Almudena Amor

A primera vista

3 Febrero 2022 Por Roberto C. Rascón
Almudena Amor, actriz

Con solo dos películas estrenadas, 'El buen patrón' y 'La abuela', Almudena Amor ha encandilado a crítica y público con su misterio y su magnetismo. Un romance a primera vista como hacía tiempo que no se producía en el cine español. A escasos días de la entrega de los Goya, en los que compite en la categoría de mejor actriz revelación, compartimos una mañana con ella y constatamos que el idilio no va a ser efímero.

Cuando Julio, el protagonista de El buen patrón interpretado por Javier Bardem, observa por primera vez a Liliana, encarnada por Almudena Amor (Madrid, 1994), ya está rendido a ella. Algo similar le ocurre en ese mismo instante al espectador. Y esa es la carta de presentación de esta madrileña de etérea presencia y profunda mirada en el cine español. Nos reunimos con ella en la céntrica librería madrileña 8 y Medio, lugar de culto para cinéfilos.

La etiqueta de “promesa”, reconoce Almudena, le hace sentir de diferentes maneras según el día y, sin desdeñarla, apunta a lo verdaderamente importante. “Qué bien que digan que soy una promesa porque eso significa que mi trabajo ha gustado, pero solo soy una persona que está aprendiendo y a la que todavía le quedan muchos años. Ojalá tenga todo ese periodo para seguir creciendo como actriz”.

“Qué bien que digan que soy una promesa porque eso significa que mi trabajo ha gustado, pero solo soy una persona que está aprendiendo”

Su trabajo en El buen patrón le ha valido una nominación a los Goya como actriz revelación y confiesa que lo primero que hizo cuando se enteró fue llamar a su madre, que no pudo reprimir las lágrimas. Basta compartir unos minutos con Almudena para captar que nunca se queda en la superficie y tras reconocer lo obvio, que es un sueño cumplido, profundiza. “No creo que la que gane sea la mejor, al final es algo subjetivo y no siempre es justo, pero creo que los premios son buenos porque hacen que tu trabajo llegue más lejos”.

La raíz de un sueño
El camino hasta el momento dulce que Almudena vive hoy no ha sido corto y lo ha transitado sin tomar atajos. De hecho, estudió Publicidad y llegó a ejercer, hasta que una noche lo que venía barruntando, que aquello no era su verdadera pasión, se concretó en una charla casual a las puertas de un bar. “Un chico me preguntó a qué me dedicaba y le pregunté ‘¿de qué crees que tengo cara?’. Me dijo, ‘de actriz’. Al día siguiente hablé con mis padres y les dije que iba a estudiar interpretación”.

La propia Almudena nos invita a indagar en esa pulsión por la interpretación y nos unimos a ella en un viaje por su pasado en busca de la raíz. Así descubrimos que en 3º de la ESO eligió teatro como optativa y que halló un mundo nuevo. “Era una chica bastante tímida y nunca me había enfrentado al público. Aprendí mucho sobre mí misma. Y luego en realidad nunca lo dejé porque en la universidad me presentaba a castings y participaba en anuncios o videoclips”.

“Mis abuelas han sido un ejemplo a seguir de lucha y de constancia increíble. Además, las dos querían ser actrices y no lo pudieron ser por su época”

Cuando le preguntamos por quiénes cree que están detrás de su éxito, finalmente llegamos al origen. “Mi familia [se emociona] me ha apoyado siempre. Mis abuelas han sido un ejemplo a seguir de lucha y de constancia increíble. Además, las dos querían ser actrices y no lo pudieron ser por su época. Creo que de alguna forma ellas me lo han transmitido y se lo agradezco infinitamente”.

El semblante serio de Almudena se dulcifica rápidamente cuando sonríe, especialmente cuando sus almendrados ojos se achinan hasta casi desaparecer. Ese tipo de sonrisa se le dibuja cuando con almodovarianos ecos describe el lugar al que escapa cuando necesita desconectar: Lagartera (Toledo). “Tiene mucha tradición artística y en épocas efervescentes me encanta ir allí y estar con mi abuela, mis tías, sus amigas, las vecinas... Son personas que me inspiran y encuentro autenticidad”.

El método Amor
Cuando hablamos de Almudena Amor no lo hacemos de una niña prodigio, sino de una chica que le ha puesto mucho empeño. “Mi determinación viene influida por la pasión que siento hacia este trabajo”. Y, hablando de interpretación, empezamos a vislumbrar el método Amor. “He trabajado mis personajes desde la empatía y la intuición, buscando qué hay de mí en ellas y qué hay de ellas en mí. Lo bonito de mi trabajo es que te permite entender mejor a las personas y te da la oportunidad de conocerte mejor”.

Cada vez más relajada —sube las piernas a la silla y cambia de postura—, reconoce que le resulta difícil definir el talento, pero finalmente prueba. “El talento tiene que despertar algo en los demás, está totalmente unido a generar una emoción, un sentimiento”. Cuando le pedimos que confiese su principal talento, sus inquietos ojos nos dan las pistas necesarias. “La curiosidad, que me lleva a explorar: me gusta tirar fotografía analógica, voy a danza contemporánea, canto y hago grabaciones caseras [admite, incluso, que se vería cantando]”.

“He trabajado mis personajes desde la empatía y la intuición, buscando qué hay de mí en ellas y qué hay de ellas en mí”

“Creo que lo más importante a la hora de actuar es estar relajado”, apunta Almudena. Y cualquiera diría que esto mismo puede aplicarse a las entrevistas, porque se atreve a compartir una de sus pocas manías. “Hago mucho uso de las manos, me conectan con otro plano. Antes de rodar pongo el foco en ciertos movimientos que me ayudan a relajarme y a desprenderme de mí misma”.

Pasión por el cine
Almudena es una apasionada del cine. Mientras pasea por la librería nos cuenta entusiasmada que recientemente ha visto Cría cuervos, nos confiesa su devoción por Wong Kar-wai o nos recomienda las Obras completas de la malograda dramaturga Sarah Kane. Abiertamente, le preguntamos qué personaje le hubiera gustado interpretar. “Uma Thurman en Kill Bill, Catherine Deneuve en Belle de Jour, Juliette Binoche en Mala Sangre Cuando te gusta tanto el cine es difícil elegir”.

Fernando León de Aranoa y Paco Plaza han sido sus padrinos en el cine. “Ha sido una suerte increíble. Eran mis primeros proyectos y me transmitieron muchísima calma y confianza”. En El buen patrón Almudena comparte minutos en pantalla —y sale reforzada del envite— con Javier Bardem. “Me quedaba alucinada con su trabajo porque en cada toma, por mucho que la repitiésemos, proponía algo nuevo y arriesgaba. Observar eso es una delicia y el mejor de los másteres”.

“Hay un ritual precioso en compartir una película con desconocidos, que se apaguen las luces, que el sonido te envuelva, la pantalla grande”

El cine, y más en concreto las salas de cine, viven tiempos complicados a causa de la pandemia, pero Almudena se muestra optimista respecto a su futuro y lo contagia con su romanticismo. “Hay un ritual precioso en compartir una película con desconocidos, que se apaguen las luces, que el sonido te envuelva, la pantalla grande… Es una experiencia inigualable. A todo el mundo le hace feliz, ¿no? ¡Larga vida al cine y a las salas!”. Con este alegato a favor de su pasión cierra la entrevista y quién mejor que ella, llamada a convertirse en una estrella, para lanzarlo.