Diego Gª Carrera
El hombre de la marcha
La marcha, una de las disciplinas por excelencia del atletismo —en los Juegos desde 1908— está en peligro. Así lo reconoce uno de los marchadores con más talento de España: Diego Gª Carrera. Pero nada está perdido. El atleta, como si de un Quijote moderno se tratara, abandera la lucha de la marcha por su supervivencia y, desde su posición, invita a federaciones, instituciones y aficionados a sumarse a una reclamación tan simple como efectiva: RESPETO.
A Diego Gª Carrera (Madrid, 1996), el hombre de la marcha, el adjetivo “quijotesco” le sienta bien. Y no lo decimos por su delgadez, la propia en un marchista, sino por su incesante lucha por reivindicar la disciplina a la que ha dedicado su vida. La marcha, como él mismo asume, está en peligro y pide RESPETO, con mayúsculas. En la última edición de Madrid Marcha, una prueba que reúne a los mejores marchadores del mundo y en la que Diego ejerce como director deportivo, los participantes lucieron una pulsera con esa palabra. Pese a todo, el atleta, que tiene claros cuáles son los gigantes reales —no imaginarios— a los que se enfrenta la marcha, se muestra optimista y su reciente designación como miembro del Consejo de Atletas de World Athletics —el órgano de gobierno del atletismo a nivel mundial— le sitúa en el lugar donde se toman las decisiones. En lo estrictamente deportivo, y pese a la decepción vivida en el reciente Mundial de Budapest, Diego confía en mejorar en París el sexto puesto logrado en Tokio.
Empezaste corriendo y terminaste marchando, ¿en qué momento te diste cuenta de que tenías más talento para lo segundo?
Yo empecé corriendo porque era lo que mejor se me daba dentro del atletismo y lo de la marcha fue un poco por casualidad. Con 14 años no me clasifiqué para un campeonato de España y un amigo me propuso probar con la marcha. “Seguro que se te da bien”, me dijo. Y, efectivamente, se me dio mejor de lo que pensaba. Con poco entrenamiento era capaz de mejorar mucho, algo que ya no conseguía en las pruebas de fondo. Había que ser eficientes y me decanté por la marcha.
Y hablando de talento, ¿qué significa para ti?
El talento tiene mucho que ver con la capacidad, ya sea en el ámbito deportivo, en el artístico o en cualquier otro. Pero el talento no siempre está relacionado con el resultado; porque el talento es la materia prima, luego, para que dé sus frutos, hay que añadirle trabajo, esfuerzo, dedicación.
“El talento no siempre está relacionado con el resultado, para que dé sus frutos hay que añadirle trabajo, esfuerzo, dedicación”
La marcha es una de las pruebas atléticas de mayor tradición, pero en los últimos tiempos parece en entredicho. ¿Dirías que está en peligro?
Sí, hay que ser realistas y nos enfrentamos a una situación de peligro. Esta vez, a los intereses económicos —siempre se atiende a las pruebas que más dinero dan— se le unen factores deportivos, como los recientes cambios en las distancias, pero también políticos: los países anglosajones no destacan en marcha, pero sí son los que mandan en las instituciones internacionales. Por ello, los países con mayor tradición tenemos que dar un paso adelante. Este cóctel de factores hace que estemos en peligro si no somos capaces de sacar a relucir nuestros puntos fuertes.
España ha tenido (y tiene) grandes campeones en tu disciplina. ¿Echas en falta un mayor reconocimiento a la marcha en España?
Siempre. Pero es que incluso dentro del atletismo es difícil que la marcha acapare portadas. Este año lo hemos logrado, pero han tenido que llegar muchas medallas [los marchadores Álvaro Martín y María Pérez se colgaron cuatro oros en el reciente Mundial de Budapest]. Hay que cambiar la tendencia y empezar a valorar lo que supone la marcha. Al atletismo español le viene bien que la marcha sea reconocida, a largo plazo nos beneficia a todos.
Hace unas semanas fuiste elegido miembro del Consejo de Atletas de World Athletics. ¿Cuál será tu labor y qué significa para ti?
El atletismo aglutina disciplinas muy dispares y solemos encontrar dificultades a la hora de aunar intereses. Cuando una de esas disciplinas no está representada tendemos a olvidarla y por eso es importante estar ahí. Lo de la marcha es un tema prioritario porque vivimos un momento crítico, pero, independientemente de eso, yo hago atletismo desde que tengo uso de razón y poder estar donde se defienden los intereses de los atletas y se toman las decisiones para mí es una gran responsabilidad.
Eres uno de los impulsores de la prueba Madrid Marcha. ¿Cuál es su objetivo y por qué lucís una pulsera con la palabra RESPETO?
Soy madrileño y llevaba tiempo pensando que la ciudad podía acoger una prueba que diera visibilidad al gran talento para la marcha que hay en España. Pero, más allá de eso, buscamos reivindicar que sí pueden organizarse pruebas de marcha espectaculares que atraigan al público; en definitiva, desmontar con hechos los prejuicios que hay en torno a la disciplina. Y creo que lo estamos consiguiendo. El lema de RESPETO es porque en los últimos años no se ha tratado a la marcha como merecía, no ha sido una prioridad ni para las federaciones ni para las instituciones.
Como venimos comentando, las perspectivas para la marcha no son las más halagüeñas. Aún así, ¿animarías a un joven atleta a practicarla?
Las perspectivas no son las mejores, pero no hay nada perdido aún. Si nos ceñimos al presente, la marcha continúa presente en los Juegos y eso ya es un caramelo para cualquier deportista, pero es que, además, hay muchísima gente dispuesta a defenderla. No hay razón para no darle una oportunidad y yo les animo a probar y disfrutar de ella.
“Al atletismo español le viene bien que la marcha sea reconocida, a largo plazo nos beneficia a todos”
Antes del Mundial de Budapest declaraste: “Estoy haciendo algunos de los mejores entrenamientos de mi vida”. Pero las cosas no salieron como esperabas [39º en los 20 km]. ¿Qué ocurrió?
El deporte no son matemáticas y las cosas no siempre salen como uno prevé, tanto para bien como para mal. Durante muchos años he sido un atleta que ha firmado grandes actuaciones en competición que no estaban respaldadas por grandes entrenamientos. Ahora, en cambio, me ha tocado la otra cara de la moneda. En Budapest no salieron las cosas, pero, afortunadamente, esto ha pasado a un año de los Juegos y tenemos tiempo para darle la vuelta a la situación.
Pese al revés en Budapest, ¿sigues mirando con optimismo a los Juegos de París?
Mi próximo gran objetivo pasa por firmar una gran actuación en el Campeonato de España, una que me sirva para ratificar la clasificación para los Juegos —tengo la mínima pero la selección aún no está hecha— y coger la confianza que me permita llegar a París con garantías de pelear por todo. En Tokio estuve en el grupo de cabeza casi hasta el final y me quedé muy cerca de las medallas [Diego finalizó en 6º lugar]. En París quiero estar por encima de ese nivel.
La música es tu otra gran pasión. De hecho, tocas el trombón y cursas un Máster en Ingeniería de Sonido y Producción Discográfica. En el futuro, ¿te ves más ligado al mundo del deporte o al de la música?
La verdad es que no lo tengo my claro. La música siempre me ha gustado, a día de hoy estoy en una banda de jazz y estoy supercontento. Pero para dedicarte solo a la música te tiene que ir muy bien y yo no dejo de ser un amateur, sobre todo si lo comparo con mi desempeño deportivo. No me gusta dejar las cosas para el día después y por eso voy haciendo mis pinitos, pero se verá cuando me retire. De hecho, podría darse que no fueran ni la música ni el deporte, no me cierro a nada [risas].