Marina Tuset
Música sin fronteras
El próximo 30 de mayo Marina Tuset actuará en Espacio Iberia Madrid, una oportunidad única para disfrutar en directo de una de las artistas más inquietas del panorama musical. Y aterrizará con un Latin Grammy bajo el brazo, el que recibió su primer álbum, ‘Canto a la imaginación’, a Mejor Ingeniería de Grabación. Amante de la música más allá de fronteras, su ‘show’ mezcla 'jazz', 'bossa nova' o 'pop' con la libertad por bandera.
Marina Tuset (Sant Vicenç dels Horts, 1995) se considera ciudadana del mundo y esa condición palpita en cada una de sus composiciones. Basta escuchar su primer disco (Canto a la imaginación, 2023), que transita sin complejos entre el soul, el jazz, la bossa nova o el pop, para comprobarlo. Un trabajo grabado en el casero estudio del músico y productor brasileño Érico Moreira que, para sorpresa de la propia Marina, recibió el Latin Grammy a Mejor Ingeniería de Grabación. Muy conectada a Latinoamérica, un vínculo que la ha llevado a colaborar con músicos como el colombiano Maréh o el dominicano Vicente García, Marina ha hecho de la libertad creativa una de sus señas de identidad. El próximo 30 de mayo, tras una minigira por Colombia y Brasil, Marina liberará su talento en Espacio Iberia Madrid (Gran Vía, 48). “Me hace mucha ilusión —confiesa la cantante— porque me he montado un show en solitario con unas maquinitas: una mpc, un teclado y un loop station. En unos días me voy a Colombia y a mi vuelta lo estrenaré en España en Espacio Iberia”.
Comenzaste a estudiar música con solo cinco años. ¿Tan claro lo tenías?
Sí, siempre lo he tenido clarísimo. De hecho, con tres años ya cantaba el aria de La reina de la noche de La flauta mágica. Mis padres nos incentivaron mucho a mí y a mi hermano, que es guitarrista flamenco. En concreto, mi padre es un gran amante de la música y tiene un club de jazz, además toca el saxo de forma no profesional. Yo quería ser cantante, pero en la escuela de al lado de mi pueblo solo hacían música clásica, así que empecé haciendo piano clásico. Pero no me entendía mucho con él y a veces escondía el libro para no tener que ir a clase [risas]. Todo el mundo esperaba que estudiara mucho y que me aprendiera las partituras a la perfección, pero siempre he sido más de crear que de reproducir.
Pese a todo, no paraste de estudiar. De hecho, eres música de formación y te graduaste con honores en la Berklee College of Music de Boston. ¿Qué crees que le aporta ese bagaje a tu música?
Creo que cada uno tiene un camino diferente en la música y a mí me ha venido muy bien estudiar, pero sé que a otros artistas no les hace falta porque son más autodidactas. Ir a Berklee, una universidad con una gran diversidad cultural, me permitió compartir música con personas de diferentes lugares del mundo. He establecido conexiones con otras culturas y todo eso se refleja en mi música, por eso no sabría etiquetarla.
“He establecido conexiones con otras culturas y todo eso se refleja en mi música, por eso no sabría etiquetarla”
Tu primer disco, Canto a la imaginación, reivindica esa mirada inocente, pero también atrevida, que tenemos cuando somos pequeños y que, a medida que crecemos, abandonamos. ¿Por qué te interesaba rescatarla?
Hubo un tiempo en mi vida durante el cual me abrumé mucho, sentía que había perdido esa espontaneidad, esa esencia propia de los niños que siempre están imaginando. Sentí la necesidad de recuperar esa libertad y comprendí lo importante que es la imaginación. De hecho, Albert Einstein tenía una frase que decía: “La imaginación lo es todo, es el avance de lo siguiente que atraerá la vida”.
El álbum recorre sin complejos géneros como el soul, el jazz, la bossa nova o el pop. ¿Cómo termina una catalana asimilando estilos tan distantes?
Soy catalana, pero soy ciudadana del mundo. Allí donde voy me gusta integrarme, compartir y aprender. Amo la música más allá de los géneros. Bebo de muchas culturas y lo vuelco en mi música, pero lo hago sin pensar, me sale de forma natural.
Tu música apuesta por el mestizaje y mira mucho a Latinoamérica. ¿Cuánta inspiración encuentras al otro lado del océano?
Conecto mucho con Latinoamérica y su cultura. No he estado tanto allí físicamente porque solo conozco Brasil y República Dominicana, aunque en breve iré a tocar a Colombia por primera vez [Cali, 17 de mayo; y Bogotá, 25 de mayo], pero sí espiritualmente gracias a los latinos que conocí cuando estuve viviendo en Boston y Nueva York. Hay algo en ese lugar, una especie de energía, que me inspira.
La vida, y en particular una carrera musical, se construye a base de conexiones. ¿Cuál ha sido fundamental para ti?
En cada momento de la vida hay personas importantes. Ahora te diría Érico Moreira, pero me acuerdo mucho de David Sanz, uno de mis profesores de piano. A los 12 años empecé a dar clases con él y cuando me escuchó me invitó a participar en las jams del JazzSí Club de Barcelona. Iba cada domingo a cantar con músicos profesionales y eso me dio mucha experiencia. No podía entrar por mi edad, así que me quedaba detrás de la barra hasta que me tocaba cantar [risas]. Además, me abrió puertas y comencé a actuar con La Locomotora Negra, una big band de jazz muy importante.
“Estuve un tiempo sin sacar música y a veces te desesperas porque todo el mundo lanza canciones, si no lo haces parece que no eres nadie”
Actualmente, la industria musical empuja a los artistas a publicar música continuamente. Tú, por el contrario, trabajaste cuatro años en Canto a la imaginación. ¿Te resistes a seguir ese ritmo?
El álbum lo fui construyendo poco a poco y durante esos cuatro años pasé por varios procesos, entre ellos la cuarentena a causa de la pandemia, un tiempo que me sirvió para encontrarme a mí misma. Aproveché para publicar vídeos en redes sociales que funcionaron muy bien y dejé un poco apartado el disco, pero ese impasse me permitió entender cómo quería que sonara el álbum tanto a nivel de composición como de producción. Estuve un tiempo sin sacar música y a veces te desesperas porque todo el mundo lanza canciones, si no lo haces parece que no eres nadie.
Pocos artistas pueden presumir de haber ganado un Latin Grammy con su disco de debut. ¿Ha supuesto un espaldarazo para tu carrera?
Ver cómo tanto esfuerzo y tanta energía eran recompensadas con un premio tan importante ha sido increíble. Te anima a seguir porque es como si te dijeran que vas por el buen camino. La vida de un artista independiente es difícil porque tienes que estar todo el rato creando música, pero también contenido, y no tienes tanto apoyo, lo hago todo sola.
“Cada persona tiene un talento diferente, algo donde más resalta, donde más brilla. Es como una voz propia, tienes algo que decir”
En concreto, recibisteis el Latin Grammy a Mejor Ingeniería de Grabación por un álbum creado desde la habitación de tu productor: Érico Moreira. ¿Es la prueba de que, al final, el talento prevalece sobre lo demás?
Sí, totalmente. El talento es lo único realmente necesario. Ahora mismo tú puedes grabar un disco en un superestudio y que no suene tan bien como uno grabado en un home studio, que era lo que teníamos nosotros. Pero es que Érico es muy bueno mezclando y Felipe Tichauer, que masterizó el disco, también es un crack. Felipe tiene un estudio en Miami y gracias a él accedimos a los Latin Grammy. Fuimos a parar ahí sin conocer a nadie de ese mundillo, así que fue una sorpresa gigante.
Y volviendo al talento, ¿qué significado tiene esa palabra para ti?
Creo que cada persona tiene un talento diferente, algo donde más resalta, donde más brilla. Es como una voz propia, tienes algo que decir. Creo que el talento nace, pero también se hace porque tú puedes hacerlo crecer. Normalmente uno siente ganas de desarrollar un talento que ya vislumbra, no uno que no.