Miren Arzalluz
Acento vasco en la moda parisina
Miren Arzalluz, la española al frente del Museo de la Moda de París, vivirá en unos meses su momento más decisivo. La institución, inmersa en un proceso de renovación, reabrirá sus puertas con nuevas galerías, una retrospectiva sobre Coco Chanel y la presentación de su colección permanente.
Aunque son ya casi dos años los que Miren Arzalluz (Bilbao, 1978) ocupa el cargo de dirección del Museo de la Moda de París, se acaba de anunciar la que será su puesta de largo. El Palais Galliera (edificio que acoge a la institución), que cerró por obras el verano pasado, prepara su reapertura para la próxima primavera. Esta historiadora vasca y experta en política comparada de formación se enfrenta ahora al gran reto de, en sus palabras, “reabrir el museo duplicando el espacio expositivo, con una colección permanente que no existía y de la que todo el mundo va a opinar”.
Hace casi siete años que abandonó su puesto como responsable de la colección y exposiciones del Museo Balenciaga de Getaria. “Allí trabajé en la conceptualización y el desarrollo de un espacio nuevo, dedicado a un solo creador y situado en un lugar que no es una gran urbe y con todos los retos que eso suponía. Ahora dirijo un museo con una colección de 100 años localizado en la gran capital de la moda que es París”, explica. Nos lo cuenta en primera persona.
Tras una larga renovación, se acerca el momento de tu puesta de largo al frente del Galliera. ¿Con qué os vais a estrenar?
En primavera del 2020 abriremos con una retrospectiva sobre Gabrielle Chanel y, en otoño, celebraremos el centenario de la revista Vogue Paris. Por último, hacia finales de año presentaremos la colección permanente, que es la gran novedad. No existía hasta el momento y para ella se han construido las nuevas galerías del museo.
¿Os reserváis lo más importante para el final?
Esto ocurre porque la exposición está ligada a una efeméride referente a los orígenes de la colección. En el momento de la presentación se cumplirá un siglo desde que la ciudad de París recibió la donación de la colección Galliera por parte de la Société d’Art du Costume. Esta estaba formada por pintores historicistas que contaban con sus propias colecciones de moda histórica para recrear escenas, que más tarde unificaron con el fin de difundir el conocimiento. Su gran objetivo era este y con esa condición donaron toda su compilación a París. Va a ser una presentación histórica de la moda y, en paralelo, del museo. Es un ejercicio de memoria.
¿Has encontrado muchas joyas en el proceso de selección de obras para la colección permanente?
Todavía estamos trabajando en la lista de obras. Se trata de redescubrir nuestra propia colección. Tenemos 200.000 piezas, por ello, es muy difícil mostrarlas todas e incluso verlas al completo. Hay auténticas maravillas. Algunas son espectaculares por la técnica, el tejido o el bordado. Otras son muy importantes porque han pertenecido a personalidades históricas o porque reflejan una moda popular. Asimismo, hay accesorios increíbles que, aunque suelen quedarse en segundo plano, son fundamentales para entender la historia de la moda.
Más allá de las prendas, la colección cuenta también con una impresionante colección de ilustraciones y grabados, e incluso con un departamento de fotografía de moda. Hay grandes joyas en todos esos ámbitos.
Arrancáis con una gran retrospectiva sobre Chanel, ¿por qué habéis elegido esta figura?
Es la primera retrospectiva sobre Gabrielle [Coco Chanel] que se hará en París, lo que llama poderosamente la atención. El público sabe mucho sobre su vida privada por sus biografías, películas y documentales, pero muy poco sobre su creación a pesar de ser una de las creadoras más influyentes de la historia de la moda del siglo XX. Se tiende a quedarse en clichés como la petite robe noire y el traje. Por eso, en la muestra trataremos de poner en valor el estilo Chanel, y esos códigos tan reconocibles que consiguió establecer a partir de 1950 a través del traje o los accesorios. La escenografía también estará inspirada en su universo estético: en la Rue Cambon, el espejo facetado, los biombos, su apartamento…
Chanel y Vogue son dos importantes referentes mediáticos. ¿Os unís a la tendencia que siguen muchos museos de utilizar grandes nombres para atraer a más público?
Evidentemente es una tendencia, pero no queremos que sea la norma en Galliera. Este será un año particular; abrimos con una gran retrospectiva, que como decía antes, nunca se ha hecho en París. Y las grandes reaperturas exigen grandes temas.
En el futuro intentaremos abordar el trabajo de creadores menos conocidos y temas específicos, y tratar la moda desde diferentes ángulos. Desde el perfil estético y artístico, pero también desde el sociológico e incluso el político. Nuestro objetivo es poner en valor toda su riqueza.
Tomaste el testigo a Olivier Saillard, un agitador de la moda en el museo, que ha planteado nuevas fórmulas de dialogar en el espacio expositivo. ¿Pretendes seguir en su línea?
Es un gran predecesor, pero también colega y amigo. Olivier ha explorado diferentes maneras para mostrar la moda que van más allá de la exhibición tradicional. La forma que más impacto tuvo fue una serie de performances —la más conocida es la de Tilda Swinton (Cloakroom)—. Efectivamente esperamos seguir ese camino de innovación, no solo en los temas que identificamos como relevantes para nuestras exposiciones, sino también en la manera en la que mostramos la moda en el museo.
“Nuestro objetivo es tratar la moda desde diferentes ángulos. Desde el perfil estético y artístico, pero también desde el sociológico y el político”
En la línea de generar un nuevo paradigma, ¿cómo puede un museo ayudar a generar un cambio en el consumo actual de moda, sobre todo en lo que respecta al fast fashion?
Lo que podemos hacer es generar reflexión desde la propia evolución de la moda. La historia del sistema, la fabricación, la sostenibilidad y de cómo se han gestionado estos en la producción y la creación. La sostenibilidad es hoy el gran tema en la industria y parece que todos están tomando conciencia, ya sea por convicción, estética o márketing. De cualquier forma, por un cálculo u otro, es positivo que la industria tenga que tomar posición con respecto a esta cuestión. Es necesario proponer cambios, renovarse y responder a las inquietudes de los tiempos.
¿Veremos notas españolas en la colección permanente o solamente se circunscribe a creación francesa?
En la medida en que han existido grandes creadores como Balenciaga, por supuesto. Tenemos también una colección muy importante de Sybilla que formará parte de la colección permanente. Ahora mismo ambos creadores integran la exhibición que tenemos fuera del museo (que actualmente está cerrado por obras): Dos à la Mode, sobre la historia de la moda “de la espalda”. Volviendo a la colección, Antonio Castillo, que fue diseñador de Lanvin y después fundó su propia casa, está muy presente en ella. Al llegar al cargo, todo el mundo me preguntaba ‘¿Vas a hacer algo sobre Balenciaga?’. Por ahora, no. Ya se le han rendido muchos homenajes, así que para esto habrá que esperar.