Boa Mistura

El arte social toma la calle

7 Agosto 2019 Por Rosario Fernández
Boa Mistura apertura
Los integrantes del colectivo Boa Mistura se conocieron pintando graffiti a finales de los noventa en la madrileña Alameda de Osuna. Hoy son uno de los colectivos creadores de arte urbano más respetados. © Boa Mistura

Sus creaciones están en las calles de Berlín, Nueva Delhi, Panamá o São Paulo. Boa Mistura entiende el arte como algo participativo, en el que tanto el lugar como los vecinos tienen mucho que decir porque creen en su capacidad crítica y humana.

Si vives en Madrid, en más de una ocasión habrás mirado al suelo al cruzar la calle y te habrás sorprendido al ver en el suelo versos como estos: Que la ciudad sea contigo o Esta guerra se gana bailando. Este es tan solo uno de los muchos, y más especiales, proyectos de Boa Mistura, un colectivo cuyo arte está presente en las calles de Berlín, Nueva Delhi, Panamá o São Paulo.

Precisamente, su afinidad con el graffiti que se hacía en Brasil, mucho más creativo que el de Estados Unidos, fue lo que llevó a este grupo de amigos de la madrileña Alameda de Osuna, que se conocieron pintando graffiti a finales de los noventa, a rendir homenaje al país carioca y bautizar su colectivo como Boa Mistura (Buena Mezcla). “Con los años, el nombre se convirtió en algo premonitorio, ya que al final, la mezcla entre nosotros, y el mix de nosotros con las personas que conviven con nuestra obra ha marcado a fuego nuestro trabajo”, destacan Javier Serrano, Juan Jaume, Pablo Ferreiro y Pablo Purón, sus actuales cuatro componentes.

Si algo hace reconocible y diferencia a Boa Mistura es el hecho de haber abierto el proceso creativo, algo poco habitual en el arte urbano. Sus obras tienen como eje el lugar al que están sujetas y crean sus propuestas en base a dinámicas que plantean con los vecinos, de las que extraen las claves para empezar a trabajar. “Los procesos participativos no son tan comunes en el arte (al menos hasta ahora), ya que es algo que habitualmente nace del interior del artista”, destacan.

El arte es una necesidad humana y social, algo transversal y libre que no le pertenece a ninguna ideología, raza o religión

Algo que han mostrado en algunos de los trabajos que más les han impactado, como su viaje a Sudáfrica en 2010 que, reconocen, les cambió la vida, artística y humanamente. “Fue la primera vez que salimos de nuestra zona de confort y trabajamos en una comunidad deprimida, y también la primera vez que planteamos un proceso participativo, la primera piedra de lo que somos hoy”. O las semanas que pasaron en la favela de São Paulo Vila Brâsilàndia, donde corroboraron que todo lo aprendido en Sudáfrica funcionaba. Recuerdan con especial cariño Mulafest, el festival de tendencias urbanas de Madrid, al que definen como “de los nuestros. Además de contar con nosotros en varias ediciones del festival, en 2013, cuando no era tan habitual, apostaron por nosotros financiando un proyecto en la Kasbah de Argel. Fue uno de esos de los que te marcan, y de otra manera, nunca hubiésemos podido hacerlo; así que hay una parte de nuestro crecimiento que se la debemos a Mulafest”.

Y es que, para Boa Mistura, el arte es una necesidad humana y social, algo transversal y libre que no le pertenece a ninguna ideología, raza o religión. Tiene capacidad crítica y, sobre todo, de emocionar, algo necesario para los seres humanos. “Esa libertad lo convierte en la herramienta más potente para poner el dedo en ciertos aspectos del mundo en que vivimos, algunas veces de forma crítica, otras para humanizarlo, otras para dotarlo de belleza y otras para reírse de él”. Porque, en definitiva, una sociedad sin arte es una sociedad enferma. Como ellos mismos recuerdan, “un día, una persona de nuestro barrio nos dijo: El trabajo de los médicos es curar el cuerpo, el de los mecánicos, arreglar coches, el de los artistas… tocar el alma. Y, la verdad, sentimos que es así”.

Se declaran admiradores de colegas de profesión como Spy, Ampparito, E1000, Aryz, JR, Elian Chali, Escif y Axel Void, pero también del trabajo de colectivos como Basurama o Domestic Data Streamers. Su mente abierta hace que muestren su entusiasmo por creadores de otros campos, como el estudio de arquitectura RCR, el escritor Benjamín Prado, al cantante Joaquín Sabina o el director Romain Gavras, porque “cualquier disciplina artística está llena de creadores a los que admirar”.

Y si hay un nombre propio en el mundo del arte urbano, ese es Banksy, del que aseguran que “es un genio. Todo lo que se ha generado alrededor de su obra nos parece un ejemplo de lo absurdo que tienen algunos aspectos de nuestra sociedad”. Porque, para Boa Mistura, “el arte en el espacio público es libre. Está en la calle para llegar a todo el que se cruce con él, tenga la voluntad de hacerlo o no. No tiene aranceles. Esta misma libertad hace que muchos se lo apropien, hasta el punto de privatizarlo o de utilizarlo para beneficio propio. A veces, las obras se mofan o critican ese mismo sistema que especula con ellas. Todo este circo que se ha creado en torno a Banksy nos invita a reflexionar acerca de muchos temas: cómo el arte urbano se relaciona con el espacio público, cómo la sociedad se relaciona con él, la propiedad de este…”.

Y de la reflexión a la realidad. Boa Mistura acaba de terminar un proyecto de más de 7.000 metros cuadrados en el Polígono de La Paz, un barrio muy estigmatizado de Murcia. Este verano, estarán en Rivas Vaciamadrid, la cárcel Modelo de Barcelona y en Oliete, un pequeño pueblo de Teruel. “Después vendrán Salem y Atlanta, en Estados Unidos, y la preparación de otros proyectos grandes en 2020. Tenemos muchas millas de rock & roll en el horizonte”.