‘Mens sana in corpore sano’

Los beneficios de la psicología deportiva

30 Enero 2020 Por Iñigo Esteban
psicología deportiva apertura

Técnica, táctica y condición física han sido siempre los principales aspectos a trabajar por un deportista. Sin embargo, hasta hace muy poco tiempo, había un gran olvidado entre los pilares que sostienen a un deportista de élite cuando se habla de preparación: la mente. Expertos en psicología deportiva y los propios hechos así nos lo confirman.

No sorprende leer en los principales medios deportivos que una de las primeras cosas que hace al llegar un nuevo entrenador a un club es rodearse de un equipo de ayudantes que incluye desde un auxiliar, un preparador físico o un nutricionista. No obstante, sí que puede chirriar que en su equipo cuente con un psicólogo. Y es que, cada vez más, los clubes deciden contar con un experto en coaching deportivo entre sus filas. ¿El objetivo? Ayudar a sus jugadores en la gestión de un músculo fundamental tanto dentro como fuera del campo: la mente.

La psicología como punto de equilibrio

El de Patricia Ramírez (Zaragoza, 1971) es uno de los nombres que más resuenan nuestro país en esto de la psicología deportiva. Conferenciante y escritora, esta doctora en Psicología ha trabajado con clubes de la élite del fútbol como el Betis o el Mallorca, y con deportistas individuales de otras disciplinas. Ramírez ha sido una de las primeras voces en destacar la relevancia de su disciplina dentro del deporte de alto nivel: “Es una pata fundamental. Cualquier deportista te diría que en un 70 u 80% su éxito o fracaso dependen de la cabeza”. Refrenda esta idea el deportista Niko Shera, número uno del ránking mundial de judo. “Lo que más destacaría para triunfar en el deporte es la psicología y ser muy completo. Ser fuerte psicológicamente, como en cualquier deporte, es clave. Por mucha fuerza física que tengas, si no estás bien psicológicamente, a la hora de la competición es algo que puede afectarte y alejarte de tu objetivo”, cuenta el joven judoka, que en los Juegos de Tokio peleará por una medalla olímpica para España.

No obstante, según la experta, aún no se le concede toda la importancia que merece, ni se le dedica el suficiente tiempo y entrenamiento. “Cuando preguntas a los deportistas cuánto tiempo dedican a entrenar diariamente, te dirán que cuatro o cinco horas y lo mismo sobre el tiempo que descansan o cuánto pasan en el fisio. Sin embargo, cuando les preguntas cuánto tiempo entrenan su cabeza, muchos te dirán que cero”, lamenta Ramírez.

“Cualquier deportista te diría que en un 70 u 80% su éxito o fracaso dependen de la cabeza”

En la misma línea se expresa Adrián Quevedo, psicólogo deportivo habituado a trabajar con jóvenes talentos de nuestro deporte. “La psicología había sido la gran olvidada en el deporte, aunque ahora está cobrando más importancia. Es la que te permite que todo vaya en la misma línea”. Y añade que “si con los datos que tenemos hoy en día no trabajamos la parte psicológica, en vez de entrenar al 100% lo estaremos haciendo al 60%”.

Hasta la implantación de gabinetes de coaching en la élite deportiva, muchas de las funciones que ahora desempeñan los psicólogos recaían entonces sobre la figura del entrenador. “Hasta hace quince o veinte años, que es cuando ha empezado a tener más tirón la psicología deportiva —aunque en realidad surgió en Estados Unidos durante los años 60—, el entrenador se ocupaba de todo; hacía de preparador físico, de nutricionista, de psicólogo…, sobresaturando su figura”, señala Quevedo. He ahí la razón por la que especialistas como Adrián o Patricia coinciden en la importancia de separar cada parcela. “Si entendemos la figura de un psicólogo como un motivador, el entrenador sí es un psicólogo, pero nosotros trabajamos muchas más variables, como comunicación, cohesión de equipo, emociones, pensamientos, el fracaso, la atribución de la suerte, las expectativas…”, explica Ramírez.

¿Cómo gestionar el éxito y el fracaso?

Precisamente el fracaso es uno de los problemas más habituales a los que se enfrentan los profesionales del sector. Patricia ofrece su propia fórmula para vencerlo anímicamente: “Ante el fracaso, menos reproches y más soluciones. Fallamos muchas veces en nuestra vida y hay que aprender a sacar soluciones. Somos muy poco tolerantes y flexibles con el fracaso” asegura.

Esta frustración, fruto de una autoexigencia desmesurada, es un sentimiento que suele acentuarse en la edad adolescente. Adrián Quevedo, habituado a trabajar con deportistas de élite en ciernes, lo señala como uno de los principales obstáculos con los que se encuentran muchas jóvenes promesas del deporte. Para él, el fracaso como un elemento de ayuda, siempre y cuando se sepan sacar las conclusiones adecuadas. “El fracaso se asocia a lo negativo y se considera perjudicial, pero si le quitamos ese componente connotativo, forma parte del aprendizaje”, sentencia.

También el éxito, por raro que pueda parecer, hay que aprender a gestionarlo, siendo fundamental asumir los triunfos como hechos puntuales dentro de una carrera. “No hay que olvidar que el deporte es fluctuante con momentos en los que estamos arriba y otros abajo”, apunta Quevedo. También para asimilar la victoria, Patricia Ramírez ofrece su receta: “Frente al éxito, humildad. Es fundamental reconocer el trabajo de todos los que han hecho posible que estés ahí y saber en qué medida eres protagonista de ese éxito”, apunta con firmeza.

“Si le quitamos al fracaso el componente connotativo, forma parte del aprendizaje”

La lucha contra el ego, las retiradas y las lesiones

Lidiar con el ego sobredimensionado de jóvenes que disfrutan de un éxito precoz es una constante en el mundo de la psicología deportiva. “Hay casos que con solo dieciséis años ya cobrar 10.000 euros al mes. Con vidas así, es normal que se crean por encima del resto. Cuando el deportista está en un momento muy alto, procuro trabajar sobre todo los valores, que se traducen en guías de comportamiento, de pensamiento y de emoción”, explica Adrián.

Pero su profesión y el poder tratar a cada deportista desde el punto de vista personal, les obliga y, a la vez, les permite indagar y enfrentarse a otros baches de carácter emocional. Otros principales escollos a los que se enfrentan son, según Patricia, “la gestión de los sentimientos y pensamientos ante una última oportunidad o frente a la inseguridad”. Adrián va más allá: “He trabajado con varios deportistas la retirada, que es el duelo de esa vida deportiva, pero también un proceso bonito. También la recuperación de lesiones, que es muy importante para ellos, porque hasta que uno no experimenta el deporte y no conoce las consecuencias de una lesión y su complejidad no sabe a lo que se enfrenta”, zanja. Ya lo decían los romanos: mens sana in corpore sano. O lo que es lo mismo: poco es capaz de hacer el cuerpo si no se acompaña de una mente equilibrada.