María Rosenfeldt
La responsabilidad de ser uno mismo
La idea que María Rosenfeldt tiene de sí misma como diseñadora de moda tiene más que ver con perdurar en el tiempo que con reflejar tendencias efímeras. La madrileña, cabeza visible de la firma Heridadegato, está a punto de cumplir 29 años y reconoce que pasa por un buen momento personal –“por confiar en mi intuición y en la divina providencia”– y profesional –“por haber encontrado un discurso textil sostenible y coherente con el medioambiente”–.
María Rosenfeldt (Madrid, 1990), hija orgullosa de la genuina fotógrafa Ouka Leele, nos abre las puertas de su estudio para mostrarnos su nueva colección otoño-invierno, compartirnos algunas pinceladas sobre su propuesta para el próximo verano y desgranar el por qué de su filosofía vital. Un estilo de vida basado en la naturalidad, la espiritualidad, el aprendizaje y la evolución constante. Cuenta que Heridadegato es la continuación de su trabajo fin de carrera en el Instituto Europeo de Diseño de Madrid y el proyecto que lanzó junto a quien fue su pareja durante seis años: “Con la ruptura adelgacé un montonazo. Cuando eres muy joven y empiezas una relación no siempre las dos partes evolucionan de la misma manera. Y puede que, de repente, te des cuenta de que llevas seis años en una relación y ya ni sabes muy bien quién eres tú. Ahora es cuando he comenzado a conocerme a mí misma”.
Su aspecto de musa prerrafaelita —alta, delgadísima, de cabello largo y dorado como el trigo sarraceno— inspira sosiego e irradia luz. Algo que se corrobora en cuanto empieza a hablar gracias a su tono suave y su ritmo pausado, lo que no quita que sea rotunda en lo que afirma: “La realidad es que la industria de la moda se mueve desde París. Eso es así. Allí se dan cita los compradores de todas las tiendas del mundo y pagan por adelantado cuando adquieren una colección, algo que en España no pasa. Aquí lo que hacen es devolvértela si llega hasta las rebajas y no se ha vendido. Y casi diría que te la devuelven sucia”.
La charla con la creadora tiene lugar en su taller, ubicado en la madrileña calle San Lorenzo. Es la guarida en la que toman forma las ideas y deseos que conforman las colecciones de Heridadegato, el diseño de vestuario y los encargos a medida. En el lugar hay burros con las colecciones listas para ser presentadas, una mesa con borriquetas repleta de jarrones con flores secas. Montones de cajas de incienso apiladas, barritas quemadas y algo de ceniza esparcida. También una pared atiborrada de imágenes que componen el imaginario de la firma.
“La realidad es que la industria de la moda se mueve desde París. Eso es así”
No parece ser la típica creadora con filias terribles. Más bien, María Rosenfeldt es un soplo de aire fresco entre la intensidad en que se mueven algunos de sus colegas de profesión. “Cuando yo estudiaba nos pedían que diésemos forma a tableros de inspiración, luego los dibujos de los looks y, por último, las piezas. Yo trabajo totalmente al revés. Compro tejidos y empiezo a probar formas en el maniquí. Por ejemplo, la inspiración para la colección de verano 2020 me vino de una mascarilla de arcilla que se puso Amara (su mano derecha) en la cara. Me gustó mucho como cambiaba el color de la arcilla a medida que se iba secando y me puse a buscar telas que cambian de tono según el tipo de luz que reciban”.
Sobre la inminente colección otoño-invierno 2019/20, llamada Kaos, el concepto es otro. “Buscaba algo más punk y oscuro, aunque haya colores vivos y detalles con espray. Eso sí, mantenemos las siluetas fruncidas como marca de la casa”. Lo que también forma parte de la identidad de la firma son los principios y el sentido común de Rosenfeldt. Contraria a los desorbitados precios de venta que ponen a sus prendas (“de un par de zapatos que vendo en Los Ángeles a 400 euros yo solo percibo 50. Cada vez me cuesta trabajar más con intermediarios”), aboga por el reciclaje de tejidos (los que conforman sus prendas son reciclados) y se empeña en que su ropa la lleven tipo de mujeres de cualquier edad. “Soy de las que piensa que cuando te esfuerzas en hacer lo correcto el universo te ayuda para que todo funcione. Esta filosofía es un poco hippy, pero yo confío en ella totalmente”.