Lydia Sempere
Los sonidos del silencio
Lydia Sempere lleva casi dos décadas sentada ante un volante. Aficionada al motor casi desde la cuna —comenzó a competir con solo siete años—, esta seguidora confesa de Fernando Alonso ha tenido que superar una barrera muy importante: nació con sordera bilateral profunda. Pese a ello, con “esfuerzo, pasión y disciplina” ha conseguido competir de tú a tú con algunos de los mejores pilotos de España.
Lydia Sempere (Alicante, 1997) nació con sordera bilateral profunda. Nadie en ese momento hubiera imaginado lo que esta joven alicantina es hoy: piloto de automovilismo. Durante mucho tiempo, hasta que recientemente pudo empezar a competir con sus dos implantes cocleares, no le fue posible escuchar al coche y aprendió a interpretar los sonidos del silencio. Un ejemplo de superación que, además de inspirar a otras personas con discapacidad demostrando que los límites no existen, se dedica a luchar contra el bullying que ella misma sufrió cuando era pequeña.
Mujer, sorda y piloto de automovilismo, ¿te sientes una pionera?
Como piloto con discapacidad sí, ya que no hay ningún piloto sordo que esté compitiendo al nivel en el que estoy yo actualmente. Pero como mujer me siento una más, ya que cada vez somos más pilotando.
¿Cómo nació tu pasión por el motor?
Mi padre, que pilotaba en motocross, es el culpable de que me encante el mundo del motor. Cuando tenía cinco años intentó que llevase motos, pero debido a mi discapacidad auditiva perdía mucho el equilibrio, así que nos pasamos a los karts.
“Pilotar sin escuchar genera inseguridad: careces de la información que el coche transmite y el piloto percibe mediante el sonido”
Durante la última temporada, Lydia compitió en el Campeonato de España de Turismos, su primera experiencia más allá de los karts. Su pilotaje experimentó una mejoría porque, gracias a un casco adaptado, pudo correr con sus implantes cocleares.
Has competido con y sin implantes, ¿cambia mucho tu forma de pilotar?
Sí, es totalmente distinta. Pilotar sin escuchar es muy agobiante porque te genera muchas inseguridades: careces de la información que el coche transmite y el piloto percibe mediante el sonido. Además, cuando corría en karting no podía cubrir los huecos durante la carrera porque no sabía por donde venía el rival. Ahora no hay problema en ese sentido, ¡tengo retrovisores! (risas). La gran diferencia tiene que ver con la seguridad y el entendimiento del coche, escuchar el motor mientras pilotas es la sensación más bonita que hay.
¿Cómo ha sido el salto del kart al coche y cómo valoras tu primera temporada?
Difícil, porque son mundos totalmente distintos. Mi primera temporada ha sido de entrenamiento y adaptación. Además, en los turismos se necesita mucha inversión para evolucionar los coches y yo tenía un presupuesto ajustado. Lo que me falta por mejorar es la confianza del coche y quitarme la presión de cara a los resultados. Así podré disfrutar más del aprendizaje.
Para Lydia dejar de pilotar en silencio ha supuesto un salto de calidad en su conducción. La capacidad de escuchar se ha sumado a su trabajo y a su talento, y ahora podremos ver su mejor versión al volante.
Has desarrollado tu talento para la conducción con casi todo en contra. Con ese bagaje, ¿qué es para ti el talento?
El talento es la capacidad para sacar el mayor rendimiento a todo lo que haces. También es la capacidad para adaptarse a cualquier situación. En mi caso, no soy la mejor piloto, pero sí soy una persona que ha sabido adaptarse muy bien a las dificultades para competir y avanzar, superándome cada día.
Además de talento, ¿qué más se necesita para triunfar?
Compromiso, esfuerzo, pasión y disciplina.
Lydia compagina sus estudios universitarios con el exigente mundo del motor, el cual demanda numerosas horas de trabajo al día, ya sean dedicadas a la dura preparación física o al simulador que permite estudiar trazadas para mejorar el pilotaje. También acude a encuentros con niños, tanto sordos como oyentes, parar compartir su experiencia.
Cuando te reúnes con niños sordos, ¿qué te preguntan?
Me preguntan sobre las operaciones o sobre si he sufrido mucho… También sobre cómo escucho o sobre las diferencias entre los implantes viejos y los nuevos. O curiosidades sobre el pilotaje y me retan a una carrera de karts (risas).
¿Crees que te ven como una inspiración?
Sí, me ven como una inspiración por lo que he superado. Y también se identifican porque se encuentran con los mismos problemas, como las inseguridades que, como he citado antes, tenía yo cuando no escuchaba durante las carreras.
“No soy la mejor piloto, pero sí soy una persona que ha sabido adaptarse muy bien a las dificultades”
Lydia ha reconocido que sufrió acoso escolar. Ahora conciencia contra el bullying y comparte su experiencia para intentar ayudar a todos aquellos que puedan estar sufriéndolo.
Tú sufriste bullying y ahora das charlas sobre ello, ¿cómo te afectó?
Me afectó bastante, pero lo importante es que ya es pasado y ahora soy mucho más fuerte. Si volviera atrás siendo como soy hoy no se hubieran reído tanto de mí, ahora tengo la seguridad para defenderme y saber ignorar los comentarios fuera de lugar.
¿Qué crees que se puede hacer para acabar con este tipo de acoso?
Ninguna persona sola puede acabar con el bullying, es un trabajo de todos: educar en valores, enseñar a querernos, a respetarnos y a cuidarnos desde muy pequeños. Al final todo es sociedad y educación.
¿Te sigues encontrando actitudes negativas incluso hoy? Por ejemplo, en el mundo del automovilismo.
A veces sí, y no tienen por que ver con mi discapacidad. Por ejemplo, mi representante, que es una chica, y yo vemos que nuestra palabra no se valora. Hay muchos hombres que no toman en serio lo que decimos o lo que hacemos al ser dos mujeres trabajando juntas. Parece que confiar en dos chicas les genera inseguridad, y esto ocurre con sponsors e, incluso, dentro de boxes.
Para finalizar, ¿cuáles son tus siguientes pasos y qué objetivos te marcas?
Este año voy a correr la Clio Cup, una competición monomarca muy interesante. Aunque implique adaptarme a otro coche, espero tener confianza y que todo vaya bien. Además, la rivalidad será muy fuerte y eso ayuda a aprender, tanto lo bueno (cuando adelantas) como lo malo (cuanto te adelantan o tienes un golpe).