Belén Sánchez-Arévalo
Historias en frasco pequeño
El cortometraje se encuentra en plena forma. Bien lo sabe Belén Sánchez-Arévalo, guionista de cortos con más de doscientos galardones a sus espaldas. ¿El último? El Premio al Mejor Cortometraje Español de Ficción / Premio Iberia Talento a Bordo al Mejor Guion Español en la IX Edición del Festival Iberoamericano de Cortometrajes ABC.
Desde bien pequeña, Belén Sánchez-Arévalo (Ciudad Real, 1982) ya tenía claro que sería escritora. Sin embargo, el cine se cruzó en su camino y decidió reorientar esa pasión hacia el mundo del audiovisual en forma de guiones. Como ella misma destaca, “las veces que me he planteado escribir una novela, me he dado cuenta de que lo que me sale es un guion. No puedo evitarlo”.
En estos diez años de carrera profesional, Belén Sánchez-Arévalo se ha especializado en escribir, sobre todo, guiones para cortometrajes, un formato que, en su opinión, vive un estupendo momento en nuestro país. “Lo cierto es que el cortometraje en España siempre ha tenido muy buen nivel, con cintas que están funcionando y gozan de gran reconocimiento no solo a nivel europeo, sino mundial. De hecho, son muchos los nombres propios que ruedan largometrajes y que siguen haciendo cortos porque es un género que nos gusta mucho a los creadores”. A esta buena salud de la que disfruta el cortometraje contribuyen, sin duda, las nuevas plataformas de contenidos en streaming, que, cada vez más, facilitan la visualización y la distribución, y que acercan al público un formato que quedaba un tanto relegado y que solo podía ser disfrutado en festivales de cine. Es más. Como añade la guionista, “algunas plataformas han llegado también a la producción. En la medida en que se den cuenta de las posibilidades que tiene el formato del cortometraje, seguirán apostando por ellos”.
Títulos como Uno, El vestido, Ella, Classmate, Casitas y Voluntario, entre otros, le han valido a la guionista más de doscientos premios en festivales internacionales. Trabajos que ha llevado a cabo mano a mano con el director Javier Marco, con el que forma tándem profesional y sentimental. “Cuando escribo, ya sé cómo lo va a rodar Javier”, destaca. En breve, ambos empezarán a mover por festivales su último título, La cara, “un encuentro entre dos personas y del que no puedo desvelar nada más”, explica la guionista.
Aunque la pasión de los dos creadores son los cortometrajes, a partir de mayo, se embarcarán en el rodaje de su primer largometraje, que lleva por título Josefina, y que cuenta con la participación de Televisión Española. Estará protagonizado por Emma Suárez y Roberto Álamo. En la actualidad, la cinta, que previsiblemente se estrenará entre finales de este año y principios de 2021, se encuentra en fase de preproducción. “He tardado alrededor de un año en tener listo este guion. Aunque escribir cortos suponen un aprendizaje muy grande para guionistas y directores, no considero que el corto sea un formato para saltar al largo, sino que es un formato que se vale por sí mismo”, destaca la guionista. “Aunque hemos empezado en el largo formato no tengo intención de abandonar los cortos”.
“Aunque escribir cortos supone un aprendizaje muy grande, no considero que sea un formato para saltar al largo, sino que es un formato que se vale por sí mismo”
¿Pero, existen diferencias a la hora de escribir un corto o un largo? La respuesta es un rotundo sí. Tal y como subraya Belén Sánchez-Arévalo, “en los cortos, intento que siempre se produzca una situación o una escena, porque me resulta más fácil contar una historia si solo se desarrolla en una localización o en un tiempo en concreto. El largo da más pie a desarrollar personajes e implica que puedo contar una historia mucho más compleja. El corto me da la opción de contar en muy poco tiempo una historia muy grande, como en Uno”.
Y es que la historia de Uno, una cinta con recorrido internacional, ganadora de dos festivales preseleccionadores de los Oscar y, recientemente, del Premio al Mejor Cortometraje Español de Ficción / Premio Iberia Talento a Bordo al Mejor Guion Español en la IX Edición del Festival Iberoamericano de Cortometrajes ABC, cuenta en solo diez minutos una historia sobrecogedora que comienza con un teléfono móvil dentro de una bolsa hermética que suena en medio del mar. Protagonizada por Pedro Casablanc, se trata de una historia ficticia, pero que perfectamente podría ser real. “Queríamos poner un nombre y una historia detrás de una de esas personas que mueren en el Mediterráneo y que vemos y oímos en las noticias cada día. Sabemos que es una situación un tanto surrealista y que no va a ocurrir, pero nuestro objetivo era darle una vida, un nombre a uno de esos números”, resume Belén.
“Aspectos tan cotidianos como viajar en el Cercanías, para mí supone una fuente de inspiración”
Precisamente, su mezcla entre realidad y delirio es una de las características que mejor definen su estilo y que Javier Marco sabe captar a la perfección. “Me gusta muchísimo sacar cosas de la realidad y añadirles un toque surrealista. La verdad es que me fijo mucho en personas que me voy cruzando, así es cómo me surgen las ideas. A veces mezclo varias historias que tengo en la cabeza, no sigo un criterio establecido. Por ejemplo, aspectos tan cotidianos como viajar en el Cercanías, para mí supone una fuente de inspiración. Me gusta mucho ir a cafeterías a escribir, porque para trabajar necesito sitios en los que haya mucha gente. El silencio me distrae. Puede resultar muy tópico lo de un escritor escribiendo en una cafetería, pero la realidad, por lo menos la mía, es así”. De hecho, la cantina de la Cineteca del Matadero de Madrid es uno de sus lugares favoritos para escribir. “Como soy vegetariana, mis compañeros se ríen porque dicen que allí están los espíritus de los animales y saben que no me los voy a comer; me sirven de inspiración”, bromea esta apasionada del cine de Alexander Payne y Luis García Berlanga, y de títulos más convencionales como Regreso al futuro, de Zemeckis, de la que destaca su magnífico guion. “Me gustan todo tipo de películas, desde el cine pequeño hasta las historias más grandes”, explica. Porque en cine, el tamaño no importa.