Hugo González de Oliveira
El sueño americano
Los sueños, a veces, nos aguardan a miles de kilómetros. Dejando atrás sus raíces, Hugo González de Oliveira voló a Estados Unidos para cumplir el suyo: convertirse en uno de los mejores nadadores del mundo. Tras su experiencia, reivindica el talento para la natación que hay en España al tiempo que reclama planes educativos que permitan compaginar los estudios y el deporte al más alto nivel.
Un día, Hugo González de Oliveira (Palma de Mallorca, 1999), tomo una difícil decisión: hacer las maletas y coger un vuelo a Estados Unidos. El nadador perseguía un sueño que, pasados los años, podemos decir se ha hecho realidad: instalarse en la élite de la natación mundial al tiempo que se labraba un futuro académico y profesional. Sus tres medallas en los Europeos de Budapest de 2021 —oro en 200 estilos, plata en 100 espalda y bronce en 50 espalda—, junto a su sexto puesto en la final de 100 espalda en los Juegos de Tokio, así lo acreditan. Ahora, Hugo solo piensa en el Mundial de Fukuoka (Japón) —del 14 al 30 de julio—, pero sin perder de vista su gran objetivo: los Juegos de París. “Queda un poquito más de un año, pero mis expectativas son máximas. En lo último que pienso es en relajarme”, afirma de forma rotunda.
Eres una de las grandes esperanzas de la natación española, ¿cómo llevas las expectativas que hay puestas en ti?
La verdad es que no las tengo en mente. Cuando te subes al poyete y dan la salida, solo estás tú, el agua y los entrenamientos que has hecho. En cualquier caso, si la gente tiene expectativas puestas en mí, yo encantado de intentar llevar la natación española lo más alto posible. Al final, ese es mi objetivo, porque cuando me tiro al agua no solo nado por mí, también represento a mi país. Las expectativas son geniales si se convierten en motivación.
Obtuviste grandes resultados a nivel júnior, pero tardaste en brillar a nivel absoluto, ¿por qué?
Viví una época de muchos cambios: cambié de país, de entrenador, de club… Pero estoy en el buen camino. Quiero seguir progresando y marcarme nuevos objetivos, en eso es en lo que estamos trabajando.
“Si la gente tiene expectativas puestas en mí, yo encantado de intentar llevar la natación española lo más alto posible”
¿Qué razones motivaron tu salto a Estados Unidos?
La razón principal fue que Estados Unidos es una potencia mundial en natación. Algunos nadadores españoles se iban para allá, así que empecé a valorar la idea. Sabía que Sergi López, medallista de bronce en Seúl 88, estaba de entrenador en una universidad americana, así que le pedí consejo. Su consejo fue que me fuera con él y eso hice. Buscaba una oportunidad, la de conseguir una beca que me permitiera compatibilizar mis estudios con la natación.
¿Qué habría que mejorar en España para que talentos de la natación como tú no tengan que marcharse fuera para progresar?
Creo que en Estados Unidos hay más paciencia que en España, dejan que los nadadores se desarrollen con el tiempo. Allí, numerosos nadadores que luego logran medallas en Juegos o Mundiales, progresan mucho entre los 18 y los 25 años, pero en España nos meten mucha prisa y nos exigen resultados pronto. La mayoría de nadadores que conozco que han dejado la natación lo han hecho porque no pueden compaginar los estudios con el deporte, así que lo que falta en España es un sistema que permita conciliar ambos mundos. Porque hay talento, hay nadadores y hay entrenadores, así que lo que falta es paciencia y un cambio de mentalidad.
Siempre has dicho que cuando llegaste a Estados Unidos y comenzaste a entrenar junto a nadadores como Ryan Murphy, Nathan Adrian o Ryan Hoffer, tu nivel mejoró. ¿Crees que el talento crece cuando conecta?
Sí, al final el talento se contagia. Cuando vine a Estados Unidos buscaba rodearme de gente que fuera mejor que yo para aprender lo máximo posible, lograr ponerme a su nivel y así mejorar. Cuando tienes los compañeros que yo he tenido, de los que he aprendido mucho durante estos años, hasta cierto punto resulta fácil.
“El talento se contagia. Cuando vine a Estados Unidos buscaba rodearme de gente que fuera mejor que yo para aprender lo máximo posible”
La natación es un deporte individual, pero te he escuchado más de una vez decir que para ti es un deporte de equipo. Explícanos a qué te refieres.
Me refiero a que yo no sería capaz de entrenar por mi cuenta, sin estar rodeado de mis compañeros. Durante la carrera estás tu solo, pero no me veo entrenando en soledad porque siempre me apoyo en mis compañeros para mejorar. Así que, aunque la natación parezca un deporte individual, para mí, en el fondo, es un deporte muy de equipo.
Pero cuando sales a la piscina y te subes al poyete estás tu sólo. En esos momentos, ¿en qué piensas?
Sinceramente, intento no pensar en nada [risas]. Hay tantas cosas que se te pueden pasar por la cabeza que lo mejor es no pensar en nada y que todo suceda de forma instintiva. Los nadadores pensamos mucho durante los entrenamientos, pero antes de una carrera lo que quieres es que el instinto tome el mando, que cuando den la salida todo salga de forma natural.
“Quiero dar mi mejor versión en París, llegar a la final y, una vez allí, pelear al máximo. En lo último que pienso ahora es en relajarme”
Si yo te digo esta palabra, París, seguida de un año, 2024, ¿qué pensamientos te vienen a la cabeza?
Pienso en las ganas que tengo de que lleguen ya los Juegos y en la ilusión que me hacen. Queda un poquito más de un año, pero mis expectativas son máximas. Quiero dar mi mejor versión, llegar a la final y, una vez allí, pelear al máximo. En lo último que pienso ahora es en relajarme [risas].
Y antes de París, a la vuelta de la esquina, está el Mundial de Fukuoka. ¿Con qué sensaciones llegas a esa cita?
Lo que quiero es mejorar. La natación es un deporte que se mide en centésimas y repetir marcas no le gusta a nadie, lo que quiero es rebajarlas. Me gustaría alcanzar una final, o varias, y pelear por los puestos de arriba. Mis sensaciones son buenas, creo que nunca había tenido tantas ganas de participar en un Mundial.
¿Qué talentos hay que tener para convertirse en un nadador de élite?
Te diría que lo más importante es tener pasión por la natación, que te guste lo que haces y que te guste estar en el agua. Otro punto fundamental son las ganas de mejorar cada día. Y el resto es disciplina, algo que resulta relativamente fácil si estás apasionado y motivado.