Gerard Descarrega y Rodrigo Conde

Objetivo: París - Ep. 5

24 Agosto 2023 Por Redacción TAB
Descarrega y Conde, deportistas del Equipo TAB

Tanto Gerard Descarrega como Rodrigo Conde están instalados en la élite de sus respectivos deportes: atletismo (adaptado) y remo. Pero ninguno de los dos compite solo, el atleta lo hace junto a su guía y el remero junto a su compañero de embarcación. Una de las claves de su éxito está en la perfecta simbiosis entre ellos, fruto del buen rollo y de la generosidad en el esfuerzo. En París, ambos ambicionan medalla y desprenden confianza a raudales.

Cuando solo tenía cuatro años, a Gerard Descarrega (Reus, 1994) le diagnosticaron retinosis pigmentaria, una enfermedad degenerativa que afecta a la visión. Poco a poco, su campo de visión fue reduciéndose hasta desaparecer, hecho que coincidió, aproximadamente, con su mayoría de edad. “Al principio fue algo negativo porque nadie quiere quedarse ciego —reconoce Gerard—, pero me dio muchas ganas de demostrarme a mí mismo que la ceguera no es una limitación. Creo que me ha aportado muchísimas más cosas buenas que malas”. Con esa entereza habla el atleta paralímpico —oro en Río 2016 y Tokio 2020 en la categoría de 400 metros T11—. “Me apasiona el deporte, sobre todo al aire libre, y practiqué muchos —prosigue Gerard—, pero finalmente me decanté por el atletismo a causa de la retinosis. Al final era el más sencillo para mí”.

A su lado, atento a sus palabras y con una mirada que trasluce admiración, está Rodrigo Conde (Moaña, 1997). El camino hacia la élite del remero gallego, subcampeón del mundo en la categoría doble scull, tampoco fue un camino de rosas y asegura debérselo todo a sus padres. “Mi padre y mi madre han sido un apoyo brutal para mí desde que empecé —cuenta Rodrigo—. Somos una familia humilde y tuvieron que trabajar muchísimo para que yo pudiera entrenar. La apuesta les salió bien, pero les podría haber salido mal y por eso les estaré siempre agradecido”. Y ¿por qué remo? “Al principio lo compaginaba con el tenis —recuerda Rodrigo—, pero me decidí por el remo por la amistad que se genera en el grupo, esa sensación de pandilla, y luego te pica la competición cuando mejoras tu rendimiento y empiezas a ganar. Termina por convertirse en un estilo de vida”.

Tanto Rodrigo como Gerard, que se confiesan seres ultracompetitivos, saben lo importante que es apoyarse en las personas que tienen más cerca, tanto en el ámbito personal como en el deportivo. Gerard corre junto a su guía (Guillermo Rojo o José María Marvizón), mientras que Rodrigo comparte embarcación con Aleix García. “Siempre he tenido muy buen rollo con mis guías y hemos sido amigos además de atletas —confiesa Gerard—. Tienes que conectar también fuera de lo deportivo, tener ese feeling”. Una conexión que Rodrigo también siente con Aleix: “Somos dos personas muy exigentes y nos exigimos mutuamente. Estoy viviendo la mejor etapa de mi vida y no solo por los resultados que estamos consiguiendo, sino por cómo los estamos consiguiendo, formando un gran equipo”.

“Al principio fue algo negativo porque nadie quiere quedarse ciego, pero me dio muchas ganas de demostrarme a mí mismo que la ceguera no es una limitación” — Descarrega

Durante la carrera, Gerard va unido a su guía con una pequeña cuerda que ambos agarran con la mano. “Es curioso porque en carrera no hablo con mi guía en ningún momento. Basta un ligero toque o giro en la mano cuando entramos en la curva o cuando salimos de ella. Cuando quedan diez metros para el final hace como un sonido gutural y cuando vamos a cruzar la meta me avisa con un “ya” para que meta pecho”. La compenetración entre ambos es fundamental, algo que también requieren Rodrigo y Aleix. “El remo es un deporte muy duro y tenemos que confiar el uno en el otro en los momentos complicados. Nos conecta por el nivel de sufrimiento que compartimos y eso genera relaciones muy fuertes. Cuando empiezas a tener dudas, piensas en tu compañero y te dices a ti mismo: él no me va a dejar tirado y yo no puedo dejarlo tirado. Aleix no es solo un compañero, es como mi hermano”.

El entorno es fundamental para un deportista de élite, hasta el punto de resultar inspirador, tal y como reconoce el propio Gerard. “Me inspiro en las personas que forman parte de mi vida, en aquellos que me ayudan a estar centrado, a tener los pies en el suelo y poner el foco en lo importante de la vida: buscar la felicidad. Eso y tratar bien a la gente que te ayuda en el día a día es lo principal”. Tan importante es ese entorno para Rodrigo que se acuerda de él cada vez que se cuelga una medalla. “Cuando subimos a recoger una medalla, lo hacemos por todo el mundo que está con nosotros. Nosotros somos la cara visible, pero detrás de una medalla está el trabajo y el apoyo de muchísima gente”.

Sueños por cumplir
Gerard, pese a tener dos oros paralímpicos, no se acomoda y sueña con volver a subirse a lo más alto del cajón en París. “Empecé muy joven, con 18 años, y estos van a ser mis cuartos Juegos. Me pillan en un momento de madurez, tanto personal como deportiva, y estoy muy motivado. Estoy mejor que nunca y tengo muchas ganas de pelear por la medalla”. Para Rodrigo, que renunció a su plaza en Tokio, estos serán sus primeros Juegos, pero la ambición es máxima. “De cara a París me veo enchufado. Tanto Aleix como yo tenemos ganas de comernos el mundo, nos parecemos en eso y en el desparpajo con el que acudimos a las competiciones. Si seguimos por este camino, entrenando como entrenamos y disfrutando como disfrutamos, que para mí es lo más importante, vamos a estar peleando por las medallas”.

“Si seguimos entrenando como entrenamos y disfrutando como disfrutamos, que para mí es lo más importante, vamos a estar peleando por las medallas” — Conde

Los sueños de Gerard van más allá de París, incluso más allá del atletismo. “Me queda el sueño de batir el récord del mundo de los 400 metros y también el de subir una montaña de más de 8.000 metros. El alpinismo es una pasión para mí desde pequeño. Me siento muy feliz en la montaña y me despierta muchísimos sentimientos”. Esa pasión por la aventura también la comparte Rodrigo. “Soy un culo inquieto y me gustan las actividades de aventura. Normalmente tiro más al mar, pero ir a la montaña también me encanta. Ir a hacer trekking de escalada por vías ferratas. Alguna vez me han reñido por escalar, pero me gusta mucho y me lo paso muy bien”.

Ni Gerard ni Rodrigo estarían donde están sin talento, pero no es lo único que les ha llevado a lo más alto. “Tú puedes nacer con un talento, con unas habilidades un poquito superiores a las de los demás, pero si no lo trabajas no es nada”, apunta Rodrigo. Algo que refrenda Gerard: “El talento es nacer con una habilidad por encima de la media y saber explotarla”. Y Rodrigo redondea la reflexión citando a uno de los grandes talentos del deporte español: “No creo que nadie trabaje más que Rafa Nadal, por poner un ejemplo. Sin duda que el talento existe y que es imprescindible para estar dentro del 1% de deportistas que destacan, pero lo diferencial es el trabajo”.