Reskate Studio

Espacios con mensaje

17 Noviembre 2022 Por Rosario Fernández
María López y Javier de Riba, miembros de Reskate Studio, subidos a una grúa en Grenoble (Francia)
María López y Javier de Riba, miembros de Reskate Studio, subidos a una grúa en Grenoble (Francia). © Cortesía de Reskate Studio

María y Javier dieron el salto del diseño al arte público con murales que les han llevado a diversas ciudades del mundo. Unas creaciones que, bajo el paraguas de Reskate Studio, buscan atraer miradas y remover conciencias al tiempo que refuerzan la identidad del lugar. La inspiración la encuentran en historias del pasado y las rescatan con la intención de mantener viva la memoria.

El nombre de su colectivo artístico resulta de la suma y adaptación de dos palabras que han marcado su trayectoria: rescate y skate. Y es que fue así precisamente cómo nació Reskate. María López (Donostia, 1980), que firma sus trabajos propios como Minuskula, y Javier de Riba (Barcelona, 1985) empezaron a colaborar en 2009 en un proyecto de reciclaje de monopatines en desuso. “Por aquel entonces recolectábamos tablas, las cortábamos por donde la madera aún estaba sana y las repartíamos entre ilustradores y pintores para que intervinieran sobre ellas. Nosotros éramos los comisarios y generábamos las gráficas que anunciaban cada exposición”, recuerdan.

De los monopatines a los murales. ¿Cómo ha evolucionado vuestro talento?
En la actualidad nos definimos como un estudio de arte especializado en cartelismo, muralismo y arte público. Hacemos trabajo de estudio en Barcelona y también fuera, pintando murales. De hecho, hemos llevado a cabo proyectos en Francia, Países Bajos, Alemania, Austria, Rumanía, Estados Unidos o China. Contamos con dos grandes líneas de trabajo. Una es el proyecto Reaction, en el que jugamos con una estética retro de cartelismo aplicado al mural; y la otra es el proyecto Harreman, en el que experimentamos con las capacidades expresivas de la pintura fotoluminiscente.

“Hay mucho terreno que recuperar en favor de la libertad creativa y la capacidad crítica del arte”

¿Y qué queda de Reskatebording, aquel proyecto inicial?
Como en cualquier oficio, con el tiempo se pulen técnicas y se disipan inseguridades. Ahora tenemos una visión más formada de lo que nos gusta. Con Reskateboarding aprendimos mucho y lo que queda son, sobre todo, buenos amigos en los que apoyarnos.

Reskate aúna los talentos de Javier y María. ¿Cómo os complementáis?
Ambos somos diseñadores gráficos y, aunque María está especializada en tipografía y Javi en ilustración, participamos y compartimos todas las partes del proceso. No tenemos una fórmula y, según el proyecto, funcionamos de una manera u otra. A veces uno tiene la idea y el otro crea los bocetos, que nos vamos pasando hasta que nos gusta a ambos. A la hora de elaborar los murales, los dos hacemos todas las tareas, desde trasladar el boceto al muro hasta realizar los acabados finales.

¿Siempre supisteis que os queríais dedicar al mundo del arte?
Sí, lo cierto es que siempre existió esa tendencia artística y con los años hemos visto cómo nos acercábamos cada vez más a ese tipo de proyectos.

¿Cómo entendéis vosotros el arte y qué momento creéis que vive?
En Reskate entendemos el arte como un reflejo de la sociedad. Ahora mismo tiende a compartir una visión individualista, poco comprometida y, a veces, algo frívola. Esta visión nos incita a trabajar en la dirección contraria: poner nuestro arte al servicio de preocupaciones colectivas, para visibilizarlas y marcarnos objetivos. Ciertos ataques a la libertad de expresión han hecho que se implemente la autocensura y se neutralicen los mensajes más ácidos. Hay mucho terreno que recuperar en favor de la libertad creativa y la capacidad crítica del arte.

¿Qué tiene que tener un proyecto para que lo aceptéis?
Es importante disponer de libertad creativa para ofrecer lo mejor de nosotros. Poder arriesgar con propuestas que generen un nuevo impacto. Las ciudades tienden al gris y a la neutralidad en vez de apostar por la diversidad. También es importante que los encargos estén alineados con nuestros valores, que sean proyectos sensibles con el medio ambiente y, sobre todo, respetuosos con los derechos humanos.

“Ponemos nuestro trabajo al servicio de un lugar, sumándonos a sus reivindicaciones o reforzando su identidad”

¿Y qué objetivos os planteáis a la hora de abordarlos?
Nuestra intención es atraer la mirada con una estética agradable y transmitir un mensaje que remueva conciencias. Ponemos nuestro trabajo al servicio de un lugar, sumándonos a sus reivindicaciones o reforzando su identidad. De igual manera, tratamos de aportar un factor diferencial a los espacios públicos, mejorándolos y haciéndolos más atractivos e inspiradores para la ciudadanía.

¿Cuáles son vuestras influencias y qué valores os mueven?
Nuestra formación se basa en el diseño gráfico, la ilustración y la tipografía, herramientas normalmente empleadas con objetivos comerciales que nosotros usamos para reconquistar el espacio público en favor del bien común. A menudo, encontramos inspiración en historias del pasado. Rescatarlas y ofrecerles una imagen que las pueda representar nos parece muy poderoso, ya que de este modo aprendemos del pasado y mantenemos viva la memoria. Acostumbramos a hablar de naturaleza, cultura popular y memoria histórica. Cuando pintamos en un lugar que tiene una lengua propia minorizada nos preocupamos por asegurarle su espacio, por ejemplo.

¿Qué aptitudes ha de tener alguien que quiera dedicarse al mundo del arte?
Ganas de aprender y horas que dedicar. El gran privilegio es tener tiempo y el gran reto es no aislarse. Es un trabajo que puede ser muy solitario y se suelen individualizar los problemas. Es importante tener y dar apoyo a otros compañeros de profesión y crear una red para compartir experiencias. De este modo, se protege el sector y se refuerza la calidad, tanto de las condiciones de trabajo como de los proyectos.

¿Qué proyecto ha marcado un antes y un después en vuestra carrera?
En 2015 nos propusieron hacer una residencia artística en Viena con el proyecto Reskateboarding. Aceptamos la invitación, pero decidimos plantear otro, uno en el que nosotros fuéramos 100% creadores. Hasta entonces nos habíamos mantenido en un papel más secundario y ya teníamos ganas de ser autores. De allí salió el proyecto Harreman, en el que trabajamos con pintura fotoluminiscente ofreciendo una segunda lectura de cada pieza en la oscuridad y con el que aún hoy viajamos por todo el mundo.

“Nos hace gracia pensar que con nuestros murales estamos lanzando mensajes a los arqueólogos del futuro”

¿Y cuáles tenéis en mente ahora?
Ahora queremos enriquecer el proyecto Reaction con murales, y obras impresas artesanalmente, con una estética de cartelismo retro que combinan ilustración y letterings con mensaje. También queremos hacer murales con lenguas minorizadas, como el asturiano, el aranés o el romaní. Estamos buscando localizaciones que estén interesadas en nuestro trabajo para poder realizar murales site-especific.

Para finalizar, si no os hubierais dedicado al mundo del diseño, ¿qué estaríais haciendo?
De pequeños ambos queríamos ser arqueólogos. Nos hace gracia pensar que con nuestros murales estamos lanzando mensajes a los arqueólogos del futuro, así sabrán qué preocupaba a la gente o qué idiomas se hablaban.