Lala Serrano
La pausa de la fotografía
Tiempo, un bien tan valioso como escaso en el mundo de hoy, es lo que le dedica Lala Serrano a su fotografía. Con su cámara analógica capta momentos que no busca, la encuentran, extrayendo de ellos belleza y poesía. Pero no se acomoda. Este mismo año, en un alarde de valentía que desde entonces asocia al talento, venció al miedo y de la mano de la Inteligencia Artificial presentó la exposición "/imagine prompt Alhaja".
Recientemente, Lala Serrano (Madrid, 1985) halló un carrete sin revelar rebuscando entre cajas en casa de sus padres. Tras revelarlo, palabra que aquí adquiere un doble significado, no solo descubrió una serie de imágenes tomadas por ella siendo casi una niña, también cómo su relación con la fotografía siempre estuvo ahí. “Ha sido un descubrimiento muy gratificante”, admite. Lala es una fotógrafa que arriesga en los encuadres, aunque eso la obligue a situar su cámara —y a ella misma— en posiciones imposibles, algo que ya latía en esas fotos inéditas: “Tengo hasta un selfie de cuando el término ni existía; consistía en coger la cámara, darle la vuelta y ponerte el objetivo delante. Salen mis brazos, claro” confiesa divertida. Hoy, la fotografía, concretamente la analógica, es su vida y a ella le dedica el tiempo y la pausa necesarios, una forma de trabajar que despierta sus emociones y que se contrapone al acelerado mundo actual.
¿Recuerdas la primera vez que tuviste una cámara en las manos?
No recuerdo tanto el momento exacto, pero sí una época. Yo estaba entre la niñez y la adolescencia, y había varias cámaras en casa que heredé de mis hermanos. Hace poco fui a casa de mis padres y rebuscando entre mis cosas encontré un carrete sin revelar. Lo que había en ese carrete me transportó a aquella época, eran imágenes del colegio, de mis amigas y mis profesoras. Me ha recordado cómo surgió mi relación con la fotografía.
Y, ahora, ¿qué buscas cada vez que miras a través del objetivo?
Busco lo poético en lo mundano, en una luz o en un reflejo. Mi intención es documentar de alguna forma mi día a día y lo fascinante es cómo el momento me encuentra a mí en lugar de buscarlo yo activamente. Es decir, no salgo en busca de la foto, sino que la foto me encuentra a mí y yo simplemente la capto. Es un encuentro mágico entre el momento, la luz y mi propia perspectiva; uno de mis objetivos es capturar esa belleza efímera.
“Lo fascinante es cómo el momento me encuentra a mí en lugar de buscarlo yo activamente”
Incluso tus fotografías más producidas transmiten naturalidad. ¿Cómo lo consigues?
Siempre busco esa espontaneidad, esa frescura, esa naturalidad. Intento, incluso, que mi trabajo comercial sea un reflejo de mi trabajo más personal. Cuando estoy con una modelo, prefiero captar el momento en el que se relaja y está hablando con alguien que el momento de la pose. Busco ese momento más natural, como una carcajada espontánea. Todos tenemos una cara de cámara y no es cuando más guapos salimos.
Con el tiempo has desarrollado un estilo propio, ¿cómo fue el proceso hasta dar con él?
Creo que encontrar un estilo propio es una carrera de fondo. Yo todavía lo estoy desarrollando. Tengo unos patrones comunes en todas las fotos —soy muy analógica y defiendo a muerte el color, entre otras cosas—, pero aún así te diría que sigo trabajando mi estilo y experimentando. Antes, por ejemplo, resonaba mucho mi imaginario norteamericano y ahora eso lo he soltado un poco. Son etapas y responden a según me sienta.
Haces fotografía artística y de moda. ¿Dirías que has conseguido hibridar ambos mundos?
Absolutamente. Y eso lo estoy disfrutando muchísimo. Creo que son dos mundos que se nutren y que me aportan mucho. La moda y su estética me dan numerosas herramientas para aplicar en mi trabajo más personal. Y vicecersa, porque mi trabajo personal me ha ayudado a defender muchos proyectos de moda. En una producción de moda siempre intento dar mi punto de vista como autora.
“Creo que la IA es una aliada y no la veo como una amenaza. Resulta más amenazante el mal uso que pueda hacer de ella el ser humano”
Prefieres la fotografía analógica a la digital, ¿qué tiene de especial para ti?
Un sentimiento, una emoción y una dedicación. El tiempo que le dedicas a la fotografía analógica es más pausado. Y luego está ese sonido, el click. De hecho, los smartphones imitan ese sonido cuando tiras fotos con el sonido activado, pero no es lo mismo.
Tus fotografías resultan vintage y, al mismo tiempo, rotundamente modernas. ¿Es algo premeditado?
Ahora lo analógico vuelve a parecer moderno porque ha llegado a un público amplio. De hecho, se ha puesto tan de moda que los fotógrafos profesionales tuvimos un problema a finales del año pasado porque nos quedamos sin carretes. Por ello, esa apariencia vintage respira al mismo tiempo modernidad. También creo que los encuadres que yo hago son muy contemporáneos porque siempre intento buscar una cara B de la fotografía, un encuadre que se contraponga a lo convencional.
El pasado 22 junio participaste en una mesa redonda organizada por Iberia y PHotoEspaña en la que abordasteis el impacto de la Inteligencia Artificial en diferentes campos artísticos. ¿Ves la IA como una amenaza o como una aliada?
Creo que la IA es una aliada y no la veo como una amenaza. Lo amenazante es el mal uso que pueda hacer de ella el ser humano. Aunque queramos verla como algo independiente al ser humano, no lo es; la cuestión es quién la usa y para qué.
“Creo que el talento es sensibilidad; no solo emocionar, sino dejarse emocionar. También es creatividad, tesón y valentía”
Este mismo año expusiste la serie “/imagine prompt Alhaja”, en la que hiciste uso de la IA. ¿Por qué te embarcaste en un proyecto así?
Siendo tan analógica, imagínate lo que era para mí trabajar con la IA, algo antagónico a mi ADN. Por eso, cuando empezaron a hablarme del proyecto, decía: “Lo siento, esto no va conmigo porque no hay un proceso fotográfico”. Como buen ser humano, siempre nos da miedo lo desconocido y confrontar ese miedo fue lo que me llevó, finalmente, a trastear con la IA, no quería posicionarme en contra de algo que no conocía. Comencé a generar imágenes y me abrumó porque todo es posible. Ahí surge la serie Alhaja, protagonizada por ancianos manchegos —una rama de mi familia es de Toledo— y por sus mancheguismos, expresiones que ya casi son solo propias de la tercera edad. Con la serie intento lanzar un mensaje positivo: es posible que la IA conviva con la fotografía siempre y cuando aprendamos a usarla, pero es una técnica diferente y no pueden situarse en un mismo escalón.
Para finalizar, dime qué es el talento para ti.
Creo que el talento es sensibilidad; no solo emocionar, sino dejarse emocionar. Cuando te emocionas con algo, es más sencillo transmitirlo. También es creatividad, tesón y algo que he descubierto recientemente: valentía. El otro día leí una cita que me encantó y decía algo así: “Fracasó por miedo a fracasar”. Tenemos que ser valientes y mostrar de lo que somos capaces.