Luis Tosar
El camaleón está de vuelta
Luis Tosar estrena el próximo 30 de agosto 'Quien a hierro mata', la última película de Paco Plaza. En ella el actor interpreta a un personaje complejo —marca de la casa— inmerso en una espiral de venganza contra el narco en una Galicia arrasada por la droga. Antes de que acabe el año le veremos también en la nueva cinta de Benito Zambrano y en la esperada ‘Ventajas de viajar en tren’, adaptación de la novela homónima de Antonio Orejudo. Tosar is back.
Más de veinte años de experiencia, una treintena larga de películas, tres Goyas… La carrera del actor gallego más notable de su generación es una sucesión de papeles de los que no se olvidan, desde Malamadre hasta su sutil malvado en la yanqui Corrupción en Miami, por nombrar solo dos polos opuestos. Luis Tosar (Cospeito, Lugo, 1971) ha afirmado no ser un actor de método, pero hay algo casi metódico en la forma en la que sus personajes dominan la escena aparentemente sin esfuerzo.
Si bien ha hecho también comedia y obras más ligeras, es en las películas con más carga, de tramas difíciles, dramáticas, en las que Luis Tosar —con método o sin él— se desenvuelve como pez en el agua. Para un actor comprometido con su trabajo, perfeccionista, intenso, ¿cuánta presión provoca llevar el peso de esas historias llenas de tensión y drama? “Acabas un poco más cansado de lo que sería normal. Hace años, por ser más joven, era más aguda la sensación, de alguna manera estás más comprometido. A medida que pasa el tiempo y adquieres experiencia intentas focalizar la energía y desintoxicarte lo máximo posible”, asegura.
¿Luis Tosar es hoy el actor que quería llegar a ser? “No. Supongo que no, ni de coña. Me encantaría ser muchísimo mejor”, dice con una sonrisa. Y prosigue: “Con el tiempo te haces más efectivo, más directo y pierdes menos tiempo en cosas que sabes que no funcionan”. En Quien a hierro mata, Tosar interpreta a Mario, un trabajador de un geriátrico que espera un hijo y que traba relación con el patriarca de un clan de narcotraficantes —internado en el centro— y sus dos hijos, ahora a cargo del negocio. La trama se complica, y con ella la toma de decisiones del protagonista.
“Fue una historia dura para mí. Me impresionó mucho, mucho, mucho. No quería hacerla —asegura el actor—. Acababa de ser padre y me daba mucha pereza meterme en ese viaje porque estaba justo en el lado contrario: en la luz, en la alegría, en el descubrimiento permanente... Pero la productora, Emma Lustres, me convenció”. La adicción, la muerte, la presencia de un enemigo común —la droga— son elementos constantes en el noveno largometraje de Paco Plaza (Verónica, [Rec], Romasanta, la caza de la bestia…). Problemas reales en un marco, la Galicia de una época, que han tocado al actor “muy de cerca. Mucho más de cerca de lo que me hubiera gustado. Uno no empieza a ser consciente de las consecuencias hasta que no ha pasado mucho tiempo”.
“Somos una mezcla extraña de instinto animal con inteligencia privilegiada”
La historia que traza Quien a hierro mata es un lienzo hostil de venganza y de transformación personal, pero también una forma de mostrar una sociedad en un momento determinado. ¿Cree Luis Tosar que el cine ayuda en ese aspecto? “Sí. Pero yo creo que nos cuesta reconocer las cosas que pasan, incluso somos bastante negacionistas. Vivimos en un mundo en el que, al menos en apariencia, todo tiene que ir bien permanentemente. A toro pasado, con el tiempo, uno puede analizar la situación y decir “era esto lo que pasaba”.
Si bien el actor asegura que cuando interpreta no pone en práctica un método propio, sí afirma hacer las cosas a su manera. Thriller, fantástico, drama, acción, la psicodelia narrativa de Ventajas de viajar en tren… Luis Tosar salta de un género cinematográfico a otro de forma que parece incluso fácil. En su carrera —quizá por ese carisma que le caracteriza— ha habido más altos que bajos, pero su relación con la crítica no ha sido siempre tan fluida como lo es en la actualidad. Carlos Boyero, quizá el crítico más conocido de nuestro país y a quien el actor denomina “todo un género en sí mismo”, escribió: “Ya está Tosar con su tormenta interior”.
Nada más lejos de la realidad. La vida personal del actor se ha alejado, en los últimos años, de esa tormenta: tiene dos hijos con la actriz Luisa Mayol y considera que esta experiencia le ha hecho cambiar su manera de aproximarse a su profesión y de vivir. “Es como abrir otra pantalla. Yo he sido padre tardío, y tener hijos con cierta edad te hace reinterpretar el mundo y verlo en una criatura que se está formando es una maravilla. Es ver a un ser humano desarrollarse, funcionar con claves muy primitivas y a veces muy sofisticadas. Somos una mezcla extraña de instinto animal con inteligencia privilegiada”.