Alauda Ruiz de Azúa
Cinco lobitos
El cine español tiene nuevo talento a seguir y sí, como viene siendo habitual en los últimos tiempos, es una mujer: Alauda Ruiz de Azúa. 'Cinco lobitos' es, según Pedro Almodóvar, “el mejor debut en años”. Una película que, tras arrasar en el Festival de Málaga con cuatro galardones —película, actriz (Laia Costa y Susi Sánchez), guion y crítica—, está emocionando a miles de espectadores en las salas de cine.
“Cinco lobitos tiene la loba / cinco lobitos detrás de la escoba / Cinco que tuvo, cinco crió / Y a los cinco lobitos tetita les dio”. Esta canción de cuna, transmitida de generación en generación, ha sido testigo inmutable de cómo la maternidad evolucionaba durante las últimas décadas. ¿Seguro? Pese a los avances en igualdad, continuan siendo ellas las que cargan con el peso de la crianza y las que pagan el mayor peaje a nivel profesional. Ahí pone el foco Cinco lobitos, la excelente ópera prima de Alauda Ruiz de Azúa (Barakaldo, 1978) protagonizada por dos lobas cuidadoras, Laia Costa y Susi Sánchez (hija y madre), que remueven hasta lo más profundo.
¿Cómo nace Cinco lobitos? ¿Cuál es la semilla que hace germinar la historia?
No es una historia autobiográfica en el sentido de que cuente algo que me ocurriese a mí, pero el desencadenante para escribir el guion sí son vivencias personales. La maternidad me cambió la mirada, empecé a ver a mis padres de forma diferente y tuve que replantearme muchas cosas a nivel personal. Quería profundizar en todo lo que desencadena la maternidad a nivel emocional, personal y familiar, y así fui tomando notas y armando la historia, decantándome por la relación de una madre y una hija.
En la película vemos cómo el peso de la crianza recae en la protagonista, ¿el rol de la mujer como madre ha cambiado menos de lo que creemos?
Como sociedad hemos cambiado mucho y, sobre todo, ha cambiado la conversación social y mediática. Ahora, afortunadamente, se tratan y se cuestionan temas que antes ni existían, pero hay inercias culturales tan fuertes que son muy difíciles de cambiar. Somos conscientes de que existe una desigualdad, de que el peaje lo pagan ellas en términos profesionales y de conciliación, pero todavía estamos muy lejos de un escenario donde la corresponsabilidad en la pareja sea una realidad.
“Quería profundizar en todo lo que desencadena la maternidad a nivel emocional, personal y familiar”
Me has dicho que “ser madre te cambió la mirada”, por ejemplo, en lo que respecta a tus padres. ¿Ser madre no significa dejar de ser hija?
Ser madre significa no dejar de ser muchas cosas. Hay maternidades muy diferentes, pero de una u otra manera te cambia. Creas un vínculo muy fuerte con un ser vulnerable, tu hijo, y toda tu vida se trastoca. Y es fácil que de repente el rol de madre, con el aprendizaje que conlleva, lo absorba todo. El tema de los cuidados me interesaba mucho porque es ahí, en cómo cuidamos al otro, donde residen los afectos en todas las familias, sobre todo en las que son más contenidas afectivamente.
Viajemos momentáneamente al pasado, ¿cómo nace tu pasión por el cine?
Quizás porque he sido una persona introvertida, no tímida, encontré refugio en actividades como la lectura o el cine. El cine, lo recuerdo desde muy pequeña, sirve para divertirte, para entenderte, para emocionarte. Soy de una generación que veía películas de todo tipo, aunque fueran para mayores, y eso hizo que me enganchara a historias que me hacían pensar “esto no lo entiendo del todo, pero quiero saber qué más pasa”. Ese cine de personajes, de relaciones… Uno intenta emular lo que le ha fascinado de pequeño y por ahí viene un poco la vocación.
“El tema de los cuidados me interesaba mucho porque es ahí, en cómo cuidamos al otro, donde residen los afectos en todas las familias”
Debutaste en el corto en 2005 con Clases particulares y tu primer largo ha llegado a las pantallas en 2022, ¿cuánto cuesta levantar una película?
Cuesta… Aunque en mi caso también me costó encontrar la historia. Durante un tiempo estuve muy a gusto haciendo publicidad y rodando mis cortos cuando quería hacer algo más personal. Además, no veía interés en la industria por el tipo de historia que a mí sí me interesaba. Cuando ya lo tuve claro, los procesos se alargan... Hemos tardado cinco años, uno en el que se paró todo completamente por la pandemia, en levantar este proyecto.
Cinco lobitos arrasó en el Festival de Málaga, ¿te ves repitiendo éxito en la próxima edición de los Goya o prefieres no pensarlo?
Prefiero no pensarlo… El mundo del cine es muy complicado y muy incierto. Siento que Cinco lobitos ha tenido hasta ahora un viaje tan bonito, y era tan difícil que pasara, que tiene algo de milagroso. Ya le han ocurrido muchas cosas mágicas a la película. Que me encantaría ir a los Goya y que se reconociera el trabajo de los actores, claro, pero no lo pienso porque levantar un largo lleva mucho tiempo y es mejor ir etapa a etapa.
Clara Roquet, Carla Simón, Pilar Palomero, Belén Funes, Arantxa Echevarría y ahora tú, todo talento femenino, ¿el futuro del cine español está en vuestras manos?
Tampoco pasaría nada si fuera así, ¿no? (risas). Creo que, poco a poco, se ven los resultados de cuestionarse determinadas cosas. Ahora hay una nueva generación de directoras, guionistas, directoras de fotografía… Más que algo excepcional debería haber sido la normalidad. Lo raro es que solo haya alrededor de un 15% de directoras en una sociedad que se presupone igualitaria.
Pedro Almodóvar ha calificado Cinco lobitos como “el mejor debut del cine español en años"...
Cuando lo leí me temblaba todo. Me decían “retuitéalo” y a mí me temblaba el dedo (risas). Leer algo así de un cineasta al que admiras, que es tan libre y tan personal, dándole valor a algo que tú haces es súperemocionante, aparte de buenísimo para la película.
Tu talento está recibiendo el reconocimiento de crítica, público y compañeros, pero ¿qué significa para ti esa palabra?
Para mí hay distintos tipos de talento. Un talento a la hora de crear que me gusta mucho, me inspira y me motiva es el que tiene que ver con la capacidad para salirse de los lugares comunes y mirar desde un punto de vista más personal. Eso me parece un talento y no todo el mundo lo tiene.
“La película ha tenido hasta ahora un viaje tan bonito, y era tan difícil que pasara, que tiene algo de milagroso”
El humor y la emoción recorren de la mano toda la película, despertando sonrisas y lágrimas, ¿cómo se alcanza ese equilibrio?
El tono de la película, que siempre es algo más abstracto, era muy importante para mí. Necesitaba que no cayera en el melodrama, que fuera muy cotidiano y que tuviera esa mezcla de humor y emoción. En la vida no hay una escena que sea solamente dramática o solamente divertida, sino que todo es más orgánico. El humor no es de gag ni de chiste, sino que surge por cómo se miran y cómo se tratan los personajes.
Cinco lobitos está funcionado en taquilla, ¿crees que parte del éxito se debe a su capacidad para apelar a distintas generaciones?
Sí, y era algo que no podía prever cuando la estaba escribiendo o montando. Yo tengo una conexión personal con la película y como espectadora veía cosas que me emocionaban, pero no podía imaginar la dimensión que iba a alcanzar. En los festivales, en los coloquios, en redes he visto cómo conecta con muchas personas (madres primerizas, chicos jóvenes, gente más mayor) y por razones que están por debajo de la trama superficial y eso es algo que no puedes fabricar. Es una peli pequeña pero con un gran boca-oreja, la típica que alguien te recomienda.