Agatha Ruiz de la Prada
El mundo en tecnicolor
Si hay una diseñadora capaz de hacer marca España, es Agatha Ruiz de la Prada. Imaginativa, sorprendente, divertida… y tremendamente trabajadora, solo ella puede agathizar el mundo. Lo volverá a demostrar estos días en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, donde presentará su nueva colección de moda.
En pleno Madrid de la movida, una jovencísima Agatha Ruiz de la Prada (Madrid, 1960) irrumpe en la escena de la moda. Llena de personalidad, humor y libertad, no tiene nada que ver con lo que otros diseñadores hacen. Su estética alegre y colorista se convierte en una declaración de intenciones desde su primera colección, presentada en un divertido desfile en el centro de diseño LOCAL de Madrid, en el que ella misma se convierte en ocasional modelo. “Ese desfile no se me olvidará en la vida, ¡fue tan emocionante!”, confiesa. Ha pasado el tiempo, y la diseñadora ha ido sumando colecciones y diseños para ámbitos tan diferentes como el interiorismo, la papelería o la perfumería. También colaboraciones con artistas como Eduardo Chillida, Christopher Makos o Karim Rashid, y vestuarios y escenografías para ballets y obras teatrales. Vive con la maleta hecha para volar a París, Milán, Florencia, Nueva York, Berlín, Barcelona o a cualquier lugar del planeta donde llevar su filosofía de vida, que podría resumirse en tres conceptos: alegría, comodidad y sostenibilidad. Y sí, a punto de presentar su próxima colección otoño/invierno 20/21 en la Mercedes-Benz Fashion Week, lo reconoce: sigue sintiendo los mismos nervios que en aquel primer desfile que celebró con solo veinte años.
Dijiste en una ocasión que te gustaría “agathizar el mundo”, llenarlo de alegría, de color. Y lo has conseguido. ¿Qué hay detrás de ese éxito indiscutible?
Yo creo que lo importante es implicarte en tu trabajo y echarle muchas horas. En mi caso, además, cuanto más trabajo, mejor me lo paso.
Siempre has sido muy coherente con tu trayectoria y con tu manera de ver el mundo.
Sí, por ejemplo, mi obsesión por la ecología viene de lejos. Que ahora se haya generalizado, me alegra doblemente. Otra de las causas que apoyo es el #MeToo, pero en estos momentos me parece aún más urgente el tema del cambio climático. Me gustaría ver un movimiento exacerbado a favor del planeta.
¿Es la moda mucho más que estética?
Hace mucho que lo vengo diciendo, pero es que ahora la moda ya es así. Creo mucho en este tema y ahora, gracias a Dios, es una creencia generalizada. Otra cosa es que la gente no sepa muy bien cómo llevarlo a la práctica. Queremos una moda más ecológica, pero nos planteamos cómo hacerlo porque, en general, no lo tenemos muy claro. Pero ya hay pasos importantes que se comienzan a ver. No sabes la alegría que te da cuando llevas toda tu vida diciéndolo y ves que, de repente, el mensaje ha calado. En la empresa estamos dando pasos con respecto a los materiales, pero aún son muy pocos. Todos lo queremos hacer, pero no está tan claro cómo se puede materializar, por ejemplo, en los tejidos.
En el mundo del diseño, ¿debe el diseñador mantener sus ideas aunque se encuentre con oposición y críticas?
Es lo que siempre he hecho, es mi manera de ser. Hay épocas que son más fáciles, otras más complicadas, pero es importante que creas en ti mismo, que te mantengas en aquello en lo que piensas.
¿Hay días en blanco y negro para Agatha Ruiz de la Prada?
En general, mis días son súper de color; pero algunos días en blanco y negro sí que hay. Ahora me pilláis en uno de esos momentos, siempre suele ser así a principios de año; una época en la que me vacío, me quedo completamente descerebrada y no sé por dónde voy a tirar. Son días que me cuestan porque no sé si voy a ser capaz de ponerme las pilas. Pero luego lo supero y me entran unas ganas enormes de trabajar y me lo paso muy bien haciéndolo. Pero el inicio de año y el verano me pillan fuera de juego.
“Las mujeres queremos trabajar, tener niños, amigos y novios, e ir a exposiciones, y eso con un taconazo incómodo no hay quien lo siga”
Parece que por muchos años de profesión que uno lleve a sus espaldas nunca deja de cuestionarse. ¿Cuál es tu mayor reto en estos momentos?
¡Claro! Ahora uno de mis objetivos es que a mis hijos Tristán y Cósima les guste tanto la empresa como a mí. Trabajar con ellos es un sueño y una gozada porque me da mucha alegría que sean ellos quienes den continuidad al proyecto. Hay días en los que dudan y dicen: “Ay, es el proyecto de mi madre”. Si ellos hubieran querido, por ejemplo, ser médicos, me hubiera parecido muy bien. Pero si no tienes ese proyecto personal clarísimo, me parece genial continuar en la propuesta familiar. Los dos son estupendos y se han revelado como superecologistas: de hecho, se toman este asunto hasta más en serio que yo. Desde pequeños les repetía incansablemente la necesidad de cuidar el planeta, y despertaron.
Tus prendas también ayudan a empoderar a las mujeres: puede haber diseños extremos, pero la mayoría resultan muy fáciles de llevar.
Aunque haya alguna prenda extrema, siempre he creído que la gran revolución de la moda ha sido, hasta el momento, que la ropa sea cómoda. La mujer quiere mandar y hace muy bien en querer, pero si tienes que hacer mil cosas, necesitas estar cómoda. Queremos trabajar, tener niños, amigos y novios, e ir a exposiciones, y eso con un taconazo incómodo no hay quien lo siga. Una de las mujeres más ricas del mundo, Melinda Gates, va con deportivas que sí, serán carísimas, pero son unas zapatillas.
Según tu anterior colección, la moda primavera/verano 20 va a ser cómoda, divertida, llena de brillo, basada en prendas deportivas… ¿Qué vas a mostrar en tu inminente desfile MBFWM para otoño/invierno 20/21?
No lo puedo adelantar, porque voy a intentar sorprender… Ahora bien, yo creo que los desfiles ya no tienen que ver con la temporada que viene. Cuando era joven, recuerdo que, con el cambio de estación, renovaba el armario por completo, necesitaba correr a comprar cosas nuevas; hoy eso ya no ocurre. Ahora prefiero comprar menos cosas, busco que sean mejores y voy dándoles algún toque para adaptarlas y que no parezcan siempre las mismas. Además, es una manera estupenda de reciclar, porque hay tanta gente que tiene cosas que ni las usa, que hay que echarle imaginación, o lo regalas, o lo estrechas, o le pones un volante o lo vendes. Y luego está ese traje que te has puesto mil veces, que quizá no es el más bonito, pero desde luego, es el más exitoso. Porque con la ropa pasa como la amistad, cuanto más roce, más cariño.
“Con la ropa pasa como la amistad, cuanto más roce, más cariño”
Han pasado casi cuarenta años desde aquel primer desfile en el Madrid de la movida. ¿Sigues poniéndote nerviosa ante cada presentación?
¡Por supuesto, y me encanta! En 2018, hice 74 desfiles por todo el mundo, y el año pasado ni los he contado. Reconozco que es una salvajada. ¡Imagínate cuántos vuelos de Iberia he cogido! Si lo pienso, ha habido épocas en las que me he pasado más tiempo en el aeropuerto que en mi propio estudio (Risas).