José Naranja

El cuadernista nómada

10 Octubre 2019 Por Teresa Morales
jose naranja diseño apertura
José Naranja convierte sus cuadernos en auténticos libros de artista. © Cortesía de José Naranja

José Naranja no es un artista al uso ni se considera a sí mismo como tal. Sin embargo, sus cuadernos ilustrados son auténticas obras de arte que nadie quiere perderse. Un placer para los amantes de la reflexión, la caligrafía y el dibujo.

José Naranja (Madrid, 1978) es una persona peculiar. Uno de esos seres a los que no parecen contaminarles el ritmo frenético de los tiempos que vivimos. Vive sosegadamente, concentrado en algo que lo hace único: conservar ideas y experiencias. ¿De qué manera? Plasmándolas sobre el papel de un cuaderno con la ayuda de su pluma estilográfica, rotuladores o acuarelas, ya sea a través de las palabras, maravillosamente caligrafiadas, o a través de dibujos que recuerdan a aquellas preciosas ilustraciones de científicos del siglo XIX.

En 2005 decidió contar su gran viaje alrededor del mundo en un cuaderno, antes de pasar a integrar también en sus siguientes diarios las vivencias de su día a día. “Ya no los considero cuadernos de viaje porque no cuento a modo de diario lo que ocurre en cada destino. Tiendo más a plasmar ideas sueltas. En una misma página hay mil elementos que se entremezclan”.

No es escritor ni dibujante. De hecho, jamás ha obtenido una formación académica artística. “Solo intento hacerlo con cuidado y hacerlo bien”, dice restándose importancia. En realidad, José es un ingeniero aeronáutico que dejó definitivamente su trabajo en Airbus hace cuatro años para dedicarse a hacer lo que más le gusta: viajar, observar y ‘cuadernear’ por amor al arte. “Mis padres no lo acaban de entender del todo, pero saben que esta es mi pasión”. Y sí, tanto es el entusiasmo que le pone, y el talento que lleva dentro, que sus cuadernos ­—dieciséis con el que tiene entre manos— se han convertido en un secreto a voces en las redes sociales, donde ya atesora más de 200.000 seguidores en Instagram. “Lo bueno de las redes es que son como un altavoz que te permite llegar a cualquier parte del mundo”, dice consciente de que gran parte de sus fans son extranjeros. “La mayoría de la gente que compra El Manuscrito Naranja no entiende español, pero sí perciben la dedicación que hay en cada una de sus páginas. Y al final, da igual que comprendan o no el texto, porque la fuerza y la autenticidad de la inspiración sí se transmiten”.

Este Manuscrito Naranja es por ahora tu único título disponible. Cuéntanos.

Es una recopilación de muchas de las páginas de mis cuadernos personales. Lo diseñé y puse a la venta para ofrecer a la gente la posibilidad de tener en sus manos aquellas imágenes a las que tantos elogios dedican en las redes sociales, con el fin de que pudieran hacerse con un objeto tangible: un cuaderno cuyo formato es una copia exacta de los otros, con el mismo papel y el mismo tacto.

¿No te da pudor el que se tenga acceso al José Naranja más íntimo?

Lo que publico en las redes sociales o en El manuscrito naranja no son las cosas más personales. Por supuesto que se puede ver una parte de mí, pero no todo.

¿Cómo definirías tus cuadernos? ¿Una obra de arte, una guía de viajes, una inspiración para que otros se atrevan a ser lo que quieren ser?

No sabría contestarte porque incluso yo tengo problemas para explicar qué son exactamente. Hay elementos reales, como experiencias, ideas, inventos…, pero también otros que no tienen ningún sentido.

Hasta completar cada uno de tus cuadernos puede pasar un año. ¿Por qué poner tanto esmero y difundir algo que ni siquiera tienes intención de vender?

Lo hago porque es una actividad que me apasiona. Además, resulta que a la gente le gusta. Es estupendo, porque no tengo que hacer cosas para satisfacer a los clientes pensando en si se venderán o no. Lo importante para mí es que mis cuadernos puedan inspirar de alguna forma a quien los hojee, que valore lo que escribo y lo que dibujo. Eso por sí solo motiva mucho para seguir adelante.

Tu trabajo nos muestra a un viajero de esos que miran con detalle todo lo que le rodea.

Vivir estancado en un mismo sitio por mucho tiempo hace que a veces pierdas la noción y el significado de lo que te rodea. Por eso viajar es fundamental. Cuando pasas temporadas fuera, empiezas a ver las cosas de otra manera. Asomarse a otras culturas y otras visiones, a veces tan distintas, es el punto de partida para la reflexión y la crítica, siempre entendida como parte de un proceso de observación. Me considero, sobre todo, un observador del mundo.

“Viajar es fundamental. Asomarse a otras culturas es el punto de partida para la reflexión. Me considero, sobre todo, un observador del mundo”

Después de un año ilustrando y caligrafiando con esmero tus pensamientos, ¿qué sientes cuando llegas a la última página del cuaderno?

Suelo tener una sensación de nostalgia, de haber acabado algo. Pero, a su vez, también significa que voy a empezar uno nuevo. Me gusta pensar que el siguiente será mejor que el anterior. También confieso que al terminar un cuaderno siento cierto alivio, ya que suele ser en mitad de un viaje y siempre temo perderlo, que me lo roben, que se moje, etc. A esas alturas es un lastre.

Rezas desde tu blog: “Puedo encontrar grandeza en cualquier lugar”. ¿Es José Naranja un romántico?

Creo firmemente que, si buscas bien, puedes encontrar la belleza en cada situación, detalle u objeto.

¿Sin necesidad de moverse del sitio?

Sí, en cualquier parte. Aunque personalmente percibo más vida e inspiración cuando estoy viajando. Es entonces cuando siento que todas las piezas encajan.