Sarah Macías
Viajar con las palabras
  La palabra es una herramienta muy poderosa y debe usarse para tender puentes entre personas, culturas y comunidades. Eso es lo que hizo Sarah Macías durante el Mundial de Oratoria en Español para proclamarse campeona. En Melilla, esta jovencísima estudiante colombiana apeló a sus raíces y sus palabras se convirtieron en alas que transportaron al jurado desde la costa del Rif hasta el corazón del Valle del Cauca.
La primera mujer en ganar el Mundial de Oratoria en Español —organizado por la Liga Española de Debate Universitario (LEDU) y la Red Latinoamericana de Cooperación Universitaria (RLCU) con el Patrocinio Principal de Iberia— es una colombiana de solo 18 años que responde al nombre de Sarah Macías (Cali, 2007). Un hito del que esta estudiante de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Autónoma de Occidente de Cali se siente especialmente orgullosa porque es una forma de reivindicar la voz de las mujeres, sobre todo la de aquellas históricamente silenciadas. Sarah superó en la final celebrada el pasado 8 de octubre en Melilla al español Rodrigo Sánchez-Bleda (Universidad Pontificia Comillas), sucediendo así al también español Alberto García Chaparro. Una victoria que le debe tanto a su madre, que la grababa dando discursos siendo pequeña, como a la speaker con quien preparó la competición, Sandra Upegui, o al profesor que la animó a participar, César Garzón.
En su último discurso, titulado La belleza de Colombia, Sarah aunó cerebro y corazón para tender un puente construido con palabras a su país y hacer viajar al jurado. La joven no negó las desgracias que ha sufrido su tierra, pero sacó al frente su riqueza natural, cultural y humana para desterrar los estigmas que pesan sobre ella. “Mírenme bien, soy mujer, soy identidad y soy bandera. Colombia soy yo. ¿Se van a quedar con los estereotipos o van a atreverse a conocer tan hermoso país?”. Con esa frase, al tiempo que desplegaba una bandera de Colombia que llevaba atada a su muñeca, finalizó su discurso una chica que se define como tímida. Nadie lo diría viéndola sobre el escenario. Cuando uno cree en lo que dice todo resulta más fácil, asegura Sarah, de ahí que su defensa de Colombia resultara tan apasionada —y apasionante— como creíble.
¿La capacidad para hablar en público es un don o se puede aprender?
Desde mi perspectiva, creo que pueden darse ambas. Muchas personas poseen el don para hablar en público —no tienen miedo y su discurso fluye—, pero también es algo que puede aprenderse. De hecho, hay muchos cursos de oratoria que enseñan a expresarse en público. Si no tienes el don, puedes obtenerlo poco a poco.
“Me siento feliz porque cumplí uno de mis objetivos: convertirme en la voz de todas aquellas mujeres que no la tienen en el mundo”
La oratoria es mucho más que hablar bien, ¿no? ¿Qué otros aspectos destacarías? 
Sí, para mí la oratoria es mucho más que hablar bien. Hay muchísimos otros aspectos relacionados con la creación del discurso: qué quieres decir y cómo lo vas a sustentar, su cohesión y coherencia, su hilo conductor… También importa el tono de voz y la expresión corporal, la manera en que lo dices para convencer a la audiencia. No es solo pararte a hablar bien, es darle un sentido a lo que dices y transmitirlo con el cuerpo.
De pequeña te gustaba grabar vídeos con tu madre hablando a cámara, ¿crees que el origen de tu talento para la oratoria proviene de ahí?
Sí, siento que la raíz de mi pasión por la oratoria tal vez provenga de aquellos vídeos que grababa con mi madre. Desde muy chiquita me ha resultado sencillo hablar ante las cámaras, que es similar a hacerlo ante el público. De hecho, estudio Comunicación Social y Periodismo y creo que esa vocación también procede de aquellos vídeos.
  En la fase final, Sarah Macías se enfrentó al español Rodrigo Sánchez-Bleda, la panameña Francesca Borelly y la venezolana Andrea Machuca. © Cortesía de LEDU
¿Qué sientes al ser la primera mujer en ganar el Mundial de Oratoria en Español?
¡Es algo muy grande! Me siento orgullosa por ser la primera, pero sobre todo me siento feliz porque cumplí uno de mis objetivos: convertirme en la voz de todas aquellas mujeres que no la tienen en el mundo. En especial, me hizo ilusión estar ahí representando a las mujeres de mi familia.
Durante tu discurso final reivindicaste tus raíces colombianas y les diste alas para emocionar al público español presente en Melilla. ¿Te apetecía ofrecer una visión distinta de tu país? 
Amo a mi país y para mí siempre ha sido muy importante hablar de él. No podemos cambiar la historia ni negar los aspectos negativos, que son los que ya conoce todo el mundo. Me apetecía dar una visión distinta —más diversa, más bella— de Colombia porque somos mucho más que eso y no quiero que la gente tenga una visión reduccionista.
Dedicaste tu victoria “a los soñadores que aún creen que con palabras se pueden cambiar las cosas”. ¿Cuál es el poder de la palabra?
El poder de la palabra es gigantesco y puede generar tanto cosas positivas como negativas. Un uso positivo de la palabra puede cambiar la mentalidad de muchas personas y mejorar el mundo, pero un uso negativo puede llegar a provocar uno de los mayores genocidios de la historia, como ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. La palabra en sí es muy importante, pero más importante aún es cómo la usamos. Debemos hacerlo en positivo.
“La palabra en sí es muy importante, pero más importante aún es cómo la usamos. Debemos hacerlo en positivo”
En la era de la posverdad, ¿apoyarse en datos se torna fundamental para un orador?  
Cuando un orador se sube a un escenario para hacer un discurso sobre algún tema en específico debe apoyarse en hechos, datos, cifras, citas. Es clave y todo buen orador debería hacerlo. No basta con decir algo y hacerlo de forma creíble, nuestras afirmaciones deben sustentarse en la realidad. Así vas a tener muchísima más credibilidad y vas a transmitir seguridad al público.
Tenías menos experiencia que tus rivales, pero en todo momento transmitiste tranquilidad. ¿Cómo lo lograste?
Solo tengo 18 años y estoy en constante aprendizaje. Me quedan muchísimas experiencias por vivir y muchísimas cosas por aprender. Creo que todos estábamos bastante nerviosos en la final —yo la primera—, pero siento que mantener la calma en esos momentos es lo más importante. Traté de mantenerla yo y transmitírsela también al público. Saber manejar tus emociones y que no te gane el miedo, la ansiedad o el temor es clave a la hora de transmitir credibilidad.
  Con un discurso titulado ‘La belleza de Colombia’ y una bandera de su país anudada en la muñeca, Sarah Macías convenció al jurado. © Cortesía de LEDU
Te defines como una persona tímida, ¿cómo logras vencer la timidez cuando subes a un escenario?
Cuando subo a un escenario lo hago para decir algo que siento y quiero transmitir. El hecho de compartir algo que es realmente importante para mí se convierte en una forma de vencer la timidez. También puedo estar muy insegura o sentir mucho miedo, pero siempre logro combatir esas sensaciones y mostrarme como una persona convincente durante la competición. Pienso en que tengo algo relevante que decir y en que hay personas dispuestas a escucharme.
¿Cómo fue la preparación de cara al Mundial de Oratoria? ¿Fue difícil compatibilizarla con los estudios? 
La preparación fue bastante complicada en cuanto a hacerla compatible con los estudios porque hay que sacar tiempo para absolutamente todo: para tu vida personal, para tus estudios, para practicar… De cara al Mundial tuve que preparar seis discursos y tenía que salir corriendo de la universidad a ensayar. Siempre conté con la colaboración y el apoyo de muchas personas: de la universidad, de mis familiares, de mis compañeros... Gracias a ellos alcancé el objetivo: ganar el Mundial.