Rafaela Carrasco

Legado flamenco

16/01/2024 · Por Javi de Munck
La bailaora Rafaela Carrasco recibió el Premio Nacional de Danza a finales de 2023
La bailaora Rafaela Carrasco recibió el Premio Nacional de Danza a finales de 2023. © Miguel Garrote Rodriguez

Perseverar para avanzar. Avanzar para descubrir. Y descubrir para crear. Siguiendo estos pasos, la bailaora Rafaela Carrasco ha logrado ofrecer una visión propia del baile flamenco. En reconocimiento a ese legado, el pasado septiembre fue galardonada con el Premio Nacional de Danza 2023. Pero el afán por crear de la sevillana no se detiene y ya trabaja en su próximo gran espectáculo: ‘Creaviva, pensamiento impaciente’.

Los 35 años de carrera profesional de Rafaela Carrasco (Tomares, 1972) están plagados de singulares espectáculos en una continua búsqueda por reinventar la disciplina de su vida: el flamenco. Y es que su idilio con la danza no se puede explicar sin su constante y ferviente pasión por ir siempre un paso más allá. Su extenso currículum la ha convertido en un referente dentro de este género de la danza española, inspirando a nuevas hornadas de bailaores que sueñan con trabajar a su lado y marcando las nuevas tendencias del baile flamenco. Tras fundar su propia compañía en 2002, fue directora del Ballet Flamenco de Andalucía de 2013 a 2016 y ahora es catedrática de Baile Flamenco en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila de Madrid. A finales de 2023, el Ministerio de Cultura y Deporte reconoció su legado galardonándola con el Premio Nacional de Danza en la cateogría de Creación.

¿Cómo comenzó tu pasión por la danza?
Comencé a bailar con seis años en una academia de Tomares, un pueblecito de Sevilla, y me enganché. Al cumplir los ocho entré en la Escuela de Danza Matilde Coral de Sevilla, que es muy prestigiosa en el mundo del flamenco, y allí hice la carrera de clásico español y flamenco. Ya con 17 años entré a formar parte de la Compañía de Flamenco Mario Maya y el resto es historia.

Durante tu formación, ¿quiénes fueron tus referentes?
Aunque mi familia no proviene de una corriente de artistas, el flamenco siempre ha estado muy presente en mi casa. Asi que mis padres fueron mis primeros referentes. En el ámbito profesional, he tenido dos maestros: Matilde Coral y Mario Maya. Matilde me enseñó a bailar, me mostró las bases del flamenco y me brindó su amor por este arte. Y Mario me lo enseñó todo a nivel escénico. Me abrió un mundo enorme de conocimiento: los secretos del teatro, de la escena y del trabajo coreográfico.

“En este país se programa muy poca danza […] y las oportunidades para los jóvenes son muy escasas. No tienen sitios donde mostrar su trabajo”

Ahora, el referente eres tú. ¿Qué consejos le darías a esa nueva hornada de bailaores que sueña con vivir de la danza?
Tengo alumnos que ya están profesionalizándose y siempre les digo algo que a mí me ha marcado la pauta a seguir a lo largo de mi vida: hay que ponerse pequeñas metas e ir cumpliéndolas para lograr un objetivo a largo plazo. Es una carrera de fondo. Si tienes mucha pasión por esto, aguantarás el camino, que es muy largo. La clave está en tener formación, pasión y constancia.

¿Cuál crees que ha sido tu impacto en la danza española?
En mis 35 años de carrera he ejercido como docente, intérprete y creadora. Esos tres perfiles van combinándose y alternándose, pero creo que, quizás, donde estoy dejando un legado —o una forma personal de ver la creación flamenca— es en mis coreografías. Siempre me ha inquietado ofrecer una visión propia y diferente de la creación coreográfica del flamenco, y creo que ahí he podido aportar algo distinto, una línea de trabajo y una estética personal.

Más de una vez has manifestado que, en el flamenco tradicional, la esencia de los artistas es la individualidad. ¿El proceso creativo consiste en lograr diferenciarse de los demás?
El flamenco tradicional es un arte muy individual. Parte de la interpretación propia y es importante tener una personalidad que te diferencie de los demás, tener algo que contar. Cuando empecé a crear sentía la inquietud de ofrecer un concepto de la coreografía distinto al que había estado experimentando. A mí siempre me ha gustado mucho la danza contemporánea, no solo por el movimiento, sino por el concepto escénico: cómo utilizar el espacio a través de los cuerpos que van habitándolo. He intentado trasladarlo a mis creaciones usando el vocabulario del flamenco. Esa ha sido mi búsqueda y lo que ha diferenciado mi proceso creativo.

Cuando estás sobre un escenario, ¿qué sientes y qué te gustaría transmitir al público?
Yo intento ser lo más honesta posible con el trabajo que estoy haciendo en ese momento. A lo largo de una carrera artística, tus diferentes momentos vitales se ven reflejados en tus obras. Y eso solo ocurre, como te decía, si eres honesto con tu trabajo. También hace más fácil que el espectador realice un viaje de hora y cuarto contigo y conecte. Cuando se consigue es como tocar la luna [risas].

“El flamenco sigue vivo porque tiene la capacidad y la virtud de adaptarse, de recoger cosas de otras disciplinas y hacerlas suyas sin perder su identidad”

En el mundo de la danza en España, ¿podríamos decir que hay más talento que oportunidades?
Absolutamente. En este país se programa muy poca danza en los teatros. Si hablamos del flamenco, tan solo ocurre en festivales concretos. Las programaciones de los teatros tienen, a lo mejor, dos compañías de danza al año y ahí entran a pelear los diferentes géneros de la danza. Las oportunidades para los jóvenes son muy escasas. No tienen sitios donde ofrecer y mostrar su trabajo.

Pese a esa falta de oportunidades, ¿el baile flamenco sigue vivo?
El flamenco sigue vivo porque tiene la capacidad y la virtud de adaptarse, de recoger cosas de otras disciplinas y hacerlas suyas sin perder su identidad. Es el arte más vanguardista del mundo, siempre está en evolución. También deberíamos tener en cuenta que el flamenco es una disciplina muy emocional. No tienes que entender de flamenco para disfrutarlo, solo tienes que sentarte, observar y dejarte llevar. Eso le ha ayudado a perdurar en el tiempo.

“El talento tiene que estar preparado para aprovechar la oportunidad. Sin esfuerzo y constancia no sirve de nada”

Has recibido el Premio Nacional de Danza 2023 en la categoría de Creación. ¿Qué papel crees que ha jugado el talento en este reconocimiento?
El talento tiene que estar preparado para aprovechar la oportunidad. Sin esfuerzo y constancia no sirve de nada. Hay gente que no tiene la capacidad del trabajo diario y su talento se pierde. Algo parecido sucede a la inversa; aunque seas muy perseverante, necesitas ese punto de talento para ser completo. El talento y la constancia deben ir de la mano, creo que esa sinergia ha sido importante para recibir el premio.

Sabemos que estás preparando tu próximo proyecto: Creaviva, pensamiento impaciente. ¿Cómo afrontas este nuevo reto? ¿Qué puedes anticiparnos?
Es algo muy diferente para mí. Yo siempre trabajo con compañía y esta vez voy a ir sola con músicos. Quiero trabajar la soledad del creador, quiero mostrar y profundizar en esa soledad de horas y horas de estudio en búsqueda de algo. Creaviva invita a hacer un viaje interior a partir de las musas de la creación.