo. Se puede introducir ritmo, acelerar el discurso o ralentizarlo, generar expectación, introducir obstáculos, un elemento sorpresa...”. Estos recursos son los culpables del enganche que genera: “Me gusta la palabra comunicar porque comparte su raíz etimológica con la palabra comunidad. Me gusta entender que lo que hago crea una comunidad”.
Y lo consigue, pues sus relatos han llegado a lugares que no hubiera imaginado nunca: “Conté una historia sobre la base Halley VI en la Antártida y me escribió un tipo desde allí porque había trabajado en su construcción; también se pusieron en contacto conmigo varios españoles que viven en Kiruna, la ciudad más septentrional de Suecia, y cuya historia conté en #LaBrasaTorrijos porque la están trasladando de sitio, edificio a edificio. Es increíble el alcance que pueden tener las redes sociales”.
El futuro, Pontevedra
Cuando abordamos temas puramente arquitectónicos, Pedro Torrijos nos explica que, muchas veces, no somos conscientes de cuánto influye esta disciplina en nuestra vida diaria: “Desde que abres los ojos hasta que los cierras estás rodeado de arquitectura. Por ejemplo, en un piso es fundamental saber por dónde entra la luz del sol, conocer el tamaño de los espacios o la altura libre que deben tener las estancias”.
Y en el futuro, ¿viviremos en Marte?: “No creo que lleguemos a vivir en Marte. Las ciudades del futuro no cambiarán tanto en tamaño o composición, lo que variará es nuestra relación con ellas. Serán ciudades muy peatonalizadas, como Pontevedra, donde el coche particular será casi un recuerdo del pasado”, nos cuenta.
“Las ciudades del futuro no estarán en Marte, serán más parecidas a Pontevedra”
Paradójicamente, hablando de Pontevedra termina mencionando Benidorm: “El rascacielos es la victoria de la especie humana en forma de geometría. Y, además, urbanísticamente es el modelo más sostenible que hay. En este sentido, Benidorm es una ciudad estupenda. Como unidad urbanística y como artefacto poblacional es muy brillante en realidad, una ciudad de urbanismo concentrado con poca ocupación en suelo”.
Sabe que tiene talento, pero también tiene claro que hay que alimentarlo: “El talento, para mí, es la capacidad de tener los ojos muy abiertos, muy curiosos, para recibir muchas cosas. Y luego coger esas cosas y saber colocarlas. Hay gente que tiene un talento natural para ciertas cosas, pero, sin duda, es producto de trabajar sobre ello durante mucho tiempo”.
“El talento es la capacidad de tener los ojos muy curiosos para recibir muchas cosas y saber dónde colocarlas”
Los hilos de Pedro Torrijos nos han llevado ya a lugares como la iglesia que guardó el Santo Grial, pasando por Disneylandia o la Catedral de Cartón en Nueva Zelanda, hasta la isla de las muñecas de México, la ciudad del caucho en la selva brasileña o la pirámide del fin del mundo en Dakota del Norte. “Viajar siempre fomenta nuestra curiosidad, nos hace tener mejores historias que contar”, confiesa. Su particular viaje continúa el próximo jueves, cuando nos acercará a un nuevo territorio improbable. Nuestra imaginación echará a volar, la banda sonora nos acompañará y el objetivo estará cumplido: habremos pasado un buen rato.